La casa está en orden |
Mi hogar es, desde
que mis hijos se convirtieron en adolescentes, un campo de batalla.
Nuestros almuerzos y cenas ya nada tienen qué ver con los comerciales de
mayonesa o queso crema y es el espíritu de Atila quien se sienta invitado
en la cabecera de la mesa. Mientras tanto, una pila de platos sucios
atrincherados en la cocina está por explotar. Todo empezó cuando
tuve la feliz idea de asignarle tareas a la nena de 16 y al nene de 17.
Todos los días, almuerzo y cena alternativamente, cada uno de ellos tendría
que lavar los platos. No sé en qué estado de inconciencia y de hipnosis
estaría yo en ese momento para cometer semejante despropósito... |
La cosa empezó
pareja. Como buenos chicos, confeccionaron un horario en el cual se
asignaban los días de la semana y a quién le correspondería el trabajo
luego de cada comida. El papelito fue colgado prolijamente con un imán
sobre la heladera. Hasta ese momento
casi éramos una familia feliz, no digo como los Ingals, pero podría
decirse que como los Roldán. Así fueron pasando las semanas hasta que
llegamos a ser los Simpson. Porque quién sabe
qué viento se llevó el papelito para que una tormenta se desatara en
casa. Y comenzaron los gritos: "¡Hoy te toca a vos!" "¡No,
a vos!" "¡No te hagás el-la vivo-va!" "¡A mí no me
vas a tomar de boluda-o!" "¡Es a vos!". Así como
desapareció el bendito pedacito de papel, se esfumaron los almuerzos y
las cenas en paz. Antes de cada comida, religiosamente, se desataron las
protestas y los estómagos se anudaron. Ya nadie quiso comer y no por
anorexia, sino por no ensuciar vajilla. De más está decir
que más de una vez me clavé frente a la pileta para que no discutieran.
Pero siempre fue en vano: "¡Claro, vos lavás para que no tenga que
lavar ella-él porque es tu preferido-a! ¡Hoy los platos los tiene que
lavar él-ella!" "¡Mamá, eso es injusto! ¡Sos injusta!". No sólo terminaron
con las comidas semanales, también amargaron los asados de los domingos,
rompieron platos por nerviosos y hasta dejamos de comer con la tele porque
interfería con las peleas y los gritos. Recurrí a una psicóloga.
"Los adolescentes deben canalizar su agresividad y hay que ponerles límites
claros". ¿Qué les compro, una pistola o un lavaplatos?, preguntaba
yo ingenua a la profesional. ¿Los límites dónde se compran? ¿Si no se
les puede pegar, qué hay que hacerles? ¿Dejo de darles de comer o los
amordazo en la mesa para que no griten? Cuando les digo que no levanten la
voz y no me hacen caso, ¿me tengo que callar yo? ¿Lloro o imploro? ¿Para
los portazos debo ponerles burletes en los dormitorios? ¿Cuánto me
cobra, licenciada, para venir a almorzar y cenar con nosotros? Contraté a una
empleada doméstica. Error. Se echaban en cara, el uno al otro -y a los
alaridos-, que la empleada "no estaba para lavar los platos, sino
para tareas más importantes en el hogar" (claro, léase lavado y
planchado de la ropa de ellos y limpiarles la pieza). Y que quedaba claro
que la obligación del lavado de platos era exclusiva de ellos ¡Para qué
se me habrá ocurrido inculcarles tanta responsabilidad! Asustada por los
acontecimientos, fue la empleada quién dijo: "Llame a un cura, doña,
pa' curar la casa". Y vino un cura a
bendecir el hogar dulce hogar. Mientras el dispuesto sacerdote recorría
rezando por los pasillos que separan a las habitaciones, los chicos lo
seguían disputándose a regañadientes la secada del piso mojado con el
agua bendita que el santo hombre iba dejando a su paso y que esparcía por
toda la casa. "¡Ah, te toca a vos! ¡No, a vos que sos la creés en
Dios!" "¡Mamá, ves que está endemoniado! ¡Míralo, mamá,
hacé algo!" "¡Es ella! ¡Es él! ¡Decile algooooo! ¡Mammaaaaaá!". Moraleja; Cuando te
veas tentada a tercerizar tareas que ancestralmente nos enchufaron
injustamente y pienses en la solidaridad de tus hijos, rezá un
Padrenuestro que se te va a pasar.
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Ana
Solá
Ilustración Clara Celoria
Conjuros mágicos de la bruja madre
Suplemento especial de Puntal para ellas en su día
Edición y recopilación de textos: Daniel Devia
Diario Puntal - Río Cuarto, Córdoba
17 de octubre de 2010
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