Comentario al libro "Pueblo Quieto", de Maite Villalobos, Ed. Praxis, 2003. México D.F. Mariluz Suárez Herrera - ibarsua@gmail.com |
El
poemario Pueblo Quieto
de Maite Villalobos es
sorprendente tomando
en cuenta el trabajo de una autora muy joven en el momento de la elaboración
de estos textos. La voz poética
comienza por evocar con palabras simples y concisas una vida cotidiana ya
pasada. Versos solemnes rivalizan con
imágenes agradables construyendo la expresión poética de los cambios de
tono. En general, encuentro en este libro,
un intenso valor afectivo, una sonoridad melancólica y una
sinceridad discreta con valor de testimonio.
Entre
los recursos elegidos por la autora hay uno que me gustaría destacar pues
me parece muy interesante. De manera acertada e intuitiva, va frenando
la información, obligando al lector a detenerse en la lectura. Doy un ejemplo,
en al página 23 el poema “Sereno” termina así: …cáscara – de toronjil
- deshidratada – que desprende – los brillos – de tus labios
– nocturnos.
Aparte de la aliteración de
toronjil- deshidratada- desprende- de tus labios,
hay un pausado alargamiento de la frase que se prolonga como una evocación
o ensoñación íntima. La
invención de palabras no puede pasarse por
alto así como otro acierto, la
utilización de palabras simples, comunes y corrientes, de todos los días
que cobran valor y prestigio a través de la sintaxis, del ritmo
cadencioso, del acento en la sílaba precisa y la repetición.
Un ejemplo de esto sería la página 18, el poema “Pasillos”: Ayer
volví del mercado/ con una canasta llena/ de ramos de manzanilla. / Te
vi, Pedro,
perdido en el pasillo de barro frío/con tus pies descalzos. /Nos
reconocimos/ mientras/rugían los pulmones /del mar alto. / Llovió toda
la tarde, /toda la tarde. / De noche fui/ por la manzanilla/ para calmar
la resaca/de beberte
tanto, / para llenarme de agua/ con sabor a tierra. / Y encontré, / bajo la
bocinatoria, / un para de ramos nadando/ entre al aguas del monte:/El
pasto
El
recorrido que he elegido hacer por este poemario es el de sustantivos y
adjetivos que llevan al lector a un mundo real, difícil, definitivamente
no deseado. Cito algunas de las imágenes que he seleccionado: Cuerpo
nudoso, durazno
seco, escoba ensangrentada, grietas negras, milpas secas, agua amarga,
quelites lastimosos, cara amarilla, sangre dulce, voz oscura, entrecejo hundido,
beso congelado, nuca exhausta, piel ceniza, vieja grandota, sabores
tristes. Siguiendo este mismo tono mujer
vacía, retoma el adjetivo cambiando a restos vacíos
que posteriormente serán ojos vacíos; las manos secas después serán
manos huecas y las entrañas ocultas unas páginas más adelante son entrañas
carcomidas. Curiosamente el
único ejemplo que encontré de epíteto, cuya
característica es acentuar su carácter de modificador del sustantivo, es
flacos
huesos, por lo que la flacura es conducida a su máxima expresión,
Para
concluir quisiera hacer mención de grano vivo de
maíz azul que hacia el final del poemario se menciona como maíz
seco, por ser este uno de mis
temas favoritos. Entre los pueblos mesoamericanos el maíz
no sólo era algo que llevarse a la boca, el ciclo vital de este
grano estaba ligado a la vida de
estas sociedades. Las
deidades, las fiestas, los topónimos, los rituales adivinatorios,
las creencias y prácticas religiosas, el pensamiento,
el conocimiento, los estilos de vida,
las bebidas e instrumentos asociados con Curiosamente el maíz azul, según la nutribiótica, si existe la palabra, es el grano del cual parten los otros, como el blanco o el amarillo por ejemplo y se considera al maíz azul, el abuelo de todos los maíces del mundo. Siguiendo con esta temática, hay un gusto en este libro por una tradición muy mexicana que sirve como telón de fondo al poemario, se manifiesta a través de todos los sentidos, de los términos locales, e. g. petate, zaguán, huarache, elote, mecate, quelites, enriqueciendo las imágenes con la gama de colores que utiliza. No he hecho mención del agua, ni de los diversos personajes, ni de la muerte que se presenta como ley universal y como promesa de nuevas vidas. Muchos otros temas quedan en el tintero, serán ustedes, ávidos lectores quienes irán descubriéndolos en la lectura, no me queda más que felicitar a la autora por invitarnos a recorrer este atractivo pueblo quieto, donde nace el agua. |
Mariluz Suárez Herrera
ibarsua@gmail.com
22 de junio de 2011
San Juan del Río, Qro. México
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