Estación Niños Héroes |
Ayotl
[1] |
Cuando
se duda con relación a los mandatos de la conciencia, en ese momento en
que no se encuentra respuesta en nuestra personalidad, la naturaleza, de
manera intuitiva, nos obliga a buscar la identidad. Se cae en la simple
pregunta de quien y qué soy. Entonces
reflexiono al respecto y encuentro aquello que es parte de mí, llamado
espíritu, demonio, amuleto, ángel, duende, arquetipo, alter ego o
nagual. Precisamente por eso me dirijo a ti, que te encuentras dentro de
esa especie de caja resistente, tú de cabeza pequeña y arrugada, ser
invulnerable, desdentado, ileso al embate de los agresores. De fuertes uñas
que cavan hoyos donde puedes permanecer por grandes temporadas para
descansar en lugares sólo por ti conocidos. Ser longevo de pies aletas,
que puedes soportar largos ayunos y vives en pantanos, ríos, mares, lodo
o arena. Imperturbable durante muchas horas, has sido testigo vigilante de
innumerables cambios. Por
esto y otras razones, los soldados de las legiones romanas adoptaron una
formación especial llamada como tú. Hombro con hombro, escudo contra
escudo, lograban protección, bloque sólido y cerrado capaz de soportar enormes
pesos. Admiro
tu lento caminar, tu proximidad a la tierra de donde adquieres seguridad,
tu paciencia, fecundidad, fortaleza, agilidad para nadar, y tu goce al
recibir los cálidos rayos del sol sobre tu piel. Habrá quien censure de
egoísta tu introversión, o de desamparo tu elección de defensa; yo en
cambio deseo tu fuerza, calma, acción pasiva frente al pasado, y tu
aislamiento activo frente al presente contribuyendo a mantener la vida en
armonía. Es a través de mi identificación contigo reptil quelonio de género
femenino, que se equilibra mi existencia.
[1] Ayotl=Tortuga,
en lengua nahuatl |
Mariluz
Suárez Herrera
De "Una mañana cualquiera"
Ediciones Luna de Papel, Monterrey, N. L. México 2006
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