Hábito |
Se levanta a pesar del cansancio, limpia los anteojos, sacude los pergaminos, dicen que busca, apurado habla con sus engendros. Observa su rincón: papeles, plumafuentes, viejos libros. No obedece al horario del mago ni del gran señor. No tiene tiempo para la mosca y para el trébol. Se olvida de planes y esposas, de cantidades y niños. Por ahora sólo quiere entrar al solar de los ausentes, hojear la vida sin escrúpulos, olvidarse como un terco niño. Dicen que lee, que esto es valioso, primordial, su alimento y su licor, su escape y su triunfo. Dicen que escribe sin límite, relee el poema inconcluso, la anécdota arrugada. Agota silencios y alas, tragos y círculos. Que vale la pena encerrarse, que la vida cobra significado en la soledad del signo. |
Omar Santos
De "Las Rendiciones del Rapsoda"
Poemas inéditos
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