¿Qué le diría a alguien que esté en similares condiciones a las que
usted tenía cuando comenzó a publicar, pero en esta época, en este país,
en estas condiciones? Porque si bien la vocación es un llamado muy serlo
y muy profundo, no siempre conviene alentar expectativas a quien
comienza, sin hablarle también de las dificultades ¿no?
Siempre fueron malos los tiempos en qué vivir, y siempre fue muy difícil
publicar en la Argentina. Recuerdo que cuando gané mis primeros premios
en narrativa (los del Fondo Nacional de las Artes, en los años 86 y 87),
había un proceso inflacionario tan pronunciado que ningún editor se
comprometía a tomar los libros. Cobraban tan tarde el subsidio editorial
en el cual consistía el
premio, y en moneda tan desvalorizada, que no querían saber nada con
semejantes galardones. De modo que para nosotros, los beneficiarios, eso
resultaba algo así como un "premio-castigo". Si esto ocurría con libros
que habían recibido distinciones, imagínese lo que pasaría con autores
que ni siquiera tenían la suerte de haber sido premiados.... Ahora
también estamos en una época muy mala, con empresas que cierran o se
achican, con la amenaza de la hiperinflación. Pero hay dos alicientes:
el libro importado se ha vuelto tan caro, que convendrá imprimir en el
país, y las editoriales también publicarán preferentemente autores
argentinos. Y otro, muy importante: el entusiasmo de la gente por la
vida cultural sigue activo, tal vez más ahora que antes, porque nos
quedan muy pocas gratificaciones accesibles. De todas formas, conviene
saber que lo que se llama "carrera literaria" es, en la mayoría de los
casos, un largo camino de postergaciones y mortificaciones: más bien una
"carrera de resistencia". Si la vocación es lo suficientemente fuerte,
sobrevive a todo.
En su novela La Princesa Federal,
sobre la vida de Manuellta Rosas,
Gabriel Victorica, médico argentino, entrevista a "la princesa
federal" en Belsize Park, Londres, impulsado por la lectura de un
cuaderno escrito por Pedro de Angells el maestro y asesor enamorado de
"la Niña". Lo escrito por el erudito, refleja la vida de Manuela "para
Justificarme y condenarme" según ella lo expresa. Esa frase ¿Es solo un
recurso dialéctico o Intenta perfilar una personalidad que realiza su
autocrítica Incluyendo esa frase en su descargo?
Manuela realiza su
autocrítica, en efecto. Y lo hace gracias a Victorica, que le permite
una recuperación catártica de su pasado. A él puede contarle sus sueños,
sus miedos y sus remordimientos. Y el diario le presenta, por otra
parte, en una especie de reflejo duplicado, la mirada de otro, íntimo y
a la vez distante, conocido y ajeno, que llega desde ese pasado
dramático, y cuenta de qué manera la ha visto vivir. Manuela acepta
mirarse en el espejo de esa conciencia que le da a su vida otra
interpretación.
Casi al fin de La Princesa Federal,
dice Manuela: "más pensamos en
indagar en las almas humanas... más lejos se nos escapan" Además de ser
una aseveración filosófica expresada poéticamente, quizá una forma de afirmar, dado
el
contexto de la obra, que es imposible conocer la verdad histórica absoluta
de
los hechos. ¿Es así? |
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Eso desde luego. Y también es imposible decir la última
palabra sobre la "verdad existencial", sobre el significado de cualquier vida
humana. La existencia aparentemente más simple, es siempre secreta y elusiva,
no
entrega su misterio. Y se experimenta, desde adentro, como inconclusa e imperfecta, precaria, expuesta a la incertidumbre error.
Alguien dijo hace poco que la novela histórica se llamó a un paréntesis porque
ya no quedan prácticamente próceres sobre quienes escribir. ¿Usted que
opina?
Quien haya dicho eso debe suponer que la novela histórica se reduce a una colección
de anécdotas sobre personajes célebres. Pero la novela histórica no sólo
y no necesariamente se ocupa de próceres, sino de complejos procesos: los que
hacen justamente a la Historia como transformación de las sociedades y las
culturas. Ese juicio implica una idea muy pobre de la psicología humana,
de la perspectiva histórica, y de las posibilidades creativas del arte de novelar.
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¿Qué la Inspiró a escribir
"Canción
perdida en Buenos Aires al Oeste" ¿Qué partes de una novela debe tener
pensadas antes de comenzar a escribirla? ¿El argumento, los personajes
principales, los secundarlos, el final?
Mujica Láinez dijo alguna vez que toda primera novela es autobiográfica
total o parcialmente. No es así en todos los casos, pero esa suerte de
regla se cumple con respecto a "Canción perdida....", que es fiel a lo
autobiográfico, no en lo estrictamente literal, aunque sí en la
experiencia dramática y dolorosa del desarraigo y del desmembramiento de
una familia. Por cierto las vidas de estos personajes que vienen de un
pasado más o menos cercano, son profundamente atravesadas y modificadas
por una historia violenta: la Guerra Civil española, la última dictadura
militar en la Argentina. La segunda parte de su pregunta se refiere a la
"cocina" de las novelas. Normalmente, tengo los personajes y una suerte
de esbozo estructural. Pero esto no significa que los personajes se
comporten de acuerdo con esos planes previos. Todo se va modificando a
medida que se avanza.
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Su libro de poesía "Forma oculta del mundo"
aparte de su unidad,
homogeneidad, coherencia, deja trasuntar un subconsciente rico en
vivencias que ofrece compartir con el lector. Hay una necesidad de
mensaje, acaso?
No sé si de "mensaje" y menos aún, de un mensaje claro y unívoco. Pero
sí de comunicar, en la reverberación de ese "espejo oscuro" que son los
símbolos poéticos, experiencias de lo extremo, que desbordan los límites
de lo inteligible por la razón.
La sacralización de la palabra se da generalmente mucho más en poesía
que en narrativa. Para algunos, con expresiones cercanas a lo religioso,
filosófico, e incluso místico o ritual. Cuánto de "laboratorio de la
palabra", de taller, de oficio hay a la hora de escribir poesía, para
usted, y cuanto de llamado interior, de vocación (vocare, llamar) o de
"Invocación"? No existiría poesía sin algo que decir: algo que llega,
que adviene desde lo profundo, más allá de la voluntad y que hay que
saber escuchar. Pero tampoco habría poesía sin la articulación laboriosa
de un lenguaje sobre el que la voluntad trabaja, labrando y
transformando.
A pesar de ser usted joven, qué anécdotas recuerda o rescata de su vida
literaria y de los escritores que conoció?. Recuerdo haber leído hace un
año, por ejemplo, una semblanza suya muy emotiva sobre Enrique Anderson
Imbert.
Tuve la suerte de tratar bastante a Enrique Anderson, una de las
personas más inteligentes y cultas que he conocido, y el autor, entre
tantos libros excelentes, de un libro extraordinario: El gato de Cheshire. Nunca perdió la curiosidad intelectual, y hasta el último
momento (murió con noventa años cumplidos) estuvo investigando y
estudiando cosas nuevas, además de escribir. También admiré y traté a
Olga Orozco, una enorme poeta, con algunos otros dones fuera de lo
común, como su arte para escribir dedicatorias exactas y originalísimas.
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¿Cómo ve a la literatura argentina contemporánea?
Goza de buena salud. Varias generaciones coexisten y siguen produciendo,
y hay figuras muy interesantes.
¿Cree en los límites rigurosos del postmodernismo -en lo literario, por
supuesto- o las fechas y actos son aproximaciones, generalidades que
muestran tendencias?
Lo segundo, por supuesto. En todo cambio hay continuidades y
discontinuidades, reafirmaciones y rupturas. Por otra parte, en
Latinoamérica, lo que llamamos "postmodernidad" tiene sus inflexiones
muy peculiares, que responden también a un mapa social complicado y
asimétrico, con grandes desfasajes, donde conviven e interactúan lo
arcaico y tradicional, lo moderno y lo postmoderno. Las "culturas
híbridas" de que habla García Canclini.
¿Cuál es su "asignatura pendiente" con la literatura? ¿Qué está
escribiendo, que piensa publicar a corto, mediano y/o largo plazo?
Tengo tres o cuatro proyectos in mente y en los papeles. Lo más
inmediato es una novela que se ocupa de un momento fundamental para la
cultura argentina, rico en aperturas y en contradicciones: la creación
de la revista Sur.
especial para Pregón |