Alberto Tarsitano. La causa
de los peces
Un libro y sus
circunstancias
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Al concluir la lectura del libro de cuentos de Alberto Tarsitano, tuve la extraña sensación de haber efectuado un viaje fantástico del que volví aunque ajetreado, contento y aliviado gracias al deleite que proporciona un buen libro. Una especie de catarsis. Un periplo buceando el interior de la obra de un autor de personalidad aparentemente calma pero plena de sorpresas y subyugante. Al decir de Ortega y Gasset, “El hombre es él y sus circunstancias”. Creo que también un libro es él y su autor, aún cuando resultase lo menos autobiográfico que se proponga quien lo escribe. Casi invariablemente el estilo logrado tiene relación con la personalidad del escritor. Resulta imposible deshacernos de las imágenes o el recuerdo de autores trascendentes al recorrer sus obras. Basta recordar a Borges, Cortázar, Denevi, Neruda, Pessoa, las Ocampo, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Yourcenar por solo tomar algunos nombres como ejemplo. Por ello valoro que en un prólogo poco común, Alberto Tarsitano se haya presentado al desnudo, contando su verdad: la de un prestigioso y próspero abogado tributario con una asignatura pendiente consigo mismo: publicar su primer libro. De todas maneras, me preguntaba cuál sería el motivo de su amplia e inmediata aceptación. Encontré la respuesta en los temas que abordan sus cuentos : son comunes a un gran número de personas, cotidianos, actuales en su mayor parte. Y si no vivimos situaciones similares (basta recordar los limpiavidrios) las vivió alguien que conocemos, o están en los medios de comunicación muy a menudo, o en los noticieros o en la vida diaria. Pero están aquí, en esta mega ciudad devoradora y multifacética: Buenos Aires y el conurbano. Allí es donde transcurre casi la totalidad de los cuentos de Tarsitano, que abarcan tanto barrios como Recoleta, (Una Tarde en el Alvear) como Caballito, San Telmo, o Barracas (Carreteles) o atraviesan la avenida General Paz y mencionan La Tablada, Rafael Castillo (Los ojos del turco) González Catán, El Palomar(El colimba) o algunas villas. En uno de sus mejores y más sugerentes cuentos, cruzan el Río de la Plata hasta Uruguay (Te esperaré en Carrasco).Salvo en un relato canadiense-madrileño( El Mac Pap) por abrumadora mayoría sus cuentos son rioplatenses. Al concluir la lectura del libro de cuentos de Alberto Tarsitano, tuve la extraña sensación de haber efectuado un viaje fantástico del que volví aunque ajetreado, contento y aliviado gracias al deleite que proporciona un buen libro. Una especie de catarsis. Un periplo buceando el interior de la obra de un autor de personalidad aparentemente calma pero plena de sorpresas y subyugante. Al decir de Ortega y Gasset, “El hombre es él y sus circunstancias”. Creo que también un libro es él y su autor, aún cuando resultase lo menos autobiográfico que se proponga quien lo escribe. Casi invariablemente el estilo logrado tiene relación con la personalidad del escritor. Resulta imposible deshacernos de las imágenes o el recuerdo de autores trascendentes al recorrer sus obras. Basta recordar a Borges, Cortázar, Denevi, Neruda, Pessoa, las Ocampo, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Yourcenar por solo tomar algunos nombres como ejemplo. Por ello valoro que en un prólogo poco común, Alberto Tarsitano se haya presentado al desnudo, contando su verdad: la de un prestigioso y próspero abogado tributario con una asignatura pendiente consigo mismo: publicar su primer libro. De todas maneras, me preguntaba cuál sería el motivo de su amplia e inmediata aceptación. Encontré la respuesta en los temas que abordan sus cuentos : son comunes a un gran número de personas, cotidianos, actuales en su mayor parte. Y si no vivimos situaciones similares (basta recordar los limpiavidrios) las vivió alguien que conocemos, o están en los medios de comunicación muy a menudo, o en los noticieros o en la vida diaria. Pero están aquí, en esta mega ciudad devoradora y multifacética: Buenos Aires y el conurbano. Allí es donde transcurre casi la totalidad de los cuentos de Tarsitano, que abarcan tanto barrios como Recoleta, (Una Tarde en el Alvear) como Caballito, San Telmo, o Barracas (Carreteles) o atraviesan la avenida General Paz y mencionan La Tablada, Rafael Castillo (Los ojos del turco) González Catán, El Palomar(El colimba) o algunas villas. En uno de sus mejores y más sugerentes cuentos, cruzan el Río de la Plata hasta Uruguay (Te esperaré en Carrasco).Salvo en un relato canadiense-madrileño( El Mac Pap) por abrumadora mayoría sus cuentos son rioplatenses. Los temas, la simbiosis, los diálogos La incomunicación , la incomprensión, la soledad, la rabia que estallan con un graffiti en “cuatro palabras”-cuento excelente en estructura y resolución- ;la prostitución y los hijos sin padre o la filiación ignorada en “Los ojos del turco”; la experiencia cotidiana con los muchachos “limpiavidrios” en el cuento homónimo, los sufrimientos de un hombre enfermo y viejo internado en “Cuentagotas”; las penurias en la memoria de un conscripto en “La colimba”;las “modelos” estafadas y engañadas, usadas como “mulas” para contrabandear drogas en “Corto publicitario”; la insistente chanza de un ex compañero de secundario y las peripecias de partido de fútbol para veteranos, en “El zurdo”;las intimidades de una relación sexual , en la que la protagonista tratará de librarse de las exigencias, en “Clic”;las memorias de un abuso traumático en la infancia somatizado en una actitud extraña y tremenda por la gerente de marketing de una empresa multinacional en “Ana”.Todos ellos hablan de temas coyunturales- aunque este último es menos frecuente -, todos están muy bien trabajados , con fluidez narrativa y lo que es destacable, con equilibrio y mesura en el uso de los diálogos, lo que me parece plausible. Porque los cuentos más fascinantes y mejor escritos de muchos autores-salvo cuando la situación lo exige o el tema lo amerita-son medidos en diálogos, o prescinden de él directamente. En cuanto al estilo logrado, el autor se compenetra y adecua perfectamente a las circunstancias logrando una simbiosis con el medio. Sin embargo, en algunos cuentos, afortunadamente se reconoce al autor .Y digo afortunadamente porque si solo se escribiesen libros formalmente perfectos pero asépticos, estaríamos más cerca de las notas periodísticas, que son perfectamente válidas y necesarias, pero pertenecen a otro género distinto, informativo, generalmente impermeables a los sentimientos o a la poesía. Así el profundo sentido de la ética y la conciencia de un niño que roba a su tía un carretel de hilo en “Carreteles”, tiene cierto parentesco de relaciones semánticas, tendencias semiológicas y morales en su contenido con “La causa de los peces” que aboga por los desvalidos o los menos fuertes.Que juzga a su propio padre en su memoria por un acto presenciado, hasta “darse cuenta” en conmovedor final. Algo similar ocurre con la búsqueda ética o la mejor manera de proceder en la decisión de un juez que quiere ser justo -como debería serlo por naturaleza- en “Sentencia”. Mientras que en otros temas, la salida que busca desesperadamente un hombre que entra en una villa - y que le resulta imposible abandonar - en “La salida,” evidencia más allá de su verosimilitud o factibilidad un sentido metafórico : tiene el mismo grado de impotencia ante la incomprensión o la incomunicación que en “Cuatro palabras” .O el desasosiego del protagonista de “En el nombre del padre …”con otros segmentos de sus cuentos. La poesía está presente en varios de sus cuentos, en sus expresiones o interlineada y en el prólogo del libro. Pero se evidencia principalmente en los cuentos que no tienen diálogos como:”La causa de los peces” o “Te esperaré en Carrasco” o muy poco diálogo como en “Carreteles”. |
Un cuento a destacar Es el de “Matar el tiempo”. Un cuento que- desde la primera líneas- sabemos que es inventado, que nunca se puso una bomba en la Torre de los ingleses, que es ficción. Y por lo tanto todo lo que sigue del cuento –todo-será ficticio, todos los atentados a los relojes serán falsos y sin embargo lo seguimos leyendo, “nos creemos” al neurótico psicópata de los atentados , seguimos sus pistas e indicaciones hasta el final del cuento, tratando de decodificar sus locuras. Excelente cuento. En suma, un libro del que como dije ya parafraseando a Borges “ A mí se me hace cuento” que es el primero de un autor ,por el oficio, la imaginación, el logrado uso de la palabra escrita y la profundidad de sus contenidos. Por el amor filial, por la vuelta a los amores todos, por el recuerdo paterno. En esta gran pecera que es el libro hay que atreverse a zambullir y bucear. Seguramente saldremos renovados. Al menos fue mi humilde experiencia. |
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por
Horacio Semeraro
Publicado en Alba de América , Vol. 32
agosto de2012 - Instituto Literario y
Cultural Hispánico
Publicado en Pregón Cultural de Jujuy, el 27 de mayo de 2012
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Horacio Semeraro en Letras Uruguay
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