Estación Diez y ocho de marzo |
Diálogo circular |
ÉL:
¿Quién llamó? ELLA:
Llamó una señora. ÉL: Señora o señorita. ELLA: ¿Señorita?
No creo, me pareció de edad. ÉL: Edad,
¿cómo tu mamá? ELLA:
Mamá es grande, en comparación. ÉL: En
comparación ¿con quién? ELLA: Quien
más puede ser ¡con ella! La que nos molesta. ÉL: Nos
molesta, porque no hemos puesto un alto. ELLA: ¿Alto?
Alto que no respetará. EL:
No respetará lo que no le exijamos. ELLA: Le
exijamos, le pidamos, le supliquemos. ÉL: ¡Supliquemos!
¿de qué hablas? ELLA:
Hablo de nosotros, de la falta de sentido, de las explicaciones no
coherentes, del sufrimiento. ÉL: El
sufrimiento, ja,ja, como parte de la felicidad. ELLA: Felicidad,
que ni siquiera conoces, te da miedo. ÉL: Miedo,
es lo que tú crees, yo no tengo miedo a equivocarme, ni a se libre. ELLA:
Libre sí, pero ¿para vivir
o para durar? ÉL: Durar,
¡claro! Siempre y cuando esté una mujer de por medio, con la que tenga
que cargar, hasta que el impulso inicial pierda su ímpetu. ELLA: Ímpetu
de regresar a lo mismo, o de lanzarse a lo nuevo, o de quedarse igual. ÉL: Igual,
sí me da exactamente igual. Me da igual lo que pienses. Por cierto, ¿quién
llamó? |
Mariluz
Suárez Herrera
De "Una mañana cualquiera"
Ediciones Luna de Papel, Monterrey, N. L. México 2006
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