Estación Zapata |
Estampas de poder |
Los
voceros matutinos describieron el hecho como sacrificio del ser amado; se
habló de almas atormentadas, de desprecio y la presencia del dolor
castigado, así como de mentiras. La información apareció en la parte
inferior de la tercera columna, sección citadina de los principales periódicos. La
pareja se instaló en esta colonia después de su matrimonio. Luis salía
de madrugada a recibir la mercancía que llegaba a la Central de Abastos.
Pasados unos meses, Nati sintió que su vida se volvía insoportable. El
licenciado que les vendió el inmueble llegó un día muy de mañana y
aunque ella presintió que esa visita terminaría por saberse, accedió a
dejarlo pasar. Un día del mes de abril, para ser preciso, Luis regresó a
su casa con un fuerte dolor de cuerpo. Ella enmudeció al mirarlo. Como Luis era bueno pal trabajo, se caía de la cama muy tempranito y salía pitando. Poco a poco ella sintió que ya no se hallaba y para su mala suerte, un buen día se apersonó el tipo que les ensartó la casa de interés social. Como los dos estaban de buen ver, le dieron vuelo a la hilacha durante unos días. La mañana que al marido le entraron escalofríos, se regresó y los cachó jugándole rudo. Como le resultó la gata respondona, rápido y silencioso, se echó al licenciadito y salió hecho la mocha después de haberle dado a la Nati pa sus tunas. |
Mariluz
Suárez Herrera
De "Una mañana cualquiera"
Ediciones Luna de Papel, Monterrey, N. L. México 2006
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