Lectura política: Las relaciones de producción y la contradicción clasista en |
“No es la conciencia de los hombres lo que dertermina
su comportamiento, sino
el comportamiento social lo
que determina su conciencia.” -Karl Marx[1] “Opresores y
oprimidos, han estado
enfrentados entre sí, han mantenido una
lucha que en todos casos
terminó con la
transformación revolucionaria de toda la
sociedad, o bien con el hundimiento
conjunto de las clases en
lucha.” Manifest der Kommunistischen Partei,
[2]
En
el cuento “La prodigiosa tarde de
Baltazar” de Gabriel García Márquez (1927) observamos una serie de
contradicciones clasistas que permiten una lectura marxista de la relación
de producción establecida entre el personaje protagónico: Baltazar, el
carpintero del pueblo vs. el rico, Chepe Montiel en la que resalta la
sumisión del primero al sistema[3].
A través del discurso de la mujer del protagonista, Úrsula se puede
percibir todo lo contrario; notamos pues, una propuesta de emancipación.
Esta proposición nace del firme propósito de liberar a Baltazar del
estado de sumisión del cual ha sido objeto.
Esta actitud asumida por el personaje protagónico es resultado de
los valores aprendidos a través de los mecanismos institucionales
establecidos por el capitalismo.[4]
El teórico Louis Althusser explica que las reglas de orden establecido por medio de la dominación se aprenden a través de la escuela, el estado, la religión, la familia, et al. Esto quiere decir que los aparatos ideológicos de estado influencian directamente a la sociedad. Contrario a lo que ocurría en el pasado en la sociedad esclavista, la reproducción de la calificación de la fuerza del trabajo tiende a asegurarse por medio del sistema educativo capitalista de otras instancias. Todos estos aparatos ideológicos convergen en las relaciones capitalistas de explotación, o sea, el aparato político sometiendo a los individuos a la ideología del estado. El precio a cobrar por la jaula para turpiales construida por Baltazar va a pretender ser la fórmula para trastocar la sumisión, ya que Úrsula le sugiere a su pareja que trate de cobrarle a Chepe Montiel por encima del precio pensado, sin ninguna consideración que parta de los valores aprendidos por medio de los aparatos ideológicos de estado.
Evidentemente, Baltazar no está fuera del proceso de socialización, es
precisamente por ello, que reproduce la sumisión. Baltazar
es sometido a través de la moral aprendida en las instituciones del
estado. Si observamos este particular a la luz de la teoría marxista y
entendiendo que las relaciones de producción se derivan de la
superestructura ideológica, como la reconocen Karl Marx (1818-1883) y
Antonio Gramsci (1891-1937), sabremos que son éstas las que someten a
Baltazar,[5] Este personaje es sometido a
priori mediante la valorización de su trabajo por parte de Chepe
Montiel.
Para
entender este proceso dialéctico debemos identificar a qué estrato
social pertenecen Baltazar y Montiel.
El primero es un artesano, un carpintero de profesión, por lo que
en cierta medida, sí posee los medios de producción, pero no tiene el
poder político, ni económico que tiene Chepe Montiel.
El ser dueño de los medios de producción consiste en mantener el
control técnico de la producción. El
burgués al igual que el artesano tiene el dominio técnico, pero se
diferencian en que el burgués sí posee la capacidad de inversión y como
consecuencia el artesano no puede producir masivamente, sin embargo,
dedican más tiempo a la manufactura de una pieza en particular convirtiéndolas
en un objeto único y casi siempre de mejor calidad que uno producido en
grandes cantidades. La
producción artesanal no produce ganancias cuantiosas como la producción
masiva, pero el trabajo de los artesanos al igual que el de la gran mayoría
de los artistas que producen obras manualmente no es un trabajo que se
pudiera considerar asalariado, o sea que la realidad material del trabajo
artesanal no genera plusvalía para un burgués.[6]
Por otro lado Montiel, pertenece a la burguesía y éstos son
quienes tienen los medios de producción y quienes emplean al
proletariado. [7]
La
sociedad se define por articularse en el plano de la producción material
y el plano de la conciencia. El plano de la producción material se
entiende que corresponde a la estructura económica[8] y a ésta la denominamos
como la base. En la base o
infraestructura, se encuentran los obreros y los artesanos como Baltazar.
La base es resultado de la interacción de estas fuerzas y de las
relaciones de producción. En el segundo plano, el que pertenece al de la conciencia, se
hace referencia a la producción ideológica, que se le conoce como
superestructura, de la cual corresponden formas definidas de conciencia
social.[9]
En la superestructura es donde se ordenan las formas políticas, sociales,
jurídicas y hasta religiosas, pero todas tienen en común que son de
orden espiritual o ideológico. La
relación que se establece entre ambos niveles es dialéctica, aunque su
desarrollo no es paralelo.
En
esta relación de producción se demuestra el impacto que tienen los
aparatos ideológicos de estado, por ejemplo el aparato ideológico de la
familia. Primeramente,
Baltazar llega a tal grado de sometimiento que cambia su apariencia para
acercarse a los Montiel. Hasta
ese desplazamiento se modificó en justificación de la condición social.
La acción de arrastrar los pies es indicativa de que existe una
incomodidad con esa clase y la sumisión en la que Baltazar está
envuelto. La inseguridad del personaje protagónico también se manifiesta
cuando afirma que ni siquiera él sabía que para muchos de sus
compueblanos la jaula era “la más hermosa del mundo”[10],
ya que para él era un trabajo como cualquier otro. Según los
planeamientos teóricos de Karl Marx, cuan mayor es el producto, tanto más
insignificante es el trabajador. Para
el trabajador que realiza su trabajo como de costumbre, eso sólo una
“actividad vital”, pero es vista como un medio para su existencia.
Del mismo modo, se repite la reacción cuando Chepe Montiel, le
grita a Baltazar y éste consigue avergonzarlo. “-Estúpido- gritaba-. Llévate
tu cacharro. Lo último que
me faltaba es que un cualquiera venga a dar órdenes en mi casa.” [11]
La reacción de Chepe Montiel traducida al marxismo es que él como
agente de la represión sabe dar órdenes lo mismo que sabe cómo hacerse
obedecer sin refutaciones: “Sobre todo, te ruego que no me discutas.”[12]
El personaje de Chepe Montiel, según explica Louis Althusser, sabe
manejar la demagogia de la retórica de los dirigentes políticos.
El desprecio manifestado por Montiel, al referirse a la jaula como
“trasto” [13]
es representativo de un profesional de la ideología dominante por lo que
inferimos que Montiel pudo haber aprendido este tipo de conductas por
medio de algún aparato ideológico de estado, ya sea el
aparato de la escuela o dentro de su propio círculo familiar.
El proceso de sumisión se
rompe bruscamente en la historia cuando Baltazar, en un acto de rebeldía,
le entrega la jaula para turpiales al hijo de Montiel diciéndole que la
había hecho para regalársela. Este acontecimiento constituye el clímax narrativo del
cuento. Algunas lecturas
detractoras proponen que Baltazar se la regaló a Montiel en un acto de
timidez, pero nada puede estar más lejos de la verdad,
esto fue un “tómala” de burla y de cólera ya que Baltazar sí
pensaba cobrar por la jaula.
Es
la jaula, el objeto en sí, el que va lograr invertir el rol de sometido
de Baltazar aunque sea por un instante. Sabemos que Baltazar había tomado
en cuenta las recomendaciones de Úrsula que le sugería cobrar más por
la pieza, ya que ella consideraba que Montiel contaba con el capital para
pagarle una cantidad considerable por la jaula.[14]
“(. . .) la jaula los vale- dijo Úrsula-. Deberías pedir sesenta.[15]
Ese acto no va florecer por Baltazar tener una conciencia de clase,
sin embargo, en el contexto del protagonista se manifiesta como un acto de
resistencia necesaria para contrarrestar la insoportable opresión que
ejerce Montiel.
Por
último, observemos que Úrsula está conciente de su realidad. Lo
demuestra al ser enfática al momento de decirle a Baltazar que pida más
dinero por la jaula y claro está ella no propone esto con el fin de
explotar a Montiel, sino que es un reflejo de conducta, porque también ha
sido sometida por la ideología dominante. Úrsula pretende modificar la
conducta aprendida de Baltazar porque no es económicamente favorable.
Como parte de la estructura dominante se encuentra la estructura
patriarcal a la cual Úrsula ha estado expuesta, esto queda evidenciado
cuando Baltazar despertó de la siesta y ella le había planchado los
pantalones y una camisa y los colocó en un asiento junto a la hamaca.
Sin embargo, Úrsula dentro de su posición laboral en el hogar
intenta estimular la liberación frente al opresor, al igual que otras
mujeres que han generado ideas y se han organizado en innumerables luchas
para liberarse del dominio.
A través de la historia hemos visto que la mujer es fundamental
para tipo de estímulos de liberación. En Génesis, por ejemplo, cuando
Eva le dice a Adán que pruebe “la manzana” y él le responde que no
es posible, que no es correcto, ya que Dios se lo prohíbe.
Es ella quién lo convence de que él tiene que tomar sus propias
decisiones, y por ende, no permita la opresión de su superior.
También, si comparamos “La
prodigiosa tarde de Baltazar” con el cuento “El diablo en la botella” de Robert Louis Stevenson, notaremos
que es el personaje femenino, Kokua es quién motiva al protagonista Keawe
para que venda la botella que concede deseos y así no se vea condenado a
la dominación por parte del demonio que tiene dentro la botella. De la misma manera, la mujer persuasiva que lucha por su base
aparece en películas como: Revolutionary
Road[16]
y The Merchant of Venice[17].
Esta peculiaridad, la observamos en muchos estudios poscoloniales tan
recientes como los realizados sobre las mujeres del Movimiento Chipko,
en el norte de la India durante el año 1997[18].
Estas mujeres se aferraron a los árboles para reclamar que no se
cortaran y manifestar una vez más que los bosques eran necesarios, ya que
con ellos ayudaban a sustentar sus familias. Reaccionaron para defender su
patrimonio y su sustento, al igual que lo hace Úrsula con Baltazar para
que se defendieran de un poderoso que los sometía. Cuando Baltazar sale de la casa de Montiel éste miente al decir que había logrado que el rico del pueblo le pagara sesenta pesos por la jaula. Esto desemboca en un evento de celebración de sus compueblanos: “Eres el único que ha logrado sacarle ese montón de plata a don Chepe Montiel. Esto hay que celebrarlo.” [19] Así es como Baltazar comprueba “que todo esto tenía una cierta importancia para muchas personas”, ya que pasó de ser un oprimido a ser el opresor, al menos eso les quiso hacer creer a sus vecinos. No se atrevió a defraudarlos por lo que él pasa nuevamente a ser objeto de la opresión sin pretenderlo. Finalmente, en sus delirios de borracho, Baltazar habla de una producción en masa -prácticamente imposible- que representa para él una oportunidad de escalar socialmente mediante la explotación de los ricos.
Recordemos cuando se nos da la descripción de don Chepe Montiel nos percatamos que es un rico que ha hecho de todo para poder llegar a ese nivel económico y social: “José Montiel no era tan rico como parecía, pero había sido capaz de todo por llegar a serlo.”[20] Por lo que queda demostrado que esto es mecanismo de supervivencia mediante la imposición ideológica. Podemos suponer que en efecto la sumisión de Baltazar es una totalmente ideológica. No encontramos en el texto nada que nos indique que existiese alguna coerción física o directa de parte de Chepe Montiel. Gabriel
García Márquez expone en la historia valores ideológicos que están
intrínsecos en las luchas de clases y que permiten que el proletario no
se resista ante los embates de la clase burguesa. Esta sumisión ideológica
se palpa en distintas relaciones que mantiene Baltazar: con su mujer, con
sus amigos, con el doctor Octavio Giraldo y hasta con Chepe Montiel.
Queda demostrado que el precio que pone a la jaula y el posterior
acto de regalarla responde al interés de la clase capitalista. La sumisión
de Baltazar se debe a las instituciones que le transmitieron la ideología
y por medio del contacto social. Como todo proceso dialéctico, el autor
también presenta a Úrsula como pieza clave del proceso de emancipación
que va a responder a los
embates represivos de la división de clases.
A tenor con lo anteriormente
discutido, comentado y analizado, llegamos a la conclusión que no hay
lucha de clases posible si no existen clases sociales antagónicas.
Si hay un opresor, en efecto, va a existir un dominado. Es por ello
que el cuento de García Márquez retrató la necesidad de renovar los
medios de producción para que este proceso fluya porque la palabra es un
medio para comunicar la sumisión, pero también es la herramienta más
potente, es la esperanza para los pueblos oprimidos.
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Raymond. Marxismo y literatura. Península, 1997. Notas: [1]
Marx, Karl. Manuscritos de economía y filosofía.
Página 30. [2]
Marx, Karl y Friedrich Engels. Manifiesto del Partido Comunista.
Página 55. [3]
La Real Academia Española, define ‘sumisión’ como acatamiento,
subordinación manifiesta con palabras o acciones. [4]
El capitalismo es un sistema basado en la explotación del trabajo
asalariado; explotación que consiste en la obtención de plusvalía.
Evidentemente el capitalismo es el punto de controversia de la
teoría marxista, ya que éste
se basa en salarios y contratos entre partes, jurídicamente iguales
para los trabajadores. [5]
Por ejemplo, Antonio Gramsci explica el concepto de la hegemonía que
consiste en una alianza de clases por
la cual la clase dirigente asume una postura de liderazgo por
encima de otras clases en cambio le garantiza beneficios para poder
tener seguridad pública. [6]
La plusvalía es el valor que crea el trabajador por encima del valor
de su fuerza de trabajo y del cual se apropia el empresario en razón
de su condición de propietario de los medios de producción. El
aumento de la plusvalía es el resultado de una intensificación del
trabajo. [7]
La sociedad burguesa actual está establecida sobre las bases de
feudal sin dejar
en el pasado las diferencias de clases. [8]
La economía es la que estudia las relaciones de dependencia mutua de
los ciudadanos dentro de la denominada sociedad civil, obedeciendo a
la satisfacción de las necesidades físicas de aquellos. [9] Eagleton. Terry. Marxsim and Literary Criticism. Berkdley. University of California, 1976: 4. 10] Ibid: 21. [11]
Ibid: 26. [12]
Ibid: 25. [13]
Ibid: 26. [14]
El capital según la teoría marxista es un valor que se valoriza. [15]
García Márquez. “La prodigiosa tarde de Baltazar”.
Leer para escribir. Página 22. [16]
Revolutionary Road (2008) es una película de Sam Mendes. [17]
The Merchant of Venice (2004) es una película de Michael Radford. [18]
Este movimiento comenzó cuando un grupo de campesinas de
la India se organizaron para impedir la tala de árboles y todas sus
preocupaciones ecológicas. Ellas
reclamaban sus derechos sobre los bosques cuando el sector poblacional
al cual pertenecen se vio amenazado por el Departamento Forestal del
Estado. Estas mujeres tenían los conocimientos sobre el matrimonio,
los valores medicinales y nutricionales de las plantas.
Sabían también que los bosques suministraban el agua y los
alimentos necesarios para vivir. Capítulo
5, Postcolonial feminism. “Feminism and ecology”. Para más
detalles consultar a Robert J.C. Young. Cita de Young: “It
was therefore the woman, together with men such as Bahuguna who were
persuaded by the woman’s arguments, who provided the foundation of
the Chipko Movement”. [19]
García Márquez. “La prodigiosa tarde de Baltazar”.
Leer para escribir. Página 26. [20] Ibid: 24. |
por
Ivette Marie Serrano
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