El
perrito |
La vida transcurría como de costumbre, yo iba a trabajar para sobrevivir, trabajaba ocho horas y regresaba a mi casa. Pero cada vez que salía de mi trabajo me tropezaba con un perrito de lo más simpático y me detenía siempre a acariciarlo. Pobrecito, se ve tan desnutrido. No puedo evitar que me convenza con esos ojitos melancólicos. ¡Creo que puedo darle de los sobrantes de mi trabajo! Han pasado los días, y ya el perrito está más gordito, por fin dejó de ser un saco de huesos y pulgas. Es que hay que ver lo contento que se pone cuando me ve acercarme. Me siento muy feliz desde que hago este tipo de obras caritativas.
Sin embargo, un día inesperadamente la policía me arresta. ¡Deténgase, queda usted arrestado! -¡Debe ser un error! ¿Por qué me arrestaran? ¡No sé, pero creo que comenten una injusticia!- en mi mente daban vueltas miles de razones, pero más allá de toda contemplación lo que me preocupaba era el futuro incierto de mi nuevo amigo, porque ahora, quién le dará comida al perrito está noche si no regreso a trabajar a la morgue.AN |
por
Ivette Marie Serrano
Publicado en la Revista Cultural Letras Anóni+, Vol. XII
http://letrasanonimas.com/Ejemplares.html
Gentileza de www.revistapurpurapr.com
y de http://www.oscurosalvaje.blogspot.com/
Ir a índice de América |
Ir a índice de Serrano, Ivette Marie |
Ir a página inicio |
Ir a mapa del sitio |