Carta ciudadana desde el Paraguay (190)

Luque, 19 de julio de 2009

Un sacamuela muy poco diplomático, recientemente nombrado embajador en Chile, fue pescado en flagrante en un festichola de alta temperatura, por lo que no recibió el placet correspondiente del Ministerio de RR.EE. para evitar otras metidas de pata de dicho ex senador liberal.  Un abogado oficioso, quizá pensando en algún jugo$o juicio por violación de privacidad (¿o se dice depravacidad?), sugirió que la cosa se podría arreglar judicialmente en algún pleito por  lo anteriormente dicho, pero según parece, el nombrado y rechazado ya tiró la toalla. 

Decía otro antiguo adagio —atribuido a Julio César— que “La mujer de César no sólo debe ser honesta… sino también parecerlo”.  Y de esto mismo se trata aquí.  No sólo ser íntegro, sino pareerlo y no caer en vulgaridades dignas de gamberros calientes.  Además, el candidato a embajador, aparte de no ser diplomático de carrera, tiene una familia, una bella esposa y ya cargaba antecedentes de “navegar” en pleno congreso por escabrosas páginas porno, haciendo dúo a su correligionario Jaeggli.

Y esto tampoco tendría nada de malo… si lo hiciera en la intimidad del hogar o incluso en su consultorio odontológico si lo tuviere.  ¡Pero en plena sesión del congreso ya pasa de castaño oscuro!  Esperemos que los candidatos a embajadores surjan de selecciones rigurosas —dando preferencia a doctores en relaciones internacionales, ciencias jurídicas y diplomacia, o a conocidos intelectuales que también podrían hacer un buen papel como representantes de la cultura nacional.

El error —a todas luces imperdonable—, es seleccionar por cuoteo partidario a tipos impresentables cuyo nivel académico, si lo tuviese, ronda en lo elemental y ajeno a tal misión.  ¿O acaso no sería mejor un Villagra Marsal que un dentista, por más eficiente que fuera como sacamuelas?  A decir verdad ello explicaría el por qué no tenemos una academia de altos estudios diplomáticos y de derecho internacional… y nuestros diplomáticos —con honrosas excepciones— sean tan cuadrados e inútiles para trabajar en pro del país.

El escandalete de baja estofa que se diera con las publicaciones, a decir verdad no tuvo razón de ser, ya que bastaba con un toque de atención en privado.  Quien esto escribe no es amigo de escándalos que sólo delatan la doble moral farisaica de esta sociedad.  Mas es obvio que los de la cancillería deben objetar “nombramientos” de cariz político que no sirvan a los intereses de la nación.  Los candidatos a embajadores y cónsules deben pasar por un fino  tamiz de inteligencia, antes que por “recomendaciones” o, como hacen algunos, enviar a algunos políticos incómodos para sacárselos de encima a costas del presupuesto nacional.

Chester Swann Ex periodista, cantautor, escritor y diseñador gráfico, entre otras maneras de perder tiempo sin perecer en el intento.

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