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Dejar el nido
Ana Solá

Hijo mío:

 

Otra vez la vida nos separa. La primera fue dolorosa, fue aquella vez cuando saliste de mi panza. Quizás vos no lo recuerdes, porque eras demasiado pequeño, pero cuando te pusieron sobre mi pecho sentí el amor más grande y la felicidad más enorme por ver tu carita. Pero igual al amor fue él egoísmo de tener que compartirte, habíamos dejado de ser "sólo vos y yo".  

Hoy otra vez la vida nos separa. Te vas lejos -o aunque sea cerca da igual- la cantidad de kilómetros no tienen importancia para medir la distancia que separa a un amor de otro.

 

Pero no podía dejar de decirte lo orgullosa que me siento de vos, de tu elección, de tu coraje, de tu despego ¡Hasta me haces acordar a mi en miles de intentos por separarme de mi vieja! Y ahora la vieja soy yo...

 

No puedo decir que estoy deprimida, porque no lo estoy. Sí puedo sentir esta tristeza que me invade, sí puedo confesarte que tengo miedos, que tengo la certeza de que te voy a extrañar como nunca y que también estoy más segura que nunca de que vas a estar muy bien. Porque es tu vida. Unica e irrepetible.

 

Cuando me bajoneo pensando en tu partida trato inmediatamente de recordarme joven, cuando empezaba á hacer los primeros aleteos para irme de casa. Yo era muy joven, pero sentía que tenía toda una vida por delante y que debía emprenderla sola. También recuerdo que, por entonces, mi madre no era lo más importante en mi vida, aunque la quería un montón. Estaban mis amigas, mis novios, mis compañeras del colé, mis estudios, en fin... ¡Esa era mi vida!

 

Entonces, cuando pienso "en joven", siento paz. Por vos y por mí.

 

Lo único que espero es haberte sido útil para ayudarte a emprender tu vuelo. Que mis hinchadas de bolas o consejos -como más te guste- te sirvan en los momentos de dudas y cuando tengas que criar a tus propios hijos. Que sepas que la vieja no se va a morir nunca hasta no verte feliz y que acá me quedo y acá estoy para lo que necesites. Pero nunca distraigas tu mirada hacia atrás, siempre para adelante, porque creo que así te enseñé con el ejemplo.

 

Y que tengas la mejor de las suertes y de las oportunidades, porque el mundo entero espera la salida de tu sol (y de ese mundo, especialmente yo).

 

Te quiero, hijo. Te quiero libre, te quiero grande, te quiero triunfante. ¡Sos el mejor!

 

Ahora, sí... ¡A VOLAR! Mamá.

Ana Solá
Ilustración Clara Celoria
Conjuros mágicos de la bruja madre
Suplemento especial de Puntal para ellas en su día
Edición y recopilación de textos: Daniel Devia
Diario Puntal - Río Cuarto, Córdoba
17 de octubre de 2010

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