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La Guerra Civil Española en la vida y obra de Ernest Hemingway
William Sosa Tamayo
wsosat@udg.co.cu

1. Introducción

2. Desarrollo

3. Bibliografía

1. Introducción

Ernest Hemingway, el Dios de Bronce de la literatura de los Estados Unidos, fue un escritor que atesoró experiencias y vivencias prácticas de acontecimientos sociales y políticos que marcaron hitos en la historia de la humanidad, tal vez como no lo ha experimentado ningún otro ser humano. Participó en la Primera Guerra Mundial como un simple chofer de ambulancias, estuvo en la Guerra Civil Española como corresponsal de varias publicaciones de su país, y además, como combatiente en las trincheras de la República, participó también en la Segunda Guerra Mundial y vivió en Cuba los primeros años de la recién triunfante Revolución Cubana.

Muchos de estos acontecimientos fueron fuente de inspiración para sus producciones literarias como es el caso de “Adiós a las Armas” y “Por quién doblan las Campanas”; pero, al mismo tiempo, lo marcaron desde el punto de vista de su personalidad. Las huellas más profundas y duraderas las dejó en el escritor la  Guerra Civil Española. No se conformó con ser un simple espectador o reportero de esta contienda, sino que se compenetró y participó en la vida de todos los que estaban del lado republicano.

Resulta significativa la evolución y transformación político-social, así como la toma de partido al lado de la República, debe haber sido un proceso gradual, cíclico, de acuerdo a como se sucedían los acontecimientos así fueron transformando la conciencia de este  Hemingway quien es un escritor que procede del puritanismo, es liberal y fue criado y educado en el medio oeste norteamericano.

Tiene un significado bastante contrastante el hecho que mientras muchos artistas, intelectuales y escritores, como John Dos Pasos, que fueron considerados ídolos de la literatura social en los Estados unidos durante los años 30, se convirtieron en reaccionarios furibundos después de la Guerra Civil Española. Sin embargo Ernest Hemingway, que se había mantenido distante de la situación político – literaria de su país, el escritor individualista asimiló de forma consciente y responsable la necesidad de comprometerse con la causa del pueblo español y asumió una actitud progresista y antifascista que indiscutiblemente lo marcaron para toda su vida, compromiso este que dejó bien claro en su personalidad social la dicotomía “fascismo” y “antifascismo”. La contienda en tierras españolas lo afectó de forma tan relevante, hasta el punto de, que nadie duda, ni puede poner en tela de juicio, que la victoria del fascismo en España constituyó una tragedia personal para el escritor.

La mayoría de las vivencias, enseñanzas y experiencias de la Guerra Civil Española Hemingway las plasma en su novela Por quién doblan las campanas. Resulta importante señalar, algo que se puede considerar como un mérito de su obra, la utilidad práctica que para muchos resultaron estas experiencias del escritor en tierras españolas, y que luego las convirtió en obras de arte.

En el año 1940 un joven cubano llamado Fidel Castro leyó la novela y años más tarde hizo una valoración sobre esta, que el escritor se hubiese sentido muy feliz de haber Guerra Civil Española conocido este juicio: “ De los autores norteamericanos Hemingway es uno de mis favoritos. Era muy amigo nuestro… Lo conocí después del triunfo de la Revolución; cuando adjudicamos el premio Hemingway en una competencia de pesca.* Pero conocía sus obras desde antes de la Revolución.

Por ejemplo, leí Por quién doblan las campanas cuando era estudiante. Trataba de un grupo de guerrilleros y me pareció muy interesante, porque Hemingway hablaba de la retaguardia que luchaba contra un ejército convencional. Puedo decirle que esa novela de Hemingway fue una de las obras que me ayudó a  elaborar tácticas para luchar contra el ejército de Batista. [...] nosotros nos encontramos [...] luchando contra un ejército relativamente moderno que tenía un control absoluto de las armas. Los métodos que otros hombres usaron para resolver aquel problema nos ayudaron considerablemente a intuir cómo hacerlo…”[1]

Del mismo modo que este lector aprendió de las obras de Hemingway, el escritor también interiorizó la simple ecuación de que siempre hay algo que aprender, y por tal motivo encontró una razón más allá de su propio arte y actitudes, por la cual aprender, pues el escritor que prefería plasmar en sus obras la lucha de héroes solitarios como su “alter ego”, también aprendió la necesidad de la solidaridad y el compromiso social con las causas justas que ennoblecen al hombre y a la humanidad

* Torneo Internacional de la Pesca de la Aguja “Ernest Hemingway” ( Nota del autor )

[1] Frank Markiewiesz y Kirby Jones: “ Con Fidel “, Ebro, Barcelona, 1976, pp. 59-60.  

2. Desarrollo

Hemingway estableció una especie de predilección por España. Estuvo ligado a este país, además de Francia, desde sus inicios como escritor. España siempre ocupó un lugar importante y significativo en su obra literaria y en su vida. Entró en contacto, se documentó, y siguió de cerca los acontecimientos que tuvieron lugar allí desde 1931 cuando fue derrocada la monarquía y se instauró la república Democrática de los Trabajadores. Los hechos que se sucedieron más tarde condujeron a una explosión de la situación política en España que a finales de 1936 desembocaron en una guerra sangrienta. Esta situación impulsó a Ernest Hemingway, en aquel entonces un hombre aislado y sin partido, a hacerse de un contrato de la North American Newspaper Alliance (NANA) para viajar a Madrid como corresponsal.

 Hemingway fue a España por diferentes motivos. Este país, con el cual se había familiarizado y amado tanto, ahora agonizaba. El gobierno que se había constituido al instaurarse la república era de carácter antifascista y antidictatorial, motivo suficiente para el aislamiento  del país por las potencias europeas donde comenzaba a alcanzar auge el fascismo.

El escritor, en un primer momento, pretendía escribir sobre aquellos acontecimientos; pero el hecho de encontrar una España sometida a una guerra de carácter popular lo condujo a narrar la épica del pueblo español situándose al lado de la República, lo que de modo inevitable ejerció su influencia en las concepciones existencialistas del escritor.

El 27 de Febrero de 1937 Ernest Hemingway se enrola en la North American Newspaper Alliance (NANA) y se va como corresponsal a la España de la Guerra Civil, es su primer viaje a este país representando un órgano de prensa norteamericano. Sus primeros contactos de la contienda como tal los establece en las trincheras con los combatientes de las diferentes brigadas internacionales que se habían formado con personas simples de diferentes países para combatir por la República, principalmente con los de brigada Lincoln, donde la mayoría eran estadounidenses y la XII brigada que comandaba el general húngaro Lucasz.

A su regreso a los Estados Unidos, el 19 de Mayo del mismo año, escribió crónicas que relatan el dramatismo de la contienda a que el fascismo había conducido al pueblo español. Al mismo tiempo empleó todo el material tomado en los campos de batalla y las ciudades, conjuntamente con otros camarógrafos norteamericanos, para la realización del filme “La Tierra Española” , que tenía como objetivo, promover la justa causa de la República española y recaudar fondos para el gobierno español. Es en esta ocasión, y específicamente, el 4 de junio de 1937 en la celebración del Segundo Congreso de los Escritores norteamericanos en el Carnegie Hall de New York donde el escritor pronuncia lo que se ha considerado su único discurso político conocido, en el que dijo, entre otras cosas: “ el problema de un escritor no cambia, el mismo podrá cambiar, pero los problemas seguirán siendo los mismos. Y esto es como escribir verdaderamente y encontrar una experiencia que al ser escrita se convierta en parte de la experiencia política de los escritores. [...] los verdaderamente buenos escritores lo siguen siendo bajo casi todas las formas de gobierno existentes y que ellos puedan tolerar. Sólo hay una forma de gobierno que no produce buenos escritores y ese sistema es el facismo. Ya que el facismo es una mentira contada por matones. Un escritor que no mienta no puede vivir y trabajar bajo el fascismo”.

Unos días más tarde de su discurso en este congreso, Joseph Freeman elogia las palabras de Hemingway como una nueva actitud en la personalidad de este al plantear:

“si se comienza como Hemingway, con un simple deseo emocional de trasmitir la experiencia, de bailar y brindar la verdad hasta su conclusión lógica, se llegará adonde Hemingway ha llegado ahora, al Frente Popular”.

El 14 de Agosto de 1937 Hemingway parte de nuevo para España y se hospeda en un hotel barato llamado Florida, en la asediada Madrid. En esta estancia, que se prolongó hasta el 28 de Enero de 1938, lo embarga la tristeza al conocer que algunos de sus amigos, con quienes había compartido en la estancia anterior, habían perecido, entre ellos el general Lucasz y el médico Werner Heilburn. En la capital española retoma apuntes y notas de acontecimientos anteriores y escribe su única obra de teatro, La Quinta Columna. Para está fecha se cerraba el cerco fascista sobre  Madrid. En el monte Garabito se encontraban emplazadas las baterías del ejército de Franco y las granadas perforaban La Gran Vía y algunas estallaban sobre el techo de hotel Florida, mientras Hemingway se mantenía allí impasible, al lado de los que siempre amó hablando de la situación en el frente.

El tercer viaje  comenzó el 18 de Marzo de 1938 y se extendió, aproximadamente, un poco más de un mes. Era fácil de apreciar que la supervivencia de la República estaba comprometida, sin embargo cuando regresa a los Estados Unidos se muestra optimista pese a que el gobierno español estaba perdiendo los pocos territorios que aún mantenía bajo su control. Hemingway volvió a los estados Unidos el 30 de Mayo y en un encuentro con la prensa, que los interlocutores  ponen en duda y no quieren creer, sintetizó: “ El enemigo llegará al mar y cortará en dos a la República, pero eso no es para preocuparse: Ya ha sido previsto… ya se han establecido métodos de comunicación entre Cataluña y el resto de España, por barco, por avión; todo funcionará bien… La guerra entrará ahora en una nueva fase; se redoblará la resistencia del gobierno; los españoles y catalanes lucharán ferozmente; las organizaciones políticas y los sindicatos están organizando sus nuevas posiciones; el pueblo está ansioso por detener el avance de Franco hacia el mar; el pueblo prepara un contraataque”.

Hemingway realiza su último viaje, como corresponsal a España el  31 de Agosto de 1938. Este fue el más triste de todos los que realizó relacionados con la contienda bélica porque asistió a la caída de la República que tanto había defendido, ayudado y amado. Cuatro meses más tarde de su llegada, a fines de Enero, caía Barcelona en poder de los fascistas; Madrid caía a fines de Marzo. Para esta época, Diciembre de 1938, ya el escritor estaba de regreso en su país. Luego volvería a España con Franco en el poder, pero no como periodista.

Ernest Hemingway fue uno de los últimos corresponsales en salir de Madrid, pues hasta el último instante, se aferró a la supervivencia de la República, hasta el último destello de resistencia creyó y tuvo fe en que algo cambiaría la correlación de fuerzas a favor de las fuerzas leales ya dispersas y disminuidas. Años más tarde, al plantearse un análisis más profundo, expresaría con nostalgia. “El período de lucha, en la primavera de 1937, cuando pensábamos que la República podía ganar, fue el más feliz de nuestras vidas. La guerra estaba perdida de antemano, pero en una guerra uno no puede admitir; aún a sí mismo, que está perdida. Porque cuando lo admite, está derrotado; el que, al ser derrotado, rehúsa aceptarlo y lucha lo más posible, gana las batallas finales; a menos que, por supuesto, sea muerto, hambreado, privado de armas o traicionado. Todo eso le ocurrió al pueblo español”. Quizás en este juicio esté la génesis de su conocida frase, llena de simbolismo y fe en el triunfo, que luego nos legó en “El Viejo y el Mar”: Un hombre puede ser destruido, pero no derrotado”

Se puede considerar a Hemingway como una figura polémica y controvertida en sus concepciones primarias como escritor y como ser social desde mediados de los años 30 y en el proceso de transformación política experimentada por su personalidad,  influenciada por los acontecimientos que le deparaba el devenir del tiempo y la época en que le tocó vivir. Muchos de sus contemporáneos o simplemente estudiosos de su vida y obra, han hecho sus valoraciones con el sello de sus concepciones y posiciones de carácter político – ideológico. Carlos Baker asimila los hechos a su modo para demostrar que la posición antifascista de Hemingway fue un accidente, en cierta medida no explicable en un escritor demócrata pero realmente lo que intenta es separarlo de una verdadera toma de conciencia social.

Muchos otros autores han tratado de justificar la posición izquierdista del escritor con diferentes argumentos infantiles y convirtieron  su enconada defensa de la República en algo romántico, en algo lejos del amor que, en realidad, sentía Hemingway por la tierra española y sus gentes desde su primer contacto con esta. La realidad subyace en lo difícil que resulta para muchos críticos, de posiciones liberales, asimilar que uno de los grandes mitos norteamericanos del siglo XX, y su literato por excelencia, fuera parte activa de una contienda revolucionaria, y que aquel hombre individualista, creador de héroes solitarios, desconectado en sus inicios de los problemas sociales, de improviso, apareciera pronunciando discursos políticos, desarrollando actividades para recaudar fondos para el pueblo español y escribiendo artículos periodísticos en su defensa y realizando otras actividades de las cuales el había sido símbolo de su negación.

Otros autores evidenciaron la probabilidad de cómo es posible que Hemingway no deviniera en un comunista, e inclusive, Edmund Wilson, habla de una etapa en que el pensamiento del escritor se dirigía hacia el “stalinismo”. Lo que si es cierto es que después de la Guerra Civil Española Hemingway nunca fue el mismo. En las diferentes etapas de esta contienda, que se desarrolló en un país querido por el escritor, aprendió cosas que dejaron una huella permanente en su personalidad.

Las vivencias más apasionadas, la pasión de su quehacer en la Guerra Civil Española las desarrolló en su novela Por quién doblan las campanas. Esta es la más célebre novela inspirada en la contienda. Los hechos que se narran no tienen lugar en un frente de guerra del basto territorio español, ni abarca todos los acontecimientos y el dramatismo que suscitaron esta guerra, sino que tomando el marco histórico concreto: la ofensiva republicana contra Segovia a fines de Mayo de 1937, el escritor nos lleva a un grupo guerrillero para darnos imágenes impresionantes de la gran tragedia colectiva que representó esta guerra.

En los tres días en que se desarrollan las acciones, el protagonista principal, un profesor universitario estadounidense que va a España a luchar por sus ideales hasta el fin sin renunciar a estos, vive una serie de experiencias que modifican su visión del mundo: sabrá, por vez primera el sabor de un gran amor, al mismo tiempo que profundizará en el significado de la solidaridad humana.

Como una visión premonitoria expone Hemingway un diálogo sobre el fascismo en su país, al preguntarle un guerrillero a Robert Jordan sobre la existencia de fascistas en los Estados Unidos, terminan desarrollando esta conversación:

-Hay muchos que no saben que lo son, aunque lo descubrirán cuando llegue el momento.

-¿ No pueden acabar con ellos antes que se subleven?

-No, dijo Robert Jordan--; no podemos acabar con ellos. Pero podemos educar al pueblo de forma que tema al fascismo y lo combata cuando aparezca.

La Guerra Civil Española movilizó a hombres de varios confines del planeta que se agruparon en las Brigadas Internacionales para luchar contra el fascismo, la gran mayoría de ellos respondieron al llamado de sus conciencias porque creyeron en la justeza de la causa que defendían los republicanos. En el caso de Hemingway, se vio envuelto en esta contienda como reportero llevando una concepción e ideales diferentes; sin embargo se colocó al lado de la República, La defendió, luchó por ella hasta el último momento y  la amó tanto que la derrota sufrida por el pueblo español se convirtió también en su tragedia personal. Ninguna cita más elocuente que las palabras de uno de sus protagonistas:…” la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad;  y; por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas; doblan por ti”.  

3. Bibliografía

Hemingway, Ernest. El cuento contemporáneo. UNAM, 1989.

Hemingway, Ernest. The Sun Also Rises( Fiesta ) . Carlos Puyol, “Sobre la novela”. Instituto Cubano del Libro, La Habana, Cuba, 1971.

Hemingway, Ernest. Prólogo del Viejo y el Mar. Editorial del Consejo Nacional de Cultura, La Habana, 1962.

Viñalet, Rodríguez, Ricardo. Prólogo a Adiós a las Armas. Editorial de Arte y Literatura, La Habana, 1977.

Fuentes, Norberto. Prólogo a Por quien Doblan las Campanas, Editorial Arte y Literatura, La Habana, 1980

AUTOR:

William Sosa Tamayo

wsosat@udg.co.cu

País y Fecha de Elaboración: Cuba, 18 de Enero del 2009.

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