Carta ciudadana desde el Paraguay (219) |
¿A quiénes se está fumigando, en nombre del progreso y la producción? Como la hierba mala, siempre vive y escribe: Chester Swann |
Luque, Paraguay, 22 de setiembre de 2009 |
Hoy, día aniversario de la batalla de Curupayty, en que nuestros 59 artilleros dieron buena cuenta del ejército invasor en 1866; se me ocurre que ahora el invasor nos está cañoneando con glifosato. Aquí nomás, desde las intocables fronteras fortificadas de sus sojales, enquistados en nuestra patria sojuzgada por los neobandeirantes llamados brasiguayos. Y la muerte de decena y media de ciudadanos a causa de esto llama a nuestras conciencias a reaccionar. ¿O acaso piensan acabar con los paraguayos como a la mala hierba, rociándolos con agrotóxicos importados, generalmente de contrabando? Nuestros ingenuos campesinos claman por una “franja de seguridad” pero olvidan que los aviones y el viento no respetarán linderos, ni siquiera de tener éstas cien metros de ancho. Lo más acertado sería suprimir no sólo los agrotóxicos y otros agroquímicos, sino también las semillas transgénicas y buscar otras alternativas más justas, más éticas y menos contaminantes. No debemos olvidar que las siembras transgénicas requieren cada vez mayores cantidades de químicos, a medida que van desarrollando tolerancia a éstos y se envenena la tierra y las aguas superficiales y subterráneas de nuestros acuíferos. Todo esto, sin contar los cambios climáticos, alteración del régimen de lluvias, la desaparición de pájaros e insectos polinizadores y el sacrificio de la flora atlántica condenada a ser convertida en carbón para llenar ajenas faltriqueras. Quienes apoyamos este proyecto de cambio esperábamos mayor firmeza en cuanto al tema del imagro —impuesto a las grandes propiedades— y la detención de la devastación de nuestros últimos bosques en aras del lucro ajeno. ¿Acaso estos mercenarios de las multinacionales de la soja van a restablecer o paliar los daños hechos a nuestros bosques, fauna y medio ambiente? ¡NO! Se limitarán a seguir cultivando y cosechando hasta que la tierra no sirva más que para pasturas ralas y las volverán a vender erosionadas y ya inútiles para todo. Tampoco serán reforestadas ni regeneradas ni devolverán la pureza a nuestras aguas subterráneas. Simplemente se irán con su sucio dinero a otra parte. Se irán, dejando un país devastado, envenenado y yermo… si este gobierno no endurece las leyes ambientales de una buena vez y aplica impuestos a la tenencia de latifundios, como para desalentar a los señores feudales del siglo XXI. Irán a otra parte, abandonando como algo descartable a esa tierra que hizo sus fortunas y recibió a cambio veneno y esterilidad. Es altamente probable que los “inspectores” que verificarán las causas de las muertes de indígenas y campesinos reciban “ofertas” de los autores a fin de que sus dictámenes no incriminen a los “productores”. Todo puede esperarse de los dirigentes de la patria sojera y sus patrocinantes transnacionales. Todo, menos ética y justicia. Muchos empresarios y periodistas cerrarán sus bocas y enmudecerán sus páginas para no ofender a los señores feudales del “nuevo Paraguay”, cuando no los defiendan a capa y pluma, atacando en cambio a los pobres que, no contentos con estorbar al progreso, tienen el tupé de morirse envenenados a causa de sus “agroquímicos” porque “estaban luego buscando pleitos con sus vecinos, en lugar de mandarse a mudar de allí”. Si este gobierno —que pese a sus desaciertos y vacilaciones aún goza de cierta credibilidad—, no pone coto a los desmanes de esos asesinos disfrazados de agricultores, perderá el escaso capital político que le queda de saldo, tras un año y un mes de ejercicio del doble discurso. Si eso ocurre… el pueblo deberá tomar cartas en el asunto, aún a pesar de los políticos. ¡Referéndum ahora! |
Chester Swann Ex periodista, cantautor, escritor y diseñador gráfico, entre otras maneras de perder tiempo sin perecer en el intento. |
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