Poema
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Esta
bocanada de oxígeno es la primera: la respiro con cuidado y me oprime,
me
oprime
como
si fuera naciendo hacia dentro
embrión
formado a solas. Hay
un demonio negro
circulándome
y deteniéndose,
circulándome
y deteniéndose,
CIRCULÁNDOME
Y DETENIÉNDOSE, puedo sentir cuando se detiene a hurgar atajos
entre
los troncos sanguíneos,
aguja
caminándome por el cuerpo. Mi
cabeza se entibia por segmentos
de
atrás hacia delante y de abajo hacia arriba. Queda
una idea convulsa dentro, una
idea que no alcanzo a pronunciar, una
idea de miedo entre los párpados.
No
hay palabra que la nombre. El
tejado, carúncula silenciosa sigue una senda indefinida el
aire pita en mi pecho, puedo sentir como se infla mi abdomen, araño,
pero no puedo deshacerme de esta convulsión, las
piernas se tensan con piquetes que suben hasta amortiguarse, los
dedos encarrujan a las sábanas y tiemblan espasmódicamente. Quiero
una bocanada de aire pero la tráquea ha estrechado el paso -hay
ruidos de gente llegando-. Una
sola imagen final, una
sílaba atascada que se repite y va acelerándose, acelerándose,
ACELERÁNDOSE
hasta
la desesperación. Se
acabó, la vaga imagen cuelga de la pecera. |
Rocío Soria R.
De "El Cuerpo del Hijo"
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