El uso del “yo” en el poema-prólogo:
El hombre invisible |
Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe |
“Yo” es la primera palabra del poema-prólogo El hombre invisible de Odas elementales del chileno Pablo Neruda (1904-1973). El hablante lírico de este poema pretende desaparecer como sujeto porque quiere fusionarse. No obstante, proclama dieciséis veces su presencia a lo largo de los 242 versos que tiene el poema. Entonces podemos apreciar cómo poco a poco este hablante devela matices de su identidad. Ese “yo” es quien cantar por quienes según él han sido marginados por el poeta lírico tradicional.
Vemos
entonces, cómo nace una ambición totalizadora en el hablante que por
medio del juego de palabras y el arte de la acomodación del “yo”, se
encamina hacia la producción de un autorretrato definitivo dentro de la
poética nerudiana. Por lo
tanto este poema se fragua una estrategia para el sujeto poético como voz
de un testimonio que se piensa necesario. La
función del hablante lírico, “yo”, toma una pertinencia y
complejidad histórica, concretándose una personalidad poética bien
definida.
El
hablante lírico “yo” pretende desaparecer. Del mismo modo, quiere lograr la consolidación del objeto que
es de donde nace la inspiración y va tratar de reposeer las cosas, que
por contacto continuo, se han olvidado o no se aprecian.
Una constante en estos objetos apreciados por ese “yo”, es que
siempre son objetos que contienen un universo en sí mismos. Así pues, a lo largo del poema, notamos cómo los hechos poéticos
surgen del descubrimiento de las cosas y cómo ese “yo” finalmente se
va a transmutar en un “nosotros” cuando se esfuma el ego del hablante
lírico.
El
“Yo” inicial que se pronuncia es un hecho de identidad que continua
proponiendo marcar distancia entre sus funciones y lo realizado hasta
entonces por la tradición escrita. Aunque
el hablante lírico aclara que él no es mejor que estos escritores que
componen la tradición lírica: “yo
no soy superior”. Asegura que no existen alardes de superioridad en
él por el hecho de que aborda temas familiares, argumentos comunes para
los pescadores, albañiles y mineros, etc., a diferencia de sus colegas.
No
obstante, el hablante se opone a la actitud que asumen sus colegas, los
cuales describe como reincidentes del egocentrismo: “siempre dicen yo”, “es
siempre “yo” ”. Insinúa que estos escritores solamente se
preocupan por ellos mismos, y no por las realidades y sufrimientos de la
gente sencilla. El “yo” nerudiano se presenta compasivo con la
comunidad, pero sin dejar de ser crítico. El hablante lírico no
menosprecia la obra escrita hasta el momento, lo aclara cuando dice “yo
adoro toda la poesía escrita.”
El
“yo” nerudiano va rumbo a una legibilidad de la gente sencilla. El
hablante tiene una propuesta inclusiva. Abarca una búsqueda por ser
comprendido más fácilmente, y que estas personas se sientan cómodas con
que el nuevo poeta, con el que guarda empatía con el pueblo.
Para ello, ese hablante lírico maneja motivos populistas y
solidarios reconociendo las grandezas y miserias del otro, pero siempre de
forma innovadora, dejando en evidencia, que en cada verso hay un reto.
El
“yo” está dirigido en ánimos de abandonar el privilegio del cuerpo.
Un cantor que renuncia a la plenitud del ser, para ser invisible.
Aunque parezca extraño, el sujeto no se desvanece ya que el “yo”
estará en la búsqueda constante de la raíz, de la verdadera esencia. Bibliografía: Neruda, Pablo. “El hombre invisible”. Odas elementales. Editorial Losada, Buenos Aires: 2004. |
por
Ivette Marie Serrano
Gentileza de www.revistapurpurapr.com
y de http://www.oscurosalvaje.blogspot.com/
Ir a índice de América |
Ir a índice de Serrano, Ivette Marie |
Ir a página inicio |
Ir a mapa del sitio |