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Carta ciudadana desde el Paraguay (216)

Luque, 24 de agosto de 2009

El filósofo Perogrullo del Valle sigue insistiendo en que todas las teorías del mundo vienen a morir en el Paraguay. Dadas las circunstancias que nos agobian, hasta podría llegar a creer en dicha premisa, que gracias a los gobernantes que juegan a perdedor en el ajedrez mundial, estamos como estamos y seguiremos así por mucho tiempo, al menos hasta que despertemos de nuestra ensoñación y marasmo siestero tropical.

En lugar de tirar millones de dólares de divisas en combustibles fósiles importados, nos hubiese ido mejor invertirlos en electrificar transportes y extender líneas de transmisión por todo el país. Pareciera que los gobiernos nos imponen una suerte de dependencia de lo externo, cuando aquí tenemos fuentes de energía limpia y encima renovable. Tenemos sol en abundancia y llanuras ventosas para generadores eólicos y solares, y ¡ni hablar de las hidroeléctricas que me quedo corto!

El futuro está aquí, a nuestro lado y nosotros perdemos tiempo desviando la mirada al pasado, como buscando no sé qué cosa, que se nos perdió en los meandros de la historia. ¿Habrá, en algún libro de récords Guiness alguna muestra mayor de estupidez colectiva? Por muchos años nos hemos negado al conocimiento científico, a la investigación y al desarrollo de tecnologías apropiadas y sustentables, para importar máquinas y combustibles de alto impacto ambiental y contribuir al calentamiento global, como rebaño de bobos complacientes. Creo que es hora de reflexionar al respecto que bien lo haremos.

Creo que tenemos suficiente riqueza energética como para mendigar carroña de dinosaurios del exterior con créditos leoninos. Las transnacionales del petróleo imponen su ley a los pusilánimes y a los ignorantes. Tanto con el sistema de transportes por carretera, combustibles y motores de combustión interna, que a los diez años es chatarra. En vez de llo podríamos ir imaginando —que por algo se empieza— trenes eléctricos de alta velocidad, cómodos y limpios, trolley-buses urbanos, silenciosos y no contaminantes, autos movidos con electricidad y cocinas de bajo consumo con inducción magnética… en fin. ¿Por qué no? ¿Es acaso esto cosa de otro mundo?

Nuestra mediterraneidad no debiera ser un impedimento; antes bien, es una magnífica oportunidad para desarrollar conocimientos en eficiencia de servicios, consultorías financieras y… aerobarcos deslizantes cmo los ekranoplanos rusos de gran porte que “vuelan” sobre lagos, ríos, mares y hasta sobre la superficie terrestre a alta velocidad, sin problemas de calado. Un ekranoplano utiliza el llamado “efecto suelo” para sustentarse y no necesita pistas especiales, pero puede transportar hasta 800 toneladas en pocas horas por nuestras hidrovías. 

En fin, sugiero que nuestros tecnócratas sean más creativos y dejen de hacer políticas “parches” de una buena vez, que tenemos lo necesario para entrar al siglo XXI y modernizarnos en forma autónoma, sin depender de caca de dinosaurios ni chatarra importada para seguir siendo estado-mendigo y nada más.

Chester Swann Ex periodista, cantautor, escritor y diseñador gráfico, entre otras maneras de perder tiempo sin perecer en el intento.

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