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Entrevista a Ivonne
Bordelois |
Ensayista y poeta. Graduada en la UBA, prosiguió su carrera académica como lingüista en Francia, Estados Unidos y Holanda. Ausente por treinta años del país, regresó a Buenos Aires en 1994, fecha en la que se inicia como periodista cultural, publicando artículos y reseñas literarias en diversos medios. Entre otras distinciones, ha recibido la Beca Guggenheim, el premio Konex 2004 en la categoría ensayo crítico, y el segundo premio Municipal por su ensayo Un triángulo crucial: Borges, Lugones y Güiraldes (1999). Otros libros suyos son El Alegre Apocalipsis (poemas, 1995), Correspondencia Pizarnik (Buenos Aires, Planeta:1998) La palabra amenazada (Buenos Aires, Libros del Zorzal: 2003) y El país que nos habla (Sudamericana: 2005), que mereció el Premio Ensayo de Sudamericana La Nación y Etimología de las pasiones (Buenos Aires, 2006) |
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e..g.¿Cuál fue la génesis de su libro “Etimología de las pasiones”?
Hace algunos años dimos un seminario de etimología con Miguel Mascialino, mi camarada de investigaciones en este terreno. El grupo, pequeño pero entusiasta, manifestó un gran interés por este tipo de actividad, y hubo mucho énfasis en las preguntas referidas a los estados emocionales. Cuando fuimos concientes de la riqueza del material que había surgido de nuestro trabajo, decidimos ordenar nuestras notas y escribir un libro sobre estos temas, que contó además con el apoyo incondicional de los editores del Libros del Zorzal.
e.g. Tal como lo manifesté en el diario El Tribuno de Salta (perdón por el personalismo ) pienso que su libro “El país que nos habla ”debería ser de lectura obligatoria para quienes educan y para los educandos. ¿Consideró alguna vez esa posibilidad?
Efectivamente, yo entiendo que es un libro que podría estar al alcance de educadores y educandos, con ventajas para todos. Pero ni la editorial ni las directivas del Ministerio o el Consejo de Educación tienen políticas transparentes con respecto a los libros que deben ser promovidos en el ámbito escolar, y las internas políticas dentro de este terreno, mezcladas con intereses económicos muy poderosos, incitan a los escritores que prefieren preservar su dignidad y su paz interior, a adoptar una actitud más bien pasiva en esta materia.
e.g,.¿Qué recuerdos rescata de su amistad con Alejandra Pizarnik y de su obra? |
Esta pregunta se ve contestada en mi prólogo a la Correspondencia Pizarnik –otro libro que sufrió la desidia de la editorial responsable, y debe ser consultado en bibliotecas. La de Alejandra fue una presencia polémica y extraordinaria, que transformó el lenguaje lírico español más allá de las fronteras del país. Fue una personalidad arrasadora, de una originalidad innegable y al mismo tiempo sumamente desvalida y vulnerable a nivel de la vida cotidiana. “Yo no soy de este mundo”, decía en sus cartas a León Ostrov, y efectivamente, cuando se la veía circular en la “realidad” –había que acompañarla a las farmacias, por ejemplo- se experimentaba una sensación de extrañeza y abandono sobrecogedora.
e.g.¿ Quiénes fueron sus escritores poetas y lingüistas referentes en la literatura?
Creo recordar que las primeras lecturas fueron españolas. Me marcaron García Lorca, Alberti, Hernández –más tarde San Juan de la Cruz, Quevedo. Me impresionaba Bernárdez, entre los argentinos, más que Borges. (Pienso que es uno de nuestros poetas peor leídos –todo ese grupo extraordinario fue injustamente opacado por el astro ascendente de Borges). Entre los franceses, más tarde, Verlaine, Rimbaud y los surrealistas; y siempre, Rilke. Como novelistas, Proust –y Kafka. Mis lecturas lingüísticas no me marcaron tanto como los ensayistas y filósofos de aquellos años: Simone Weil –excelentemente traducida por María Eugenia Valentié- y Kierkegaard.
e.g. Cuál fue el mayor aporte formativo que le proporcionó su estadía en Holanda?
Dos experiencias que tuve luego de mi despido de la Universidad: la primera, un grupo que formamos entre dos poetas chilenas y dos argentinas, con las cuales recorríamos Holanda recitando poemas de Neruda, Pizarnik, Borges, etc., y los nuestros –habíamos formado un taller de poesía –toda esta actividad me dio una confianza inquebrantable en el poder y el placer que difunde la palabra poética.
La segunda fue una investigación que realicé en los archivos de la Biblioteca Municipal de Amsterdam, sobre los documentos manuscritos del grupo sefardí, del cual nacería Spinoza. Fue un trabajo apasionante sobre un grupo deslumbrante por sus contradicciones, su poderío, su cultura, su audacia y su visión del futuro.
e.g.¿Qué opinión le merecen los críticos literarios? ¿Y las revistas literarias?
Revistas literarias no leo, en general. Pienso que la crítica sufre el mismo bajón que la literatura en general en nuestros días. La política de los best-sellers, desdichadamente, ha corrompido en gran medida la palabra de los críticos. Nadie se anima a denunciar que una novela premiada es un mamarracho, o que un “joven valor” lanzado por el mercado es sencillamente una estafa.
e.g.¿Cuál es la mejor novela que leyó en el ultimo año?
Me gusta mucho Sandor Marai, de quien leí con gran fervor La Mujer Justa este año. Me impresiona su intensidad, su densidad, su autenticidad, en una palabra, su verdad, todas calidades tan ausentes en general en la narrativa de nuestros días.
e.g. ¿Está trabajando en algún nuevo libro?
Estoy en los últimos tramos de un libro que creo se llamará “A la escucha del cuerpo”, donde examino desde el punto de vista lingüístico –metáforas, etimologías, etc.- el lenguaje del mundo médico –un trabajo que demanda mucho esfuerzo y aprendizaje de mi parte, pero que me depara grandes satisfacciones también.
e.g. Quizás por defender de la vulgaridad a algo tan común a todos como es el idioma, goza envidiablemente de un excelente concepto casi sin excepciones. ¿Qué se siente en esa situación tan excepcional?
Pienso que en verdad es un privilegio el poder representar en algún momento crítico la conciencia del grupo del que uno forma parte. La lengua es un valor básico en una comunidad, un lazo no sólo cultural, sino instintivo, de fuerza incomparable. Si uno llega a situarse en ese lugar en que el grupo se conecta con sus poderes verbales más profundos, y consigue expresar de algún modo la riqueza y la energía de esa conexión, hay algo así como un estallido de reconocimiento por parte de un grupo humano que se siente marginado en muchos sentidos, pero que puede recuperarse en esa fuente inalienable de placer y libertad que es el lenguaje. De allí viene mi alegría, mi gratitud y mi confianza en la posible Argentina que todos juntos esperamos construir.
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Horacio Semeraro
horacio.semeraro@hotmail.com
Reportaje publicado por la revista de Cultura “el grillo”, Nº 51 año 2008
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