El planeta Tierra está en un proceso histórico crucial, en curso de colisión con los valores humanistas que fingieron respetar desde la ONU; hacia la esclavitud feudal de las naciones periféricas en manos de corporaciones transnacionales de rostros invisibles. No es que uno sea “conspiranoico” como acusan los desinformados; pero la ausencia de informaciones en las páginas y pantallas de la prensa no significa que los hechos no ocurran. La única verdad es la realidad, aunque la gran prensa mundial guarde silencio al respecto ―como intentando tapar al sol con un dedo―, distrayendo a la opinión pública con pavadas y morbo a la carta. Hay grandes indicios de que justamente la prensa mundial esté implicada en la tergiversación de la realidad.
Existe un plan en marcha de globalizar las naciones bajo un gobierno mundial cuyo lema había pasado desapercibido desde los tiempos de Hitler y resucitado en la era Bush, denominado
Nuevo Orden Mundial (New World order). Esto no es ningún secreto, pero muy pocos conocemos sus alcances, justamente porque la gente común está obnubilada por lo inmediato y no ve más allá de sus narices.
Los que estamos alertas ante la amenaza del Nuevo Orden sabemos que existen instancias ―ajenas a los estados y gobiernos, y que se mueven como gnomos en la sombra―, manipulando la economía, produciendo crisis de inseguridad pública y escasez de alimentos, contaminando suelos, robando recursos ajenos, haciendo guerras “contra el terrorismo”, legalizando la tortura y vaciando de contenido a la educación y la cultura humanista.
Todos saben que eso es real, pero una gran mayoría supone que son sucesos no premeditados, o al menos aleatorios y no vinculantes. De hecho ya existe un embrión del gobierno mundial en las sombras, aunque creamos que nuestros presidentes (incluido el de los propios Estados Unidos, que preside pero no gobierna), o representantes electos, sean autónomos y nuestras naciones soberanas. Los papeles de transferencia de soberanía ya están listos para ser firmados, sin reclamaciones posteriores, como el tratado de Itaipú.
En plena Guerra Fría, en 1954 para ser más precisos, se fundó a instancias del MI6 y del príncipe Bernhard De Lippe, consorte de la reina de Holanda, el
Bilderberg Meeting, tomando el nombre del Hotel Bilderberg situado en Oosterbeek, Holanda donde se celebrò la reunión fundacional. Este selecto “club” engloba a las elites de los países ricos, miembros de las casas reales de Europa, industriales, primeros ministros, dueños de medios masivos, políticos de alto coturno y uno que otro científico, además de invitados especiales afines a sus ideas. Las organizaciones que lo secundan son, a saber: Asociación Americana para las Naciones Unidas (UNAA); Unión Atlántica (AU); Consejo de Educación General (CGE); Council of Foreign Relations (CFR); Federación de Gobiernos Mundiales (WGF); Consejo de la Población (CP); Instituto para el Orden Mundial (WOI); La Comisión Trilateral: Federalistas Internacionales Unidos UIF; Instituto Tavistock (Reino Unido); Club de Roma; Club de París; FMI, BM y BID, entre otras instancias, bien eclipsadas a la opinión pública gracias al silencio cómplice de la prensa internacional.
Estos grupos están asesorados por el MI5, MI6, CIA, Mossad y otros servicios de inteligencia que actúan haciendo los trabajos sucios en nuestros países: desestabilización política, crisis económicas, violencia urbana callejera, hambrunas teledirigidas y otras maneras de mover el piso a los insumisos a sus mandatos.
En esta lista se hallan Mohammed Mossadegh (Irán, 1952), Jacobo Arbenz (Guatemala, 1954), Juan D. Perón (1955), Federico Chávez (1954), João Goulart (1964), Jaime Roldós (asesinado en 1966), Salvador Allende (1973), Omar Torrijos (asesinado en 1979), y suman y siguen las víctimas de los sicarios del poder económico hasta nuestros días. Todo está documentado en el libro de John Perkins “Confessions of an Economic Hitman” (Confesiones de un Sicario Económico), relatado en primera voz por un ex sicario de empresas petroleras y aliado de la CIA.
Como puede verse, la prensa ha distorsionado estos episodios, banalizádolos, convirtiéndolos en noticias aisladas de contexto, ajenas a todo análisis de causas y efectos. Nunca, al menos que yo sepa, se hizo eco de los escuadrones de la muerte de América Central, dirigidos y organizados desde las embajadas americanas del Caribe por John Dimitri Negroponte entre 1970 a 1985. Todo para sembrar las semillas de la Globalización salvaje en cierne. La meta del
Club Bilderberg, es tener cautivas a todas las naciones en 2050, pero con gobiernos
corporativos; lo que es decir, no electos democráticamente, sino teledirigidos desde una criptocracia de la que no tendremos ni idea.
Es cierto que muchos no llegaremos a ver ese estado orwelliano de pesadilla, pero ¿Y nuestro hijos y nietos? ¿Consentiremos que sean esclavizados por los nuevos Señores Feudales del mundo?
Dejo esta pregunta flotando en el aire. Tenemos tres alternativas: resistir, prostituirnos o dejarnos morir de hambre. Es cuestión de elegir
ahora, pero será lo último que elijamos una vez instaurado el Nuevo Orden. Mas para hacer una elección correcta, debemos ser sujetos y partícipes de la historia, desechando a los políticos nativos vendidos al globalismo neoliberal. Para ello, debemos conquistar la soberanía popular participativa.
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