La Guerra Civil Española en la vida y obra de Ernest Hemingway |
1. Introducción 1. Introducción Ernest
Hemingway, el Dios de Bronce de la literatura de los Estados Unidos, fue
un escritor que atesoró experiencias y vivencias prácticas de
acontecimientos sociales y políticos que marcaron hitos en la historia de
la humanidad, tal vez como no lo ha experimentado ningún otro ser humano.
Participó en la Primera Guerra Mundial como un simple chofer de
ambulancias, estuvo en la Guerra Civil Española como corresponsal de
varias publicaciones de su país, y además, como combatiente en las
trincheras de la República, participó también en la Segunda Guerra
Mundial y vivió en Cuba los primeros años de la recién triunfante
Revolución Cubana. Muchos
de estos acontecimientos fueron fuente de inspiración para sus
producciones literarias como es el caso de “Adiós a las Armas” y
“Por quién doblan las Campanas”; pero, al mismo tiempo, lo marcaron
desde el punto de vista de su personalidad. Las huellas más profundas y
duraderas las dejó en el escritor la
Guerra Civil Española. No se conformó con ser un simple
espectador o reportero de esta contienda, sino que se compenetró y
participó en la vida de todos los que estaban del lado republicano. Resulta
significativa la evolución y transformación político-social, así como
la toma de partido al lado de la República, debe haber sido un proceso
gradual, cíclico, de acuerdo a como se sucedían los acontecimientos así
fueron transformando la conciencia de este
Hemingway quien es un escritor que procede del puritanismo, es
liberal y fue criado y educado en el medio oeste norteamericano. Tiene
un significado bastante contrastante el hecho que mientras muchos
artistas, intelectuales y escritores, como John Dos Pasos, que fueron
considerados ídolos de la literatura social en los Estados unidos durante
los años 30, se convirtieron en reaccionarios furibundos después de la
Guerra Civil Española. Sin embargo Ernest Hemingway, que se había
mantenido distante de la situación político – literaria de su país,
el escritor individualista asimiló de forma consciente y responsable la
necesidad de comprometerse con la causa del pueblo español y asumió una
actitud progresista y antifascista que indiscutiblemente lo marcaron para
toda su vida, compromiso este que dejó bien claro en su personalidad
social la dicotomía “fascismo” y “antifascismo”. La contienda en
tierras españolas lo afectó de forma tan relevante, hasta el punto de,
que nadie duda, ni puede poner en tela de juicio, que la victoria del
fascismo en España constituyó una tragedia personal para el escritor. La
mayoría de las vivencias, enseñanzas y experiencias de la Guerra Civil
Española Hemingway las plasma en su novela Por quién doblan las
campanas. Resulta importante señalar, algo que se puede considerar como
un mérito de su obra, la utilidad práctica que para muchos resultaron
estas experiencias del escritor en tierras españolas, y que luego las
convirtió en obras de arte. En
el año 1940 un joven cubano llamado Fidel Castro leyó la novela y años
más tarde hizo una valoración sobre esta, que el escritor se hubiese
sentido muy feliz de haber Guerra Civil Española conocido este juicio:
“ De los autores norteamericanos Hemingway es uno de mis favoritos. Era
muy amigo nuestro… Lo conocí después del triunfo de la Revolución;
cuando adjudicamos el premio Hemingway en una competencia de pesca.*
Pero conocía sus obras desde antes de la Revolución. Por
ejemplo, leí Por quién doblan las campanas cuando era estudiante.
Trataba de un grupo de guerrilleros y me pareció muy interesante, porque
Hemingway hablaba de la retaguardia que luchaba contra un ejército
convencional. Puedo decirle que esa novela de Hemingway fue una de las
obras que me ayudó a elaborar
tácticas para luchar contra el ejército de Batista. [...] nosotros nos
encontramos [...] luchando contra un ejército relativamente moderno que
tenía un control absoluto de las armas. Los métodos que otros hombres
usaron para resolver aquel problema nos ayudaron considerablemente a
intuir cómo hacerlo…”[1]
Del
mismo modo que este lector aprendió de las obras de Hemingway, el
escritor también interiorizó la simple ecuación de que siempre hay algo
que aprender, y por tal motivo encontró una razón más allá de su
propio arte y actitudes, por la cual aprender, pues el escritor que prefería
plasmar en sus obras la lucha de héroes solitarios como su “alter
ego”, también aprendió la necesidad de la solidaridad y el compromiso
social con las causas justas que ennoblecen al hombre y a la humanidad * Torneo Internacional de la Pesca
de la Aguja “Ernest Hemingway” ( Nota del autor ) [1]
Frank Markiewiesz y Kirby Jones: “ Con Fidel “, Ebro, Barcelona, 1976,
pp. 59-60. 2. Desarrollo Hemingway
estableció una especie de predilección por España. Estuvo ligado a este
país, además de Francia, desde sus inicios como escritor. España
siempre ocupó un lugar importante y significativo en su obra literaria y
en su vida. Entró en contacto, se documentó, y siguió de cerca los
acontecimientos que tuvieron lugar allí desde 1931 cuando fue derrocada
la monarquía y se instauró la república Democrática de los
Trabajadores. Los hechos que se sucedieron más tarde condujeron a una
explosión de la situación política en España que a finales de 1936
desembocaron en una guerra sangrienta. Esta situación impulsó a Ernest
Hemingway, en aquel entonces un hombre aislado y sin partido, a hacerse de
un contrato de la North American Newspaper Alliance (NANA) para viajar a
Madrid como corresponsal. Hemingway
fue a España por diferentes motivos. Este país, con el cual se había
familiarizado y amado tanto, ahora agonizaba. El gobierno que se había
constituido al instaurarse la república era de carácter antifascista y
antidictatorial, motivo suficiente para el aislamiento
del país por las potencias europeas donde comenzaba a alcanzar
auge el fascismo. El
escritor, en un primer momento, pretendía escribir sobre aquellos
acontecimientos; pero el hecho de encontrar una España sometida a una
guerra de carácter popular lo condujo a narrar la épica del pueblo español
situándose al lado de la República, lo que de modo inevitable ejerció
su influencia en las concepciones existencialistas del escritor. El
27 de Febrero de 1937 Ernest Hemingway se enrola en la North American
Newspaper Alliance (NANA) y se va como corresponsal a la España de la
Guerra Civil, es su primer viaje a este país representando un órgano de
prensa norteamericano. Sus primeros contactos de la contienda como tal los
establece en las trincheras con los combatientes de las diferentes
brigadas internacionales que se habían formado con personas simples de
diferentes países para combatir por la República, principalmente con los
de brigada Lincoln, donde la mayoría eran estadounidenses y la XII
brigada que comandaba el general húngaro Lucasz. A
su regreso a los Estados Unidos, el 19 de Mayo del mismo año, escribió
crónicas que relatan el dramatismo de la contienda a que el fascismo había
conducido al pueblo español. Al mismo tiempo empleó todo el material
tomado en los campos de batalla y las ciudades, conjuntamente con otros
camarógrafos norteamericanos, para la realización del filme “La Tierra
Española” , que tenía como objetivo, promover la justa causa de la República
española y recaudar fondos para el gobierno español. Es en esta ocasión,
y específicamente, el 4 de junio de 1937 en la celebración del Segundo
Congreso de los Escritores norteamericanos en el Carnegie Hall de New York
donde el escritor pronuncia lo que se ha considerado su único discurso
político conocido, en el que dijo, entre otras cosas: “ el problema de
un escritor no cambia, el mismo podrá cambiar, pero los problemas seguirán
siendo los mismos. Y esto es como escribir verdaderamente y encontrar una
experiencia que al ser escrita se convierta en parte de la experiencia política
de los escritores. [...] los verdaderamente buenos escritores lo siguen
siendo bajo casi todas las formas de gobierno existentes y que ellos
puedan tolerar. Sólo hay una forma de gobierno que no produce buenos
escritores y ese sistema es el facismo. Ya que el facismo es una mentira
contada por matones. Un escritor que no mienta no puede vivir y trabajar
bajo el fascismo”. Unos
días más tarde de su discurso en este congreso, Joseph Freeman elogia
las palabras de Hemingway como una nueva actitud en la personalidad de
este al plantear: “si se comienza como Hemingway, con un simple deseo emocional de trasmitir
la experiencia, de bailar y brindar la verdad hasta su conclusión lógica,
se llegará adonde Hemingway ha llegado ahora, al Frente Popular”. El
14 de Agosto de 1937 Hemingway parte de nuevo para España y se hospeda en
un hotel barato llamado Florida, en la asediada Madrid. En esta estancia,
que se prolongó hasta el 28 de Enero de 1938, lo embarga la tristeza al
conocer que algunos de sus amigos, con quienes había compartido en la
estancia anterior, habían perecido, entre ellos el general Lucasz y el médico
Werner Heilburn. En la capital española retoma apuntes y notas de
acontecimientos anteriores y escribe su única obra de teatro, La Quinta
Columna. Para está fecha se cerraba el cerco fascista sobre
Madrid. En el monte Garabito se encontraban emplazadas las baterías
del ejército de Franco y las granadas perforaban La Gran Vía y algunas
estallaban sobre el techo de hotel Florida, mientras Hemingway se mantenía
allí impasible, al lado de los que siempre amó hablando de la situación
en el frente. El
tercer viaje comenzó el 18
de Marzo de 1938 y se extendió, aproximadamente, un poco más de un mes.
Era fácil de apreciar que la supervivencia de la República estaba
comprometida, sin embargo cuando regresa a los Estados Unidos se muestra
optimista pese a que el gobierno español estaba perdiendo los pocos
territorios que aún mantenía bajo su control. Hemingway volvió a los
estados Unidos el 30 de Mayo y en un encuentro con la prensa, que los
interlocutores ponen en duda y no quieren creer, sintetizó: “ El enemigo
llegará al mar y cortará en dos a la República, pero eso no es para
preocuparse: Ya ha sido previsto… ya se han establecido métodos de
comunicación entre Cataluña y el resto de España, por barco, por avión;
todo funcionará bien… La guerra entrará ahora en una nueva fase; se
redoblará la resistencia del gobierno; los españoles y catalanes lucharán
ferozmente; las organizaciones políticas y los sindicatos están
organizando sus nuevas posiciones; el pueblo está ansioso por detener el
avance de Franco hacia el mar; el pueblo prepara un contraataque”. Hemingway
realiza su último viaje, como corresponsal a España el
31 de Agosto de 1938. Este fue el más triste de todos los que
realizó relacionados con la contienda bélica porque asistió a la caída
de la República que tanto había defendido, ayudado y amado. Cuatro meses
más tarde de su llegada, a fines de Enero, caía Barcelona en poder de
los fascistas; Madrid caía a fines de Marzo. Para esta época, Diciembre
de 1938, ya el escritor estaba de regreso en su país. Luego volvería a
España con Franco en el poder, pero no como periodista. Ernest
Hemingway fue uno de los últimos corresponsales en salir de Madrid, pues
hasta el último instante, se aferró a la supervivencia de la República,
hasta el último destello de resistencia creyó y tuvo fe en que algo
cambiaría la correlación de fuerzas a favor de las fuerzas leales ya
dispersas y disminuidas. Años más tarde, al plantearse un análisis más
profundo, expresaría con nostalgia. “El período de lucha, en la
primavera de 1937, cuando pensábamos que la República podía ganar, fue
el más feliz de nuestras vidas. La guerra estaba perdida de antemano,
pero en una guerra uno no puede admitir; aún a sí mismo, que está
perdida. Porque cuando lo admite, está derrotado; el que, al ser
derrotado, rehúsa aceptarlo y lucha lo más posible, gana las batallas
finales; a menos que, por supuesto, sea muerto, hambreado, privado de
armas o traicionado. Todo eso le ocurrió al pueblo español”. Quizás
en este juicio esté la génesis de su conocida frase, llena de simbolismo
y fe en el triunfo, que luego nos legó en “El Viejo y el Mar”: Un
hombre puede ser destruido, pero no derrotado” Se
puede considerar a Hemingway como una figura polémica y controvertida en
sus concepciones primarias como escritor y como ser social desde mediados
de los años 30 y en el proceso de transformación política experimentada
por su personalidad, influenciada
por los acontecimientos que le deparaba el devenir del tiempo y la época
en que le tocó vivir. Muchos de sus contemporáneos o simplemente
estudiosos de su vida y obra, han hecho sus valoraciones con el sello de
sus concepciones y posiciones de carácter político – ideológico.
Carlos Baker asimila los hechos a su modo para demostrar que la posición
antifascista de Hemingway fue un accidente, en cierta medida no explicable
en un escritor demócrata pero realmente lo que intenta es separarlo de
una verdadera toma de conciencia social. Muchos
otros autores han tratado de justificar la posición izquierdista del
escritor con diferentes argumentos infantiles y convirtieron su enconada defensa de la República en algo romántico, en
algo lejos del amor que, en realidad, sentía Hemingway por la tierra española
y sus gentes desde su primer contacto con esta. La realidad subyace en lo
difícil que resulta para muchos críticos, de posiciones liberales,
asimilar que uno de los grandes mitos norteamericanos del siglo XX, y su
literato por excelencia, fuera parte activa de una contienda
revolucionaria, y que aquel hombre individualista, creador de héroes
solitarios, desconectado en sus inicios de los problemas sociales, de
improviso, apareciera pronunciando discursos políticos, desarrollando
actividades para recaudar fondos para el pueblo español y escribiendo artículos
periodísticos en su defensa y realizando otras actividades de las cuales
el había sido símbolo de su negación. Otros
autores evidenciaron la probabilidad de cómo es posible que Hemingway no
deviniera en un comunista, e inclusive, Edmund Wilson, habla de una etapa
en que el pensamiento del escritor se dirigía hacia el “stalinismo”.
Lo que si es cierto es que después de la Guerra Civil Española Hemingway
nunca fue el mismo. En las diferentes etapas de esta contienda, que se
desarrolló en un país querido por el escritor, aprendió cosas que
dejaron una huella permanente en su personalidad. Las
vivencias más apasionadas, la pasión de su quehacer en la Guerra Civil
Española las desarrolló en su novela Por
quién doblan las campanas. Esta es la más célebre novela inspirada
en la contienda. Los hechos que se narran no tienen lugar en un frente de
guerra del basto territorio español, ni abarca todos los acontecimientos
y el dramatismo que suscitaron esta guerra, sino que tomando el marco histórico
concreto: la ofensiva republicana contra Segovia a fines de Mayo de 1937,
el escritor nos lleva a un grupo guerrillero para darnos imágenes
impresionantes de la gran tragedia colectiva que representó esta guerra. En
los tres días en que se desarrollan las acciones, el protagonista
principal, un profesor universitario estadounidense que va a España a
luchar por sus ideales hasta el fin sin renunciar a estos, vive una serie
de experiencias que modifican su visión del mundo: sabrá, por vez
primera el sabor de un gran amor, al mismo tiempo que profundizará en el
significado de la solidaridad humana. Como
una visión premonitoria expone Hemingway un diálogo sobre el fascismo en
su país, al preguntarle un guerrillero a Robert Jordan sobre la
existencia de fascistas en los Estados Unidos, terminan desarrollando esta
conversación: -Hay
muchos que no saben que lo son, aunque lo descubrirán cuando llegue el
momento. -¿
No pueden acabar con ellos antes que se subleven? -No,
dijo Robert Jordan--; no podemos acabar con ellos. Pero podemos educar al
pueblo de forma que tema al fascismo y lo combata cuando aparezca. La
Guerra Civil Española movilizó a hombres de varios confines del planeta
que se agruparon en las Brigadas Internacionales para luchar contra el
fascismo, la gran mayoría de ellos respondieron al llamado de sus
conciencias porque creyeron en la justeza de la causa que defendían los
republicanos. En el caso de Hemingway, se vio envuelto en esta contienda
como reportero llevando una concepción e ideales diferentes; sin embargo
se colocó al lado de la República, La defendió, luchó por ella hasta
el último momento y la amó tanto que la derrota sufrida por el pueblo español
se convirtió también en su tragedia personal. Ninguna cita más
elocuente que las palabras de uno de sus protagonistas:…” la muerte de
cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad;
y; por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las
campanas; doblan por ti”. 3. Bibliografía Hemingway,
Ernest. El cuento contemporáneo. UNAM, 1989. Hemingway,
Ernest. The Sun Also Rises(
Fiesta ) . Carlos Puyol, “Sobre la novela”. Hemingway,
Ernest. Prólogo del Viejo y el Mar. Editorial del Consejo Nacional de
Cultura, La Habana, 1962. Viñalet,
Rodríguez, Ricardo. Prólogo a Adiós a las Armas. Editorial de Arte y
Literatura, La Habana, 1977. Fuentes,
Norberto. Prólogo a Por quien Doblan las Campanas, Editorial Arte y
Literatura, |
AUTOR:
William
Sosa Tamayo
País y Fecha de Elaboración: Cuba, 18 de Enero del 2009.
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