Presentación libro:
Tres
finales para un comienzo
De
Mariluz Suárez Herrera
Feria
el libro zócalo del Distrito Federal, México Viernes 13 de octubre |
¿Qué es la vejez? ¿Qué es la vida? ¿Cómo
se puede soportar esa etapa en que la existencia se convierte en
medicamentos, cuartos de hospital, reclusión y lástima? Tratando de encontrar respuesta a estas y otras preguntas cito unas frases de Carmen Espinosa quien al analizar la vida de los pueblos indígenas, antes de la llegada de los españoles, nos dice: |
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Los valores morales y sociales que proyectan los Huehuetlahtolli nos remiten a la manera en que los mexicanos percibían la existencia, su forma de enfrentarse y afirmarse ante el mundo, su relación estrecha y vital con las divinidades: sentido y fin de la permanencia en la tierra. Esto es, nos dan pautas para conocer su pensamiento, dentro del cual el ejercicio de las virtudes es medular. Además, hacen patentes los requerimientos necesarios para la convivencia en sociedad, los códigos de normatividad urbana que observaban en las actividades, por muy cotidianas que fuesen. |
Mi queridísimo maestro Arrigo Coen Anitúa
nos dice que “En México, viejo, vieja, sustantivados, se refieren
respectivamente al padre y a la madre, sobre todo antecedidos de los
posesivos ‘mi’, ‘nuestros’. Según el contexto en que se empleen,
tienen significado ambivalente: por un lado reverencial (sobre todo usados
en diminutivo) y, por el otro, despectivo. Entre camaradas o cónyuges,
suponen cariño, confianza, intimidad. Para evitar equívocos, al aludir a
una persona de edad provecta, se prefiere, en vez de viejo o vieja, los
diminutivos viejito, viejita.” |
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Precisamente de viejitos y viejitas hablan
estas tres obras de teatro, corresponde al lector/espectador juzgar si la
autora los trata como viejos o viejitos. Desde luego mi intención no ha
sido juzgarlos, ni ridiculizarlos, simplemente observar, comentar y ser un
testigo de lo que pasa a mi alrededor.
Continuando con la opinión de otros investigadores, el doctor José Luis Mejía nos dice en su artículo “La familia y el viejo”: “La familia, como lo determinaran Ramson y Vandervoot, ‘debe considerarse como un algo que supere la suma de sus partes y reconocerla además como un sistema social’, es por tanto una unidad integral donde está inmerso el viejo. Debe verse así, para comprender el contexto en el cual el individuo enferma, y se debe añadir que es importante entender cómo esta situación repercute en la familia y a su vez cómo estos aspectos se mantienen interactuando.” |
Y yo añadiría, bueno, sí, la familia
desempeña un papel muy importante, las dos primeras obras de este libro
así lo manifiestan y la tercera lo hace de manera indirecta. Papel
decisivo para bien o para mal, por lo tanto regreso al lector/espectador
que podrá estar o no estar de acuerdo con el desenlace de estas dos
historias pero finalmente cada familia tiene que enfrentar en algún
momento estas decisiones que parecen muy simples, aunque pueden tener
serias consecuencias.
Es en esta etapa de la vida cuando surge el
combate contra uno mismo, cuando hablamos de nosotros con deseos de hablar
de otro. Creo que los que han logrado tener una vejez exitosa son aquellos
que se aíslan buscando la posibilidad de ser felices pues sienten
terriblemente agresiva la relación con los otros, ya sea familia, amigos,
doctores, enfermeras, cuidadoras según sea el caso. Tratan de cubrirse
con un caparazón para que no se les moleste, para que no se les critique,
para que no se les regañe, para que no se les ordene. Todos aquí podríamos
dar innumerables
ejemplos de esto. Más allá de la comicidad involuntaria que
nos despierta determinado acierto o desacierto de un viejo, está esa
reacción tan arraigada en nosotros como puede ser la burla, la reprobación
o la crítica. En el 99 % de los casos nuestra respuesta siempre será
negativa.
Aquí podría extenderme ampliamente pero no se trata de una
conferencia de psicología o de gerontología.
Regreso
al pueblo mexica del que hay todavía mucho que aprender, citaré unas |
La
vida, en cualquiera de sus formas, cumple inevitablemente con un ciclo,
que a veces es muy largo y en ocasiones muy breve. Aunque todos
anhelamos la primera opción, pocos serán los que tendrán la fortuna
de ver a su prole multiplicarse por tres o más generaciones. No hay
satisfacción más grande que el generar vida. Sin lugar a dudas, los
hijos son la huella más profunda de nuestro paso por este mundo. En el México prehispánico la vejez no representaba una carga para la sociedad. Antes al contrario, los ancianos organizaban, asesoraban y protagonizaban muchos aspectos de la vida, como los matrimonios, las ceremonias religiosas, el trabajo, la familia y hasta la guerra. Los nahuas de la antigüedad aprovechaban los conocimientos y la experiencia de la gente mayor. |
El viejo está allí, y yo voy a ser, tarde que temprano, también una anciana. Es a través del teatro como trato de analizar, comentar, censurar e incluso mostrar mi admiración por esa etapa que como la niñez, la adolescencia o la madurez es una realidad. Les invito a leer y escenificar alguna o las tres obras incluidas en esta bellísima publicación de la editorial Libros de Godot. |
BIBLIOGRAFÍA
Espinosa,
Carmen.
Huehuetlatolli, Discursos de
los antiguos nahuas.
Instituto Michoacanao de Cultura, agosto de 1997.
García
Santa Olaya, Angélica,
El Sollozo
,
Edit. Tintanueva, # 44 Colección Oscura Palabra,
Febrero 2006, México.
León
Portilla, Miguel y Silva Galena, Librado. Huehuhtlahtolli, Testimonios de
la Antigua Palabra. SEP, FCE. 1991, México.
Ransom,
D. C., Vandervoort H. E.,
The
development of family medicine problematic trends
, Jama, 1973, pp.
1098-1102 Suárez Herrera, Mariluz et al. Gerontología 2000 . Diversos autores. Edit. Praxis. 1998, México |
Mariluz Suárez Herrera
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