Los terrenos de la vida |
Cuando
mi amiga era aún una adolescente rebelde y sorda, al igual que lo fuimos
todas, su madre decidió tomar un papel y lápiz para lograr lo que entre
ellas era casi imposible: el diálogo fluido y en paz. Como nos pasa ahora
a muchas madres con los hijos, a pesar del tiempo transcurrido, de tantas
y diferentes circunstancias de la vida y de haber salido a la luz tantos métodos
de cómo educarlos mejor. Por
eso, en lugar de discutir, le puso en la bandeja del desayuno un papel
escrito con esas palabras de mamá con ganas de llegar a su hija y no
poder. Y, aunque siempre intentó inculcárselas, cuando la nena creció y
se transformó en una adolescente ya no le prestó más atención porque,
en esa etapa, los hijos hablan más fuerte que los padres para no tener
que escuchar. Es
más, mi amiga estaba tan emperrada con la entrometida nota que apenas
terminó de leerla la rompió en mil pedazos ¿Para qué? Si me confesó
casi treinta y pico de años después que no se había olvidado ni un
punto y ni una coma ni palabra alguna de aquella carta. Y
me las repitió de memoria, esta vez con sus ojos húmedos, como si el
tiempo regresara a aquél preciso instante y estuviera leyendo atentamente
aquello que su madre le había derramado en ese pedazo de papel madera
cortado con los dedos y sellado en su alma por el resto de su existencia: |
"En
tu vida hay dos terrenos. Uno de ellos está lleno de yuyos, basura
olvidada y desparramada por doquier, latitas de cerveza, cajas de vino vacías,
papelitos de golosinas, colillas de puchos y demás. Este terreno, tan
lleno de desperdicios y de cosas inservibles, siempre pensé que no podía
oler como vos. El
otro terreno está limpio, mucho más prolijo y arreglado que hasta hay
flores que van creciendo naturalmente. Se aprecia que hay un cierto
cuidado especial, no digamos que obsesivo, pero hay una mirada que sabe
protegerlo. Y
en el centro hay una casa, humilde pero bella, como esa de los cuentos de
Hansel y Grethel que tanto te gustaban. Está a medio construir, pero ya
están los cimientos hechos, todo lo demás se hace con un poquito de
esfuerzo y trabajo. Pero
lo que más me duele es que parece que a tu vida le atraen más los aromas
y las cosas deshechas del terreno que está más sucio, quizás porque
sean más fáciles... Y me da mucha pena no poder ayudarte ni ponerme a
limpiarlo por vos, porque es TU VIDA la que estás eligiendo y te
corresponde sólo a vos hacerlo, porque tu única responsabilidad es
ponerte a limpiarla. Como
te conozco tanto, sé que si ponés esas fuerzas que tenés de sobra,
seguramente vas a poder vivir del lado más hermoso y placentero. Te va a
costar esfuerzo, pero va a ser tu logro. Únicamente tuyo, ni de mamá ni
de nadie más que vos... Este
es tu tiempo para que decidas, para saber qué es lo que querés para tu
vida, para toda la familia que vas formar mucho más adelante, y qué es
lo que les vas a enseñar a tus propios hijos. Yo
sé que ahora eso poco te importa, porque vivís el día a día. Tampoco
te interesa el futuro que yo hubiera pretendido para vos, porque esta es
TU VIDA y no el deseo de tu vieja, boludeces de madre porque una siempre
piensa que crió a la hija para que fuera "algo más" que lo que
fue una, pero sólo me conformo con que seas una buena persona y tengas el
jardín limpio, eso sí. Y que seas lo que quieras ser, pero poniéndole
garra a todo, porque así se triunfa en la vida. Y
que lo intentes, que tomes una pala y te pongas a limpiar aunque al
principio cueste, pese y duela. Pero después, jamás te podrás olvidar
de esa incomparable sensación de satisfacción con una misma sentada
frente al trabajo que se logró hacer con las propias manos. Y te gustará
mirarlo, observarlo, disfrutarlo y, cuando lo compares con el terreno que
aún está sucio, podrás encontrarte a vos misma reflejada. Sólo te pido
que lo intentes, por una vez en la vida, pero que lo intentes... Y, si no te gusta o no es lo que esperabas, entonces pasá al otro terreno y dedícate a patear latitas y a esquivar los yuyos, y le ruego a Dios que algún día, entre tanta basura y desorden, puedas encontrarte a vos misma mirándote en ese espejo en el que se está reflejando tu propia vida". Mamá. |
Ana
Solá
Ilustración Clara Celoria
Conjuros mágicos de la bruja madre
Suplemento especial de Puntal para ellas en su día
Edición y recopilación de textos: Daniel Devia
Diario Puntal - Río Cuarto, Córdoba
17 de octubre de 2010
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