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Carta ciudadana desde el Paraguay (269)

 

¿Cuándo habrá veda para la pesca en río revuelto?
Recoge su red y sus espineles vacíos: Chester Swann

Luque, Paraguay, 8 de diciembre de 2009

Es notoria la afición por la pesca en el Paraguay, aún en tiempos de veda. Quizá por ser una forma de manducar proteínas baratas con bajo riesgo de colesterol, aunque nuestros antepasados lo desconocían. En los procelosos y turbulentos tiempos transcurridos desde la conquista, se adquirió la poco sana (pero rentable a corto plazo) costumbre de pescar en río revuelto; que según las antiguas consejas “es ganancia casi segura de pescadores”.

Esta digresión viene a cuento a causa de una profesión adquirida a bajo costo y sin quemar pestañas ni ajetrear neuronas: la de político (así en singular y genérico). Y éste, profesional de la matufia si los hay, se especializa justamente en este tipo de pesca, la que no está exenta de la pesca de oportunidades al margen. 

Si bien tras la ruptura con Fernando VII en 1811 produjo políticos, por entonces no había corporación alguna que los aglutine en torno a la pesca, vedada por más de 26 años a causa de la dictadura del Karaíguazu (Gran Señor), Gaspar R. de Francia. Tampoco los López ―sucesores de aquél pero algo menos duros―, admitieron a nadie que les hiciera sombra… hasta la hecatombe de 1865/70, en que, gracias a la ocupación militar aliada, se pudo crear corporaciones de pescadores de río revuelto, denominadas “partidos”. 

Varios pescadores se unieron a los gremios autorizados formando dos grupos, identificados con trapos azules y rojos, y se apoderaron de esa cosa frágil llamada “democracia”, usada como carnada para incautos, intentando cada corporación adueñarse de ella en exclusividad. Así comenzó la cosa. Con una constitución (1870), copiada de los porteños, que penaba doblemente el robo de una vaca, minimizando un homicidio, por ejemplo.

Con sendas conspiraciones, cuartelazos y “revoluciones” se desperdiciaron varios años de las primeras décadas del siglo XX. No contentos con ello, dieron en menudear sicofantes, chantas, coroneles golpistas, ganapanes, operadores y otras lindezas poco democráticas… hasta la guerra del Chaco. La contienda contra un adversario común aglutinó al país, y los políticos dejaron de lado sus rencillas por breve tiempo.

Lamentablemente, a poco de terminar la guerra internacional, la pesca en río revuelto volvió a por sus fueros en 1936… y desde entonces sigue tan campante. La última convención de una de la cofradías de río revuelto planeaba un juicio político al actual presidente, en la esperanza de pesca provechosa tras su destitución. Aún no sé que resultados (fehacientess, no mediáticos) obtuvo la tal convención, pero de seguro la pesca será pobre por ahora.

Los otros identificados por el azul metileno están en plan de pescadores, pero tan divididos que no se avizoran presas sustanciosas para todos y ―pese a estar revuelto el río epónimo―, los peces están huidizos hoy por hoy. Pese a la actual veda pesquera, èsta solo rige en los ríos Paraguay y Paraná por poco tiempo más; pero la pesca en el río revuelto no tiene visas de ser vedada en mucho tiempo. Sólo que por ahora, hay más gremios de tales pescadores y no hay modo ―por ahora al menos― de detener esa pesca ilegal, salvo que se cambien las reglas del juego político, constitución mediante. Pero para entonces, ya no habrán carnadas, anzuelos ni espineles… ni besugos.

Chester Swann Ex periodista, cantautor, escritor y diseñador gráfico, entre otras maneras de perder tiempo sin perecer en el intento.

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