Refugio solidario |
Personajes: Flora
Oficinista, 45 años Teresa
Oficinista,
30 años Escenario: A
la izquierda del proscenio dos ventanilla de una oficina pública. Al
centro un escritorio pequeño y dos sillas. Flora acomoda una serie de
papeles, camina de un lado a otro inquieta, mira continuamente el reloj de
pared que se encuentra a la derecha. Su gesto es de enojo. Entra Teresa. Flora:
Son las once de la mañana, llegas tarde. Muy tarde. Teresa:
(Deja
su bolso sobre la mesa) Sabías que desayunaría con el licenciado Gómez. Flora:
Sabía que irías al desayuno de la oficina. Ya ni la haces de
verdad, hace dos horas que estoy aquí… esperándote. Teresa:
(Mira
el reloj) ¡Ay! Por dos horas no vas a hacer un tango, además él
mismo autorizó que yo no checara el día de hoy. Flora:
(La revisa de reojo, sin
voltear directamente a mirarla) ¿Tomaste taxi? Teresa:
No,
me trajo en carro, coche del año, azul, como los ojos de mi Beto, así me
gustaría tener uno, algún día. Flora:
Sí, para venderlo y dale el dinero a tu hijo. (Transición).
Por cierto, vino hacer una hora. Teresa:
Ya
sabes cómo pienso y más vale que pongas buena cara. Hoy no tengo ganas
de discutir. Flora:
Y cómo se te ocurre subirte a su caro, al rato todos en la oficina
sabrá que llegaste con el. Teresa:
No
hay nada de malo, únicamente lo acompañé al desayuno del día del
empleado postal, al que tú no fuiste porque te tocó guardia. (Pausa)
¿Y a qué vino mi hijo? Flora:
Y tú debiste de haber firmado también. (Coloca
un letrero que dice “Abierto”) Mira la cantidad gente que está
haciendo cola. Teresa:
Yo
no estaba el día que pasaron la circular. Flora:
(Avienta un lápiz) Pero
si estabas el día que te pidió que lo acompañaras. Teresa:
(Al
fondo del escenario) Pase, por favor. (Toma
papeles y pone sellos, a Flora) Ay, Flora, ni te disgustes si ya sabes
que ni me interesa (devuelve los
papeles) siguiente, por favor. Te pregunté a qué vino Beto. Flora: Vino po tu cheque. Teresa: (Alarmada) ¿qué qué? Flora:
Dijo que tú lo habías mandado. Teresa:
Mira
nada más que bien me ayudas. Si se llevo mi sueldo, ya sabemos por dónde
andará. ¡Idiota! ve nomás... sirves para maldita la cosa. El
reloj marca la una y media. La ventanilla tiene un letrero e dice
“Cerrado. Flora pone unos moldes de plástico sobre la mesa, cubiertos,
servilletas y abre un refresco. Entra Teresa secándose las manos. Flora:
Cómo te tardas Teresa, ¿tanto tiempo para lavarte las manos? Teresa:
Está
mal la chapa del baño, tuve que subir al tercer piso. Flora:
¿Por qué no bajaste a la bodega? Teresa:
No,
ese baño es muy oscuro, y no tiene espejo. No empieces Flora, de una vez
te lo digo. Flora:
¡qué olor tan delicioso! ¿Cambiase de perfume? ¿Por qué
cambiase de perfume? ¿Te pusiste perfume para subir al tercer piso? Teresa:
Ya para, párale, déjame en paz, ya me tienes harta con tus celos. Flora:
Molesta) Ya casi se acaba
la hora del almuerzo. (Le señala
algo sobre la mesa) Te traje la fruta que te gusta. Teresa:
Ay,
no tengo hambre (en tono remolón) sólo tomaré unos tragos de refresco. Flora:
¿No quieres ir al cine? Hoy salimos temprano. Teresa:
No. Flora:
¿Por qué no? Teresa:
Me
voy a ir por mi lado. Flora:
Quedamos en que iríamos a ver la cínica para internar a Beto. Teresa:
Ya
cambié de idea. Flora:
(Se pone de pie frente a
Teresa) quedamos en que internaremos a tu hijo en una clínica. Teresa:
Ya
cambié de idea. Flora:
Tienes un hijo adicto, me prometiste que lo llevaríamos a fines de
este mes. Yo voy a a recibir mi tanda, con eso ya completamos lo que nos
faltaba. Teresa:
Ya
cambié de idea. Flora:
Prometiste que viviríamos juntas, en cuanto Beto esté internado. Teresa:
Ya
cambié de idea. Flora:
Teresa ¿qué te pasa? Yo he pagado todas tus deudas, todo el
dinero que ha venido a pedir prestado tu quinceañero a la oficina, yo lo
he pagado. Cuando te conocí estabas en serios
problemas ¿De qué se trata? Teresa:
El
licenciado Gómez dice que va a ayudarme. Flora:
¡Cómo! ¿Vas a salir otra vez con él? Teresa:
Me
tienen harta, mi hijo y tú me tienen harta. Flora:
¡Arrastrada! El
reloj marca las cuatro, Flora y Teresa arreglan papeles para salir. Las
dos en absoluto silencio. Flora avienta las cosas, se mueve de muy mala
gana. Teresa evita mirarla. Teresa:
Te
mueres del coraje ¿Verdad? Flora:
Llámalo y dile que no aceptas. Teresa:
Pues
no, no lo haré, ya estoy cansada de viajar en camión y en metro, de
tener un hijo que no quiere estudiar, que miente, que roba, que se droga. Flora:
Pues tú eres la madre ¿no? Busca ayuda en una institución, éste
no es el camino Teresa ¿crees que volviéndote la amante de un jefe de
departamento vas a conseguir más dinero? ¡Para seguir resolviéndole
todo a Roberto! Teresa:
Yo
sé que va a salir estoy segura, ayer me lo prometió. Flora:
Eso
es exactamente lo mismo que me dijiste cuando te conocí. Teresa:
Ya
para, déjame en paz, ya me tienes hasta la coronilla. ¿No que pedirías
mi cambio? (Truena los dedos) ándale,
ándale. Flora:
¿Sabes cómo vas a acabar? Sentada en un charco de lágrimas, sola
como un perro. Teresa:
Tú
no entiendes nada de esto, pensé que entre las dos resolveríamos el
problemita, pero de todos modos, estoy sola, tienes razón, no tengo a
nadie. Si el licenciado me ofrece ayuda, voy a probar (se
el caen unos documentos) no quiero compasión. Soy una cobarde y sí
tengo miedo. Flora:
Déjame
que te ayude, yo quiero protegerte. Soy tu amiga. Parece que lo que te
propones es castigarme. Teresa:
(La interrumpe)
Yo misma le pediré al licenciado me mande a otra oficina. Yo misma le
explicaré el problema, él hablará con Beto, todo va a cambiar, es una
nueva oportunidad, una nueva vida… sí estoy segura. (Sale) Flora:
(Levanta los papeles del piso)
Está bien, vete con él, ilusiónate, tu licenciado Gómez está deseoso
de recoger basura, solo eres una empleadita, jugará un rato contigo,
platicará con Beto, le regalará dinero, aumentará su vicio, tú seguirás
cumpliendo como madre, borrón y cuenta nueva (se
pone un saco, toma su bolsa) Yo aquí seguiré, espero te acuerdes de
llamarme cuando termine el circo. Una
semana después. Mismo lugar. Entra Teresa lleva una gabardina oscura. Luz
de mañana Flora:
(Dura) a partir del unes
pasas al archivo, aquí está la orden: (Teresa
desinteresada) Teresa, Te estoy hablando ¿estás sorda? Ya estarás
contenta, me dejas con todo este trabajo, y ni siquiera te mejoró, yo diría
que ir al archivo es degradarte. (La
observa) A ver, a ver, algo raro está pasando. Mira la cara que
traes, ayer te veías mal, ahora estás… ¿por qué traes la misma
gabardina que ayer? ¿No tienes calor? Ni siquiera es temporada de
lluvias. (Teresa esquiva) Te
hice una pregunta (Teresa derrotada,
se abre a gabardina hacia el fondo del escenario) Ja, ja, ja, vienes a
trabajar casi en cueros, mira qué divertido. Teresa:
¡Se llevó todo! Flora:
¿Tu licenciadito? Teresa:
No,
mi hijo, se levó toda mi ropa, todas mis cosas, esto es lo único que me
dejó, así ando… desde ayer. Flora:
¿Por qué no me dijiste? Teresa:
Para
qué, hace ocho días fue mi sueldo, ahora esto, y antes... antes. Ya no
tengo opciones, he recurrido a todo: golpes, amenazas, premios, promesas,
mandas. Lo corrí. Flora:
Habíamos quedado que ésa no era la salida, me prometiste
internarlo (transición) hasta
que apareció tu jefe, te habló bonito y cambiaste de parecer. Teresa:
Pasó
lo que dijiste, se conocieron, platicaron, salieron juntos y desde ese día
no ha regresado, entró a robar, no sé a qué horas… y hace rato… lo
ví llegar y lo corrí… Flora:
Y qué dice tu jefe, ya el preguntaste, como ayudó a Beto. Teresa:
Ayer
me dijo que le dio un aventón a un antro, y le prestó dinero. Flora:
¿Eso es todo? Teresa:
Sí. Flora:
Mira tú, tu salvador buena te la hizo. (Suena
el teléfono, contesta) Muy bueno tu chiste, dónde estás, no, tu
madre no ha llegado a trabajar, sabrá Dios dónde anda buscándote, ven
inmediatamente, te las vas a ver conmigo. Teresa:
Pásamelo,
pásamelo Flora, déjame hablar con él (le
arrebata el teléfono) ¿Beto? (tímida)
¿dónde estás?.. ¿Quieres hablar conmigo? Sí yo también quiero hablar
contigo… ¿dónde están mis cosas?... ¡me dejaste sin nada!... ¿con
quien? (alterada) No, no, eso no
lo voy permitir. Ven para acá. Roberto déjame que hable contigo, primero
quiero hablar contigo… Cuelga
el teléfono, se deja caer, se sienta. Flora:
¿Que pasa? Dime Teresa. Teresa:
(Muy
alterada) ¡Ahora mismo hablaré con ese desgraciado! Flora:
Teresa ¡es tu hijo! Teresa:
¡Ojala
no lo fuera, ojala estuviera muerto. (Transición)
Comparten los mismos gustos (llora)
cree que se entienden muy bien, vendió mis cosas para ayudar con los
gastos de la casa. Flora:
¿De qué casa? ¿De tu casa? No entiendo nada. Teresa:
De
la casa del desgraciado ése, se fue a vivir con el licenciado Gómez. ¡Tal
para cual! Sale
Teresa, Flora la sigue, suena un timbre, regresa, abre la ventanilla para
atender al público.
OSCURO |
Publicado
en Pandora corre el telón
Antología de teatro para adolescentes
Libros de Godot, 2005. México pp. 9-19
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