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Carta ciudadana desde el Paraguay (275)
Trata de descifrar lo indescifrable de la historia actual: Chester Swann
Luque, Paraguay, 17 de diciembre de 2009
Sesión del Senado del Brasil el día 14 de diciembre.
El pleno del Senado brasileño aprobó hoy el protocolo de adhesión de Venezuela al Mercosur, con lo que puso fin a más de dos años de polémicas parlamentarias.
El último debate sobre el protocolo concluyó con 35 votos a favor y 27 en contra, lo que deja ahora el asunto pendiente de trámite en el Congreso paraguayo, del que ha sido retirado temporalmente de la pauta por el Gobierno de Fernando Lugo, tras percibir que podría ser rechazado por la mayoría opositora.
Ayer, el senado de la República Federativa del Brasil ha resuelto por fin dar luz verde al ingreso de Venezuela al Mercosur, pese a la demonización liberal-conservadora del atrabiliario teniente coronel bolivariano. Esto es una muestra de que el Brasil ya no estará alineado a ésos que quieren arrebatarle la Amazonia y prefiere tener un aliado a su lado, antes que un adversario. La base norteamericana de Palanquero (Colombia) ha sido tal vez el botón de alarma del Brasil.
Desde esa base, capaz de albergar aviones de gran porte como los C 17, Galaxy y otros similares —de acuerdo a un documento secreto de la U.S.A.F. (borrador, ahora modificado del tratado con Uribe), se tendrá a tiro de piedra toda la América del Sur, casi hasta el cabo de Hornos— y bien podría lanzarse una fuerza invasora sobre cualquier punto codiciado de nuestro continente, y Lula lo sabe.
He recibido en mi e-mail el capítulo de un libro de geografía del 6º grado de U.S.A. donde se afirma (con mapa y todo) que la región Amazónica NO forma parte del Brasil, sino que es “patrimonio mundial, porque esa región está rodeada de países atrasados, narcotraficantes e inestables”. Un año antes, en una entrevista al ministro de educación Cristovão Buarque en los Estados Unidos, le preguntaron si aceptaría que la Amazonia fuese patrimonio Universal, a lo que Buarque respondió: “Como ciudadano del mundo, aceptaría que la Amazonia sea patrimonio de la humanidad; así como la Estatua de la Libertad, los pozos petrolíferos de Texas, New Jersey y Pennsylvania, el estado de Alaska, las islas Hawaii, la Torre Eiffel, Los dos océanos principales, la ciudad de Nueva York y las Naciones Unidas. Pero, como brasileño, repondo que la amazonia es sólo nuestra y nada más que nuestra…”
Incluso por ese entonces, Lula envió tropas de elite a Vietnam para adiestrarse en guerra de guerrillas y las exitosas tácticas de los Viet Congs; tal vez previendo que los Estados unidos tendrían a la Amazonia como futuro blanco de sus intereses corporativos. No en balde tienen ya siete bases en Colombia, una en Honduras (Palmerola), en Panamà y en el Perú, aunque no creo que tengan ninguna en el Paraguay, aunque ganas no les faltan.
Los brasileños, pese a sus diferencias ideológicas de entrecasa, lo pensaron bien. Ante la cercanía de un futuro enemigo potencial —más geófago que el Brasil, más cruel y depredador que los bandeirantes de Raposo Tavares— sería preferible tener aliados allí nomás en su frontera amazónica y Chávez ha demostrado ser amigo de los latinos más que de los anglosajones, lo que apuró la decisión del congreso del Brasil.
Este escriba sigue con atención los avatares de la historia contemporánea y también conoce las ocultas intenciones de los sobrinos del tío ése, que no dudarán en conquistar los recursos que abundan en nuestro contienente, por la persuación, por la sobornización de los gobiernos… o por la fuerza bruta. Tal vez Lula haya leído al Martín Fierro y prefiere que los hermanos no peleen entre sí, para que no los devoren los de ajuera. ¿Me explico?
Antes, en la época de los años de plomo de la Guerra Fría, la cosa era entre el oeste versus este. Ahora, se viene otra, más caliente, con un cambio de puntos cardinales. Es decir, norte contra sur y nosotros aún no sabemos de qué lado estaremos cuando eso suceda. ¿O sí?
