La lengua criolla |
Para Nicole Cage-Florentiny |
Con
aproximadamente ocho millones de hablantes, la lengua criolla es el
segundo idioma más hablado en el archipiélago de las Antillas. Después
del español pero antes que el inglés y el francés.
Nos remontaremos al siglo diez y siete para encontrar la raíz y
nacimiento de esta lengua. Se sabe que en menos de cincuenta años, entre
1625 y 1670, a causa de la inseguridad y de la confusión lingüística
que reinaba en las colonias francesas de
las Antillas se presentó un fenómeno que dio como resultado la
lengua criolla. Los nativos caribes hablaban una jerga original del lugar
mezclada con la lengua caribe, poco después
se incorporaron modismos franceses utilizados por los europeos que
procedían de diversas regiones. Posteriormente, llegaron esclavos que
hablaban diversos idiomas todos de la
costa oeste de África. Toda esta mezcla originó
que la comunicación fuera casi imposible, lo que dio como resultado la
creación de una nueva lengua que se fue formando poco a poco hasta
convertirse en la lengua criolla. Las primeras generaciones de hombres ya
nacidos en América, tanto blancos como negros, tuvieron la lengua criolla
como lengua materna; el francés era la lengua de los amos, que no pudo
imponerse en la práctica porque no fue hasta el año de 1635 que la
Academia Francesa fue instituida por el Cardenal de Richelieu. Hasta ese
momento la lengua francesa no disponía de una ortografía fija, ni de
normas sintácticas, y las diversas lenguas habladas en las regiones de
Francia se imponían antes que el francés. Pero ¿cuál es el significado de la palabra “criolla”? La palabra francesa “créole” designaba a toda persona nacida en América de padres no americanos; en esta categoría no entraban, desde luego, ni los blancos que ya se establecían, ni los recién llegados esclavos negros. Fueron los primeros colonizadores, los españoles y los portugueses, quienes crearon esta palabra cuya raíz viene del latín “creare”. En un principio esta palabra no tuvo ninguna connotación racial y entró por la puerta grande en el reino animal y vegetal con la vaca criolla, el cerdo criollo, la caña criolla, el plátano criollo, para incorporarse con los años a otros terrenos cuando se habla de arquitectura criolla y en la actualidad con la cocina criolla. Poco
a poco esta lengua se enriquecía gracias al comercio y a la aceptación
de los negros llegados de África que empezaron a hacer a
un lado sus propios idiomas y a utilizar el criollo. En cuanto a los
mulatos, hijos de blanco y negra, hacían todo lo posible por rechazar el
mundo de la madre negra, por dar cabida a
la lengua y a la cultura blanca del padre. Después de la abolición
de la esclavitud se empezaron a importar asiáticos
que rápidamente buscaban adaptarse a
esta sociedad antillana y aprendían la lengua criolla que les abriría
las puertas de este nuevo mundo. Con
cierta dificultad se empiezan a poner
por escrito todos estos interesantes vocablos; se sabe que el primer texto
fue el poema de amor Lisette dejó
la planicie (Lisette quitté la
plaine )
que data de 1754. A partir de ese momento la lengua criolla no ha dejado
de escribirse. En la segunda mitad del siglo XX la abundancia de escritos
en criollo es sorprendente. El obstáculo principal es su marginalización:
primero, por ser una lengua que ha subsistido en la oralidad, y
segundo, su gran rivalidad con el inglés y el francés. Hay que agradecer
el arduo trabajo de estudiosos que con su
paciencia en años recientes
han dado un gran impulso a este fenómeno ya que nunca se habían
publicado tantos textos en criollo como en los últimos treinta años. Algunos escritores en lengua criolla: Sony Rupaire, Hector Poullet, poetas de Guadalupe. Gilbert Gratiant, Raphaël Confiant, Georges Mauvois, Nicole Cage-Florentiny de Martinica. El movimiento literario iniciado por Raphaël Confiant, Patrick Chamoiseau y Jean Bernabé ha dado como resultado que la grafía de la lengua criolla siga reglas específicas, sobre todo a partir del importante trabajo de Jean Bernabé. Es a través del largo y paciente trabajo de estos tres autores, de las nuevas generaciones de alumnos y estudiantes, así como el de oros reconocidos escritores en esta lengua que nosotros, lectores, podremos acercarnos a ese Caribe poético y musical tan poco conocido por el continente. |
Mariluz Suárez Herrera
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