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Carta ciudadana desde el Paraguay (226)

Luque, Paraguay, 09 de octubre de 2009

Desde Nicanor Duarte el egregio chapucero de fortuna, al actual presidente paraclerical, han propuesto reformas o enmiendas constitucionales, con el no muy disimulado afán de incluir la reelección. Espero que nuestro pueblo y sus “representantes” no muerdan el caramelo envenenado. Es más. Quien esto escribe es acérrimo partidario de una reforma constitucional que llene las lagunas de la actual, como el voto de los paraguayos residentes en el exterior entre otras. Pero rechaza en forma terminante las reelecciones y desearía incluir esta cláusula en los tres poderes: el ejecutivo, la judicatura y la legislatura. 

Nadie debería eternizarse en el ejercicio de un poder meramente administrativo, sino que se deba renovar constantemente dicho ejercicio. Ni en los clubes, comisiones de barrio, cooperativas, municipios o gobernaciones debería haber reelecciones, sino una rotación de gente con vocación de servicio a la patria. Tampoco debería haber privilegios para nadie, tal como corresponde en una república que se precie de tal. En todo caso, los fueros deben ser ejercidos por el ciudadano de a pie.

Todos los ciudadanos capaces deben tener la oportunidad de participar en los cargos electivos y si hay conformidad con su gestión, podrían postularse nuevamente pero no en períodos consecutivos ya que esto e permitiría abusar de los recursos públicos en pro de su candidatura. Ya tuvimos harta experiencia de reelecciones durante el larguísimo período de la “segunda reconstrucción”.

El pretexto esgrimido por algunos aspirantes al “rekutu”, es el remanido de seguir “trabajando” para completar su proyecto. Esto se debe a que no existe un Consejo de Estado que desarrolle planes estratégicos, como Itamaraty del Brasil o el CFR de los Estados Unidos, donde se trazan planes y estrategias a mediano y largo plazo, que cualquier gobierno debe dar continuidad, sea de la facción que fuere.

Acá todo se hace por intereses sectoriales y eso se nota en los municipios, donde tras cada alternancia se deshacen las obras del anterior partido. No. Creo que se deben elaborar políticas públicas que deban ser ejecutadas por etapas, esté quien esté en el gobierno. Eso sería una verdadera república, donde el interés nacional esté por encima del partidario. Pero si seguimos como seguimos, no faltarán quienes se crean “indispensables” para seguir siendo reelectos sine die. Un estadista piensa en los próximos veinte años; un político en las próximas elecciones y nada más.

Un partido que desee continuidad, debería elegir entre sus mejores hombres o mujeres al sucesor en una interna y hacer el recambio generacional. Ya terminó la nefasta era de los caudillos providemenciales, los iluminados, los entorchados y los “indispensables”. Todos debemos asumir responsabilidades para con la patria y nadie debería hacer carrera vitalicia dentro del estado, salvo los funcionarios de servicios que también deben capacitarse y ser contratados al menos durante tres años seguidos, antes de ser confirmados como permanentes, tras haber demostrado capacidad, honestidad y excelencia. También reclamo la muy necesaria cláusula de la Revocatoria de mandato para los réprobos que no honren a sus responsabilidades y lucren con sus cargos indebidamente.

Y será justicia.

Chester Swann Ex periodista, cantautor, escritor y diseñador gráfico, entre otras maneras de perder tiempo sin perecer en el intento.

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