Carta ciudadana desde el Paraguay (162)

Luque, 10 de mayo de 2009

La inesperada, para muchos, “ocupación” juvenil de referentes de la izquierda latinoamericana de un cuartel periférico —para un congreso que nadie, ni ellos mismos pudieron definir de qué se trata—, sorprendió a civiles y militares.   Pero sin duda más a estos últimos, quienes por orden del presidente debieron servir y atender a sus indeseados huéspedes con todo y banderas.   No sólo les molestó la orden presidencial que los obliga a atender con deferencia a los detestados, compartir espacios restringidos, soportar la vista de sus pancartas, banderas, posters y lemas al uso y sin protestar, sino que además debieron aguantar sus desplantes y banderas con la efigie del Ché.

Si bien este escriba tiene nulas simpatías por los derechistas (especialmente si son militares), opina que este encuentro de organizaciones de izquierda no debió hacerse en un cuartel, salvo que la intención del que dio la orden era la de irritar a los uniformados.   Este campamente podría haberse hecho en cualquiera de los tantos polideportivos elefantes contruidos en la época de Rodríguez, incluso en Ycua Bolaños de Ca’azapa, que tiene capacidad suficiente y además algunas comodidades mínimas para estos mochileros venidos de otros países.     En todo caso, el ejército podría haber facilitado carás, manteas, colchones e incluso cocinas de campaña y no ser obligado a servir de niñeros de sus huéspedes.

También en Tacuati hay un polideportivo con baños para ambos sexos y un gran tinglado con pista, además de cercanía con los agricultores de San Pedro, por si se les fruncía alguna minga con los campesinos, como la que hicimos en febrero de 1999, durante un campamento juvenil de índole cultural, organizado por varios referentes de casi todas las artes.

Creo que este país está siendo manejado por pilotos aficionados y espertos en metidas de pata institucionales.   De otra manera no se explica tal chapetonía.   Es cierto que hay libertades políticas y todo eso, pero debemos recordar que esas libertades no rigen en los feudos castrenses, no deliberativos y sujetos a ciertos reglamentos restrictivos.

Opino que las próximas veces hay que pensar bien en qué parrillas poner la carne y en qué espacios poner gente incompatible… como éstos que conocemos.

Chester Swann Ex periodista, cantautor, escritor y diseñador gráfico, entre otras maneras de perder tiempo sin perecer en el intento.

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