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Cartas con hechizos |
Hijo .. tengo algo que decirte
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Es
cierto, muchas veces no sé acercarme a vos para decirte ciertas cosas,
porque siento culpas … Siento
culpas cuándo hablan de que los hijos de padres separados tiene
problemas. Y me alivio cuando dicen que los de familias bien constituidas
también los tienen. Pero no me conformo del todo. Siento miedo por vos... No
me da la cara para decirte que el alcohol hace daño, cuando vos viste
desde chico que en casa, aunque poco, pero se toma. Ni qué hablar sobre
que "no tenés que fumar", cuando más que una madre parezco una
chimenea. Si
te digo que no vengas tarde, me parece que me mirás con esa cara de:
“Si vos hiciste todo lo que quisiste cuando eras joven …” Y
presiento que absurda te contesto: "Es que eran otras épocas..."
icomo si yo me lo creyera! Siempre
te recuerdo lo del preservativo, que lo uses. Y no lo decís, pero lo pensás:
"¡Ustedes sí que la pasaron bien en su juventud …!". Y tenés
mucha razón. Si
te pldo que no tomes, me siento ridicula porque sé que todos tus amigos
lo hacen y vos no podés estar al margen. Susurro entonces un... "Buéh,
pero no tanto...". Aunque sé que con la mirada estás reprochándome
las noches de amigos y asados en casa cuando no queda limpio ni un vaso. Cuando
nos ponemos a hablar sobre tu futuro y perfilamos tus proyectos, me parece
estar contándote uno de esos cuentos de cuando eras chico, porque -y
nunca te lo confieso- ni yo misma sé qué podés "ser cuando seas
grande" ni qué va a ser de mí "cuando sea más grande aún",
con tanta incertidumbre social y económica que nos está ahogando. De
la droga, ni me animo a preguntarte. Un padre siempre piensa que "uno
hizo todo lo que pudo, lo mejor, que le dio todo y que eso, le pasa a los
otros...". Es que ese monstruo es tan grande y pisa tan fuerte que
uno no sabe si podrá enfrentarlo, si podrá hacerse cargo. Del monstruo y
de la culpa. Muchas
veces me da ganas de decirte: "Cuidáte, no te hagas daño...".
Pero es inevitable, tu cara es un espejo en el que me veo reflejada. Y
vicerversa. Por
eso hoy tengo ganas de confesarte que, ante todo lo que te pase, siento
miedo y siento culpas. Que tengo ganas de hablar, pero sin reproches de
ambas partes. Quiero enseñarte y que me enseñes. Vos tenés la sabiduría
de lo nuevo, las ganas y el empuje porque todavía no te pudo corroer el
paso del tiempo. ¡Y estás tan a tiempo! Y esa cara tuya, que no tiene arrugas ni tantas viejas tristezas y ansiedades como la mía, me está mostrándo así, en un ida y vuelta de la vida, que las culpas no son buenas amigas. Porque yo te quiero, y mucho, es que necesito que hablemos. Y enseñarte y que me enseñes, de una vez por todas, eso que todavía no me doy cuenta a pesar de los años... ¡Nunca es tarde para aprender a caminar juntos! |
Ana
Solá
Ilustración Clara Celoria
Conjuros mágicos de la bruja madre
Suplemento especial de Puntal para ellas en su día
Edición y recopilación de textos: Daniel Devia
Diario Puntal - Río Cuarto, Córdoba
17 de octubre de 2010
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