Revolucionario y una parte de la Historia más rica y heroica que haya vivido la Argentina en los últimos sesenta años.
Había nacido en Buenos Aires, y vivió en el Barrio de Mataderos y fue obrero de varias fábricas porteñas. Recibido de Abogado comenzó con el fuero Laboral y posteriormente fue Secretario Gremial de UPCN-Conet por muy poco tiempo hasta el golpe de 1966 y la intervención del Sindicato por el Gral. Onganía. El Doctor Falaschi, jamás dejó de ser “Carlitos” quien colaboró con la histórica y heroica CGT de los Argentinos desde su fundación, sea en acciones callejeras directas, sea en las “guardias” que solemos hacer algunos abogados cuando estamos en conocimiento de una situación de riesgo que pueden correr compañeros con sus futuras acciones. Yo sé que hay nombres que hoy dicen poco, sobre todo a las nuevas generaciones, soy consciente que tampoco nada dicen algunos nombres, historias y luchas a la actividad técnica que los abogados tenemos que desplegar. En tal caso pido de antemano disculpas por las referencias históricas, pero no puedo menos que resaltar que Carlos Falaschi fue abogado, montonero y revolucionario y no en ese orden.
Su integración temprana a la CGT de los Argentinos no vino de la mano de cualquiera, fueron los míticos comandantes José Sabino Navarro, caído en combate heroicamente en Córdoba en la Dictadura de Lanusse y Carlos Hobert caído en combate durante la Dictadura de Videla.
Estos futuros comandantes montoneros lo integran a los grupos de apoyo a los conflictos obreros.
Se incorporó como combatiente en 1969 con el alias de “Mauro”, pero (como a algunos de nosotros) los sobrenombres reales siempre se impusieron a los nombres de guerra que elegimos. Carlitos siempre fue “el Boga”.
Todo el grupo inicial al que pertenecía se integró a la militancia activa en Montoneros, y desde ahí, su militancia fue colaborar en los conflictos laborales con la Juventud Trabajadora Peronista, el brazo sindical de esa Organización.
Dice Jose Amorín en su libro “Montoneros: la buena Historia”
“De más está decir que tanto su auto como la casita de fin de semana estuvieron a nuestro servicio a partir del primer día en que se integró el “grupo Sabino”. En verdad, desde el comienzo y hasta la ejecución de Aramburu, cuando se vio obligado a pasar a la clandestinidad, fue nuestra principal infraestructura, algo así como nuestro “amparo” incondicional. No sólo en lo material, también en lo afectivo. Además, y él mismo hace hincapié en ello, no le hacía “asco” a los fierros. Siempre y cuando fueran usados, en sus palabras, “con fundamento político y aún constitucional, prudencia y sabiduría”. Vamos, de él se puede decir lo que digo de muy pocos: era un buen combatiente. Y, de hecho, más de una vez el Negro Sabino lo subió a su Peugeot rojo para que, en el rol de custodia, lo acompañara durante sus interminables viajes por el interior del país”
“Estadio Nacional”
Es cierto, hasta la ejecución de Aramburu se mantuvo en la Argentina pero poco después se exilió en el Chile de Salvador Allende, lo sorprende el Golpe de 1973 y es llevado detenido al tristemente célebre campo de Concentración del Estadio Nacional de donde posteriormente recupera su libertad.
Después de 1973 y ya vuelto a la Argentina y a la JTP montonera, nuevamente la represión y la resistencia de la justa guerra revolucionaria. Luego de la caída de su compañero contacto Gustavo “Tato” Lafleur, debe volver al exilio, ésta vez en Suiza.
Llega luego a Nicaragua y participa activamente supliendo a otro entrañable compañero/colega, (hoy una especie de miembro honorario de ésta actual y nuestra Gremial de Abogados) como es el querido Doctor Manuel Gaggero, en la Asesoría del Ministerio de Justicia de la Nicaragua Sandinista y revolucionaria que acababa de tomar el poder por la vía de la lucha y la insurrección armada que desalojara al genocida Anastasio Somoza, posteriormente ejecutado en una noble acción producida en el centro de la Ciudad de Asunción.
Su desempeño en el Ministerio Nicaraguense fue en plena guerra contra los EEUU y la Contra financiada y asesorada también por oficiales del Ejército Argentino (1984/1988).
“El Boga”
Finalmente volvió a la Argentina en 1989, y se incorporó como profesor en la Universidad Nacional del Comahue, fue asesor de Comunidades Mapuches, de la Cooperativa de Crianceros Quiñé Raquizuan y de las dos Comunidades que luchan en Loma de La Lata contra la contaminación y la explotación de las petroleras.
La Historia no fue piadosa ni con el Boga ni con otros combatientes
montoneros, y tampoco tuvo piedad en las contradicciones internas.
Yo mismo apenas había oído hablar de Falaschi, a pesar de su rica y
profusa historia de lucha.
Alguna vez escribió a la Gremial de Abogados manifestando que estaba de acuerdo con nuestra Declaración de Principios, pero no mucho más que eso.
Pero hubo dos compañeros/as de la Gremial de Abogados, que nos fueron explicando quien era. Una de ellas es la querida Elena Caucoz, de Neuquen, punta de la Gremial en el Alto Valle y compañera mía también en nuestra organización Convocatoria por la Liberación Nacional y Social quien me fue refiriendo la historia de este Viejo abogado, y montonero, me explicó lo que significó Falaschi para su vida, “fue como mi Padre” me dijo.
La otra referencia es la del Pelado Roberto Perdía, mi compañero en la Gremial de Abogados, en las luchas de todos los días y ex miembro de la Conducción Nacional de Montoneros.
Pero en este caso del Pelado, fuimos varios miembros de la Gremial los que pudimos presenciar un encuentro.
En el último Seminario que hicimos en Neuquén, relacionado con Violencia Institucional y Gubernamental, apareció Carlos Falaschi, fue directamente al Pelado, que al principio no lo conoció, (obvio, ambos eran tremendos viejos chotos que no se veían en varias décadas), se presentó, le dijo quien era y se confundieron en un interminable abrazo.
Varios no entendíamos que ocurría hasta que tanto Elena, anfitriona y organizadora principal de aquel Seminario, como el Pelado nos fueron presentando a algunos de los que estábamos en ese momento a aquel mítico Carlos Falaschi.
“Derecho a la defensa”
A veces la Historia también da revancha y posibilidad de explicar cosas que en el calor de las luchas y las pasiones no siempre se puede. A veces ni nosotros mismos nos damos o damos a los demás, derecho a la Defensa.
Lo cierto es que en ese abrazo, la charla posterior, y la fraternidad de luchadores que se encuentran habiendo combatido en el mismo bando, seguramente se saldan cuestiones que no siempre es posible desde la racionalidad.
Muchos apenas lo conocimos, algunos de nosotros apenas de oídas, las nuevas generaciones de luchadores ni eso.
Así suelen ser las cosas en esta guerra interminable contra el Imperialismo y contra la explotación capitalista.
Es una lástima que ni los revolucionarios le hayamos podido sacar más el jugo, ni que los abogados solidarios y populares que ponen toda su técnica y conocimientos del Derecho al servicio de los que luchan o son agredidos, lo hayan podido tener y cobijar mucho tiempo al colega.
Seguramente nos diría a los abogados que hay que utilizar el Derecho en defensa de los desprotegidos. Como él siempre lo hizo desde que se recibió de abogado. En algunos casos “haciendo guardias” como seguramente lo haría el compañero médico en una posta sanitaria esperando lo peor: que un compañero sea detenido en una acción o en una lucha para presentarse a defenderlo o reclamar su aparición con vida.
Se nos va el Abogado y Montonero, quizás no en ese orden, el que asesoraba a los laburantes, pero tampoco “le hacía asco a los fierros”, el que se subía a un coche (trucho seguramente) y encaraba interminables viajes con el Comandante Sabino Navarro por toda la Argentina marcando con su presencia en los diferentes rincones de País la existencia de una organización que todos los días caminaba por la cornisa de su aniquilamiento por los golpes de la Dictadura. En esos difíciles momentos Sabino, muchas veces acompañado por “el Boga” mantenían viva la esperanza de construir esa fuerza de masas que fuera Montoneros un par de años después.
Qué lástima Carlos Falaschi, Doctor Falaschi, que no te tuvimos más tiempo!!!