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Carta ciudadana desde el Paraguay (249)

 

¿Fuerza bruta o Inteligencia? Una disyuntiva de ¿acero?
Busca una mente brillante… con la linterna de Diógenes: Chester Swann

Luque, Paraguay, 12 de noviembre de 2009

La errática actuación del gobierno en el caso Zavala, el EPP y las “zonas liberadas” no tiene parangón en nuestra historia de gazapos y metidas de pata de los tres poderes.  Resulta obvio que los grupos delictivos más o menos organizados, se disfracen de guerrilleros a fin de que, si son capturados eventualmente, pongan cara de yo-no-fui y aleguen “persecución política” para eludir responsabilidades. 

Al menos con los colorados la cosa resultaba —cuando eran pillados haciendo travesuras administrativas pro bolsillo—, y alegaban ser “perseguidos políticamente”.  ¿Recuerda usted?  Ahora se repite el clásico esquema de la “segunda reconstrucción” en forma mediática.

Este escriba apela a su memoria y a sus archivos implacables, recordando que la dura policía de Stroessner (que es la misma que ahora nos “protege”) prefería recurrir a la ley de la cachiporra, a soplones de baja estofa y delatores de pelo y medio —sobre todo en las plantas de sus extremismos inferiores—, para “encausar” opositores, secuestrarlos, desaparecerlos, o diluir manifestaciones disidentes.  Nada nuevo bajo el sol o la luna.

Éstos, desde el ministro de lo Interior para abajo (o hacia arriba también ¿por qué no?), parecen ignorar los avances en la ciencia que ya Sun Tzu elaboró —hace casi tres milenios—: El Arte de la Guerra.  “Toda guerra —dice, o decía, el estratega chino— se basa en el engaño y contraengaño; en la inteligencia y contrainteligencia, más que en las armas y la fuerza”.  Pero estos políticos de salón, estos oficiales de campo de armas llevar, creen que el número y la fuerza bruta desalientan al crimen y el garrote al oprimido.  Nada más falso.

La ostensividad de los uniformes es apenas una advertencia para alejarse a costas sin moros; no para desistir de propósitos non sanctos.  La militarización de la policía civil ya fue probada —con poco o nulo éxito— en Atenas, Roma y cuantas imbecivilizaciones vinieron después.  El crimen, organizado o individual, siempre buscará la manera de sobrepasar a la fuerza bruta; pero es la inteligencia lo único que puede hacerle frente.

Pero ésta debe ser utilizada en función a la mente criminal.  Es decir, un individuo inteligente (del lado de la ley, claro) debe pensar como lo haría un delincuente, o varios y contra-actuar en consecuencia.  La psicología criminal patológica, salvo casos específicos de enriquecerse por la vía rápida desde el poder, está harto estudiada por especialistas.  Tanto psiquíatras como criminalistas científicos y médicos forenses deben formar equipos que estudien el comportamiento social y teorizar sobre las vías hacia la delincuencia en una sociedad dada de acuerdo a la coyuntura imperante.

La militarización de la seguridad pública es un error clásico de políticos cortos de lápiz y sin formación en psicología u otras herramientas científicas.  Lamentablemente, son éstos quienes deciden las acciones u omisiones —que también se dan a menudo— en las operaciones de previsión, contención o represión del delito.  Además, existe tecnología satelital GPS y sistemas de vigilancia controlados a distancia, que permitirían localizar bienes muebles hurtados o personas plagiadas en poco tiempo.  Me extraña que no se hayan apelado a estas herramientas y optado por el armamentismo y la exhibición de matonismo y brutalidad policial en el campo.

Pero supongo que estamos lejos aún de la inteligencia y cada vez más cerca de la violencia nuestra de cada día… a causa de que se está acabando el pan y ya no tenemos a quién rezar para no caer en la tentación del Mal, amén.

Chester Swann Ex periodista, cantautor, escritor y diseñador gráfico, entre otras maneras de perder tiempo sin perecer en el intento.

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