Carta ciudadana desde el Paraguay (223) |
El crimen... ¿tiene premio? Busca la quinta pata al chacal de la segunda reconstrucción: Chester Swann |
Luque, Paraguay, 04 de octubre de 2009 |
Después de más de veinte años de espera, nos enteramos que los criminales verdugos de la segunda reconstrucción, no sólo no han pagado sus crímenes, sino que aún siguen percibiendo sus haberes de retiro. Esto sólo puede haber pasado en este país esponja, llamado Paraguay, que se chupa todo lo vivido durante casi sesenta años de coloradismo. Y muchos deudos de los militares implicados en las represiones también siguen percibiendo sus haberes como si nada hubiera ocurrido. Otro problema ucrónico del Paraguay, es que el pasado siempre está presente y hasta atreviéndose con el futuro; aunque aparentemente no colisione con la lógica ni se paren los relojes de la historia. Tampoco los almanaques se dan por enterados de los conservadores que por aquí abundan y se empeñan en detener al tiempo con saña y denuedo. Cantero, Lucilo Benítez, Eusebio Torres, Camilo Almada y otros “sacrificados” servidores del terrorismo de estado, siguen cobrando sus haberes y hasta eluden pagar sus culpas como merecerían. Y hay muchos que ni siquiera fueron encausados por sus acciones y siguen tan campantes. Incluso hay una calle de Luque que lleva el nombre del sádico general Francisco Britez Borges, ex jefe de policía y uno de los perros de presa del régimen anterior. Tras estas reflexiones sólo queda por deducir que en este país el crimen paga y que el holocausto urdido por los cerebros pentagonales del Plan Cóndor queda en la nada, debiendo nosotros los contribuyentes, resarcir a las víctimas —o a sus familiares— por esos crímenes de lesa humanidad. Ahora lo único que nos faltaría para redondear la bola, es bautizar a alguna calle de Santaní con el nombre de Pastor Coronel o Iván Evreinoff; o alguna calle de Santa Elena con los nombres de Irrazábal, Schreiber, Grau o Patricio Colmán. Hoy por hoy en el Paraguay es secreto a gritos la corrupción cancerosa que carcome a la policía y sus ligaiones con el hampa, pese a las promesas de sus jefes de turno de combatirla y de institucionalizar a los agentes del orden. Algo imposible, ya que todos sus jefes son fusibles y a su vez esconden muchos secretos inconfesables, que los obligan a seguir “trabajando” para proteger a los malevos —salvo a quienes no aporten a la corona— y cerrar ojos al contrabando en las fronteras. Sí. En el Paraguay el crimen paga y ahora nuestra policía se dedica al narcotráfico, “protección” de mafiosos, asaltos a la carta y secuestros por medio de sicarios, a falta de comunistas que reprimir, “hacer su sueldo” y para no perder la forma. ¿Será que nos hemos equivocado de país al nacer? |
Chester Swann Ex periodista, cantautor, escritor y diseñador gráfico, entre otras maneras de perder tiempo sin perecer en el intento. |
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