James Darren The Best is Yet to Come Por Fernando Jorge Soto Roland |
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James Darren no es Sinatra, tampoco Dean Martin, ni siquiera el inolvidable Bobby Darin, pero me gusta como canta. Tal vez sea porque amo al swing o porque Darren encarna al prototipo de hombre común que se pone a cantar las canciones que más le gustan. Lejos está, claro, de los «monstruos sagrados» que nombré al principio, así todo afina bien y no prostituye ninguna de las melodías que interpreta. Su voz de barítono es dulce y varonil al mismo tiempo. Su fraseo adecuado y las orquestas que lo acompañan son considerablemente buenas. Suenan lindo. Sin pretender ser más de lo que es, Darren sabe lo que hace. Conoce el oficio. Se desenvuelve dignamente como «crooner» y logra que quienes lo escuchen se eleven a ese Parnaso tan especial que únicamente las baladas y standards americanos consiguen. Su música entra por los pies. Convulsiona los tobillos. Te hace bailar y sentir bien. Es la música de fondo que justifica un buen día, o puede convertir un día aburrido en algo irrepetible y único, como en realidad son todos y cada uno de ellos.
Con
canciones como las que él canta construimos
recuerdos. Creamos mojones emocionales que, parece ser, es lo último
que olvidamos. Sencillamente son maravillosas y James
Darren, a la hora del balance final, de seguro habrá aportado una
granito de arena muy importante en ese intento permanente de convertir la
vida en algo que merezca ser vivido. Debo reconocer que descubrí al James Darren cantante hace muy poco, sin saber que me había acompañado prácticamente desde mi más tierna infancia. Es que de chico era una fanático espectador de la serie El Túnel del Tiempo y él era uno de los dos protagonistas principales. Aquellos que ronden los 45 años de edad recordaran, seguramente, al científico de polera verde —Tony Newman— sacudiéndose en el inmenso vórtice del pasado y del futuro que lo conducía a vivir las más descabelladas aventuras salidas de la imaginación del director Irwin Allen. Nunca cantó en la serie de TV, pero debería haberlo hecho. Me hubiera ahorrado más de treinta años en descubrir su faceta de solista y cantante de standards, swing y temas pop. Hay algo de nostalgia al escucharlo y verlo cantar. En el fondo sigue siendo el Dr. Newman del serial y eso me retrotrae a aquellas tardecitas de sábado en que me tiraba en la cama de mi tía a ver lo que llamábamos «El Túnel», a secas. Pero Darren trascendió al personaje. Recién ahora me doy cuenta de eso al escucharlo cantar. Y me alegra, porque él deleitó muchas de mis horas de niño, y hoy, promediando el medio siglo de edad, deleita mi joven adultez. Es muy cierto lo que dice esa vieja canción (que Darren cantó y cuyo título es el epitafio de la tumba de Sinatra): The Best is Yet to Come («Lo mejor está aún por llegar»). |
Fernando
Jorge Soto Roland
Profesor
en Historia por la Universidad Nacional de Mar del Plata
Email: sotopaikikin@hotmail.com
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