Histerias Breves IV
Chester Swann

Al lector: 

Ante el desafío irreprimible de continuar la serie de cuentos cortos de ficción, titulada: Selecciones Indigestas de Histerias Breves, iniciada, con “Cuentos para no dormir” (1996), “Cuentos para no soñar” (1997) y “Cuentos para no despertar” (1998), estoy afilando las teclas del ordenador nuevamente para ajetrearlas sobre ideas que han ido surgiendo tras una prolongada pausa en la que me dio por redactar novelas, más o menos largas aunque no tanto. 

Siempre me ha impactado el “síndrome de la página en blanco”, cuando me inicié en este excitante oficio con una modesta Olivetti “Lettera 22”, allá por los años de 1976 y aprendiendo el metièr sobre la marcha, por lo que me volqué a la escritura electrónica para obviarlo, luego de adquirir mi primera Macintosh Classic de modestas prestaciones, pero muy guapa y duradera, en 1993.

Militaba en mis inicios como incipiente  periodista en  el diario asunceno ABC Color (1977), como dibujante humorista e ilustrador, pero se me hacía cuesta arriba escribir, pese a tener algunas ideas y vocación de comunicador, antes que de “artista”.  Y relato esto porque, aunque aprendí a manejar diversos lenguajes expresivos, no puedo imaginar otro arte que no sea el comunicar ideas, conceptos, plantear interrogantes o compartir vivencias.  El mero hecho de hacer música, poesía, literatura de ficción, pintura, escultura o, simplemente teatro actoral con fines de entretenimiento vacuo, es rechazado visceralmente por mi conciencia, salvo el hecho de tener algo que decir.

Tras el implacable avance del nuevo siglo, e incrédulo ante las macabras profecías que anunciaban un Y2K informático, comencé a escribir novelas, breves como tanga carioca o cerebro de político, para asesinar al tiempo antes que éste hiciera lo mismo con este servidor, que un cambio de siglo no es moco de pavo y, peor aún un paso a otro milenio, que de eso se trataba con la exhumación de las cuartetas centuriales de Nostradamus.

Intuí que el tener las cifras de año con dos dígitos no podría provocar el pánico informático, porque las máquinas tienen su propia lógica, y que toda esa agorería no pasaba de un marketing planificado para vender antídotos contra el “efecto Y2K”, y programas para contrarrestarlo, como efectivamente sucedió.  Llegó el temido año 2000 y… nada.  Desde entonces, soy fiel seguidor de Mac, aunque Bill Gates intente hacernos creer que Windows es lo máximo.

De todos modos, voy a proseguir con estas breves sagas en este cuarto volumen de Cuentos Inenarrables, para salir un poco de las novelas, que, si bien me han dado satisfacciones, la mayoría de ellas permanecen aún inéditas, pero en la página web de este servidor www.tetraskelion.org, y en otras como www.salazarte.org, del Centro Cultural de España “Juan de Salazar”, tendrán un lugarcito como producto de una nueva narrativa paraguaya.

Por tanto, decidí no hacer más de lo mismo, y volcarme a lo diferente e inesperado.  Y esto es válido para cuanto ha salido de mis manos y mente, actualmente en  http://www.tetraskelion.org para lo que gusten mandar.

Espero satisfagan estas dieciséis metáforas del desafuero humano y el necesario condimento irreverencial que es inherente al mismo, como pulga al perro o cura a la capilla.   Sin más, que lo breve es dos veces bueno, os dejo para que meditéis las dos mil y una maneras de disparar tiros al aire… y errar.  

Chester  Swann, noviembre de 2006

Chester Swann
Selecciones Indigestas
de Histerias Breves IV
Cuentos Inenarrables para Psicóticos Procaces e Insaciables
Luque, Paraguay — 2006

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