Reseña sobre el libro Cazadores de Gallinas de Víctor Manuel Pazarín |
Vivir como los dioses |
He
elegido una hermosa frase de Jean Roudaut para titular esta reseña sobre
el libro Cazadores de Gallinas de Víctor Manuel Pazarín que Ediciones
Tintanueva me ha invitado a comentar. Por
mi parte, empezaré por invitarles a remontarnos al siglo XVII donde
aparece en Europa un movimiento de restauración de jerarquías civiles y
eclesiásticas así como de la moral y de la religión. Simultáneamente,
una serie de pensadores, calificados de burgueses elitistas, luchan por
una independencia de pensamiento y se les denomina “Los Libertinos”.
En ese momento (sigo en el siglo XVII) libertino era aquel que estaba
listo a pelear, a dejarse llevar a prisión, o quemar en la hoguera para
afirmar su libertad de pensamiento. Libertino era quien llevaba a cabo una
libertad en su vida cotidiana y sus relaciones con los hombres, las
mujeres y costumbres de su tiempo. Su deseo de aprovechar la vida y buscar
placeres hizo que se les adjudicaran toda una serie de adjetivos
peyorativos e insultantes. Su principal premisa era vivir en libertad, y
vivir en libertad era, por ejemplo para Charles Sorel (1600-1674.
Historiador oficial de Francia) sinónimo de aprender a ser felices.
Cyrano de Bergerac (Edmond Rostand 1619-1655) será el gran representante
literario de esta corriente en el siglo XVII. En su Discurso
del Método Descartes resume algunos preceptos de la siguiente manera: “Que nadie se tome la libertad de
entrar aquí si no posee un alma realmente generosa, si no renuncia a las
opiniones de lo vulgar y si no ama los placeres del amor.”
Para enfrentar la persecución, las sospechas, el hostigamiento y
desde luego la prisión, el castigo, la censura y la desaparición de los
escritos hay una necesidad de unirse y por consiguiente la amistad se
transforma en una poderosa arma. Ésta es la primer característica que
quisiera resaltar en Cazadores de
Gallinas, es con los amigos que se lleva a cabo la diversión, es mirándolos
disfrutar y haciendo alarde de las experiencias vividas con y ante ellos
que se visita el antro, que se planean las juergas y se hace memoria del
goce por la vida. El
individualismo es otra de las premisas de este movimiento y esta característica
está ampliamente manifestada en la novela ya con el simple hecho de la
narración en primera persona y la extensa enumeración de aventuras e
historias contadas casi siempre en primera persona. Regresando
a Francia vemos que para el siglo XVIII la caza del placer invade a toda
la sociedad, a las mujeres se les decía “te amo” pero era simplemente
una forma educada de decir “te
deseo”. Para salvarse del
oprobio y sobre todo de la cárcel, de los procesos,
o de la sangrientas y públicas ejecuciones, los escritores de esa
época difundieron sus ideas a través de alusiones sobre entendidas, de
la ironía o del doble sentido. Las palabras prostituta y cortesana se
intercambian, el vocabulario se modifica y se disfraza; doy como ejemplo
la “alteración del alma” que hacía obvia referencia a una erección,
dicho de otra forma, pero la pulsión sexual es la misma. Para
este siglo a los escritores que elegían esta temática se les empieza a
llamar voluptuosos más que libertinos. De esta época son Choderlos de
Laclos y el Marqués de Sade, de quien uno de los intelectuales más
prestigiosos de la cultura europea contemporánea Philippe Sollers
(Burdeos, 1936) ha dicho “Sade es un volcán, Casanova, un jardín”. Otra
característica de esta novela que sobresale en esta tradición es la
manera de nombrar las cosas, cualidad
ejercida por otro famoso escritor autor de Historia de mi vida, documento extraordinario sobre la vida en ese
siglo y la condición de la mujer. Me refiero a Giacomo Casanova de
Seingalt (1725-1798) cuyos biógrafos coinciden en atribuir su genio a su
enorme capacidad de nombrar las cosas.
Para el siglo XIX una de las peculiaridades de esta literatura es
el anticonformismo y la provocación, aspectos que también he encontrado
en esta novela. E. i. la prostituta que se convierte en heroína, Nana de
Zola, Afrodita de Pierre Louÿs. El burdel se convierte en un espacio
literario donde suceden cosas y se manifiesta una voluntad de ruptura y de
desobediencia al orden social. Con
la llegada del nuevo siglo, el siglo pasado para nosotros, esta literatura
se relaciona con el lector a través de vibraciones y variaciones donde
los sentidos responden de diferente manera, la textura de la piel, el olor
del cuerpo y el gusto por las diversas sustancias que emanan de éste,
como puede ser una lágrima, la saliva o la sangre, entre otras. Hay una búsqueda
constante de tópicos y de maneras de contar, el espíritu de crítica se
hace riguroso y, reitero, éste también hace gran alarde de
individualismo, aspecto que ya he mencionado. Para
la segunda mitad del siglo XX, la literatura llamada erótica evoluciona
en el sentido de que puede ya mencionarse prácticamente todo, como el
incesto, la zoofilia, las relaciones homosexuales, por dar tres ejemplos,
el carácter clandestino ha
desaparecido hasta nuestros días prueba de ello es esta publicación. Para
terminar quisiera hacer mención del texto “Los guantes rojos”, donde
el autor cambia de género,
para felicidad mía, ya que es el formato teatral el que más me gusta
leer. En este brevísimo texto Víctor Manuel marca una distancia entre
las palabras y las cosas. Los dos personajes, él y ella están
relativamente cerca al empezar la historia, cinco páginas más adelante
al terminar la historia se puede percibir un enorme abismo entre el hombre
y la mujer. La intervención del vecino y su función en esta breve obra
de teatro no las cuento para que ustedes, lectores, las descubran. Este
formato teatral elegido por el autor al final del libro lo encuentro
como una diversión de su parte, sin que esto sea dicho de manera
peyorativa, en esta corta narración, así como en “sombras y máscaras”,
breve guión para cine o televisión, el autor
abandona la primera persona; en estas dos historias se lleva a cabo
la desaparición del narrador y
en este deliberado juego, al
hacer uso de nuevos personajes no sólo nos sorprende con dos cuentos
diferentes, sino con el modo de representarlos. Esta construcción
variable de la cual Mallarmé ha
hecho gala, conforman este
texto, Víctor Manuel lo describe como “fabulación narrativa”, dicho
de otra manera es una narración fragmentada como lo son el pensamiento y
la imaginación, también conceptos del autor. Para mí, en esta su
primera novela, Víctor Manuel Pazarín ha estado habitado por sus
personajes y por las historias que nos cuenta. Su texto nos trasmite
ardor, pasión y una serie de emociones
narradas con gran intensidad sin la menor reserva. Afrodita,
de Louÿs, fue la obra más vendida de cualquier autor |
Mariluz
Suárez Herrera
Bar
Las Hormigas, Casa del Poeta
Lunes 22 de septiembre de 2008.
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