1.
Indoblegable y constante actitud afirmativa
Capulí,
Vallejo y su tierra llega este año a su décimo peregrinaje a Santiago
de Chuco realizado de manera continua desde el año 2000, constituyendo
una cruzada significativa en la trayectoria cultural de nuestro pueblo.
Las características de Capulí, Vallejo y su tierra, son únicas;
en primer lugar: integrar caravanas de maestros y alumnos que parten
desde distintos puntos del territorio nacional y desde distintos
quehaceres, expectativas y sueños.
Pero más, es una expresión de aprecio, admiración y gratitud auténticos
de personas de toda condición hacia un poeta que como César Vallejo
consagró su vida al altruismo y generosidad humanas, logrando hazañas
en el ámbito del espíritu.
Este emblema es importante para la juventud porque nada engrandece
tanto a los niños y jóvenes como el tener referentes valiosos en la
vida. Y, sobre todo, mantener indoblegable y constante una actitud
afirmativa desde todo punto de vista, como es aquella que alienta
Vallejo y este movimiento que él lo anima.
2.
Un viaje místico y épico
Capulí,
Vallejo y su tierra tiene la virtud de incursionar en los Andes haciendo
una inmersión en nuestro mapa geográfico y anímico justamente en el
mes de las flores como es mayo, tan peculiar en la serranía.
Llegar hasta Santiago de Chuco cruzando la cadena de los andes
occidentales, evocando a César Vallejo y compartiendo ilusiones con un
grupo de personas, especialmente jóvenes, constituye una experiencia
extraordinaria e inolvidable.
Es un viaje que tiene una belleza profunda, mágica y desgarrada.
Es
un viaje que si se lo mira y siente bien es una ascensión mística y un
canto épico.
Es ingresar a un recinto venerable, es bajar a la raíz de lo que
verdaderamente somos.
Es aspirar a lo que debemos ser, con intensidad a altura genuinas; con
todo aquello que tenemos de utopía que es lo que distingue y sublima al
hombre.
Subimos a ser y encarnar a Vallejo.
3.
Ideales pendientes de cumplir
Capulí,
Vallejo y su Tierra es un certamen que se convoca cada año para
conmemorar la vida y obra de César Vallejo pero, a la vez, de todo lo
que es entrañablemente nuestro y de todo lo que fructifica en el bien,
la verdad y la belleza.
Pone a flor nuestros valores más fidedignos, inspirados en nuestra
gloriosa historia y civilización.
Y en nuestros apus que nos alumbran, protegen y cobijan.
Con él hagámonos legionarios de un tiempo nuevo. Con él portemos el
estandarte que César Vallejo erigiera con valor sobrehumano.
Entendiendo su mensaje, esforcémonos en construir el mundo que él soñó
y anheló, mundo de justicia, de hermandad, de solidaridad humanas
inquebrantables.
Cultivemos en la conciencia y en el alma de los niños y jóvenes una
emoción vivaz respecto a su proeza vital. Y a su anhelo por forjar los
ideales pendientes de cumplir aquí y ahora para el hombre y la vida en
general.
4.
Un mensaje de hermandad
En
mayo en Santiago de Chuco se florece.
Por eso otra vez esperaremos la salida del sol en los caminos. Y otra
vez cantaremos. Y recojeremos flores del campo y las espigas tiernas con
sus frutos para andar con ellos en el alma, como es la costumbre del
florecer de mayo entre quienes somos chuquinos.
Las conferencias y recitales, las disertaciones y debates, las
presentaciones de libros y revistas, las ponencias y comunicaciones las
hacemos en el proscenio que se levanta en la plaza de armas, abierto a
la naturaleza y a la perspectiva del cambio social que nuestro pueblo
requiere, ansía y anhela.
Serán emociones, ideas y empeños que se digan en primer lugar a las
personas que están presentes, que se encuentran allí expresamente para
escucharlas, pero también se las pronuncian para aquellas personas que
son transeúntes y están de paso.
Son propuestas que se confrontan con los cerros y se echan al viento,
asunto que para nosotros tiene un gran significado
Se habla para el prójimo de a pie, para quienes ha sido inesperada
nuestra llegada, para las personas apostadas en la vereda, pues nuestro
interés es llegar a todos.
5.
Declarándolos hijos adoptivos
Nos
importa atender a quienes han tenido la iniciativa de asistir, como a
los viandantes de la calle a quienes es nuestro compromiso llegar con un
mensaje de hermandad.
Asisten
escritores como también artistas plásticos. Vienen con nosotros
estudiantes como profesores.
Se
desenvuelven en el escenario grupos de teatro como trovadores
procedentes de diversos lugares de nuestro país. Llegan por los
caminos delegaciones de otros países hermanos.
Es un evento no a favor sino en rebelión contra del dinero. Es un
voluntariado envestido de renuncia, abnegación y coraje.
Es puro espíritu, no se cobra nada que constituya un ingreso para la
organización o los organizadores.
En él nos hemos confabulado en contra de lo monetario, porque su
insignia y su bandera es la fraternidad. Tampoco sucumbimos ante lo que
es burocrático. No hagamos que nada artificial lo adultere y lo socave.
Se viaja con la familia, con amigos y colegas de trabajo, con compañeros
de aula. Así es más afectivo porque se puede dormir en lo que en
Santiago de Chuco se denomina una “cama de pan”, envueltos en una
gavilla de fraternidad.
6.
Para que otros los sigan
Capulí,
Vallejo y su Tierra es un movimiento ligado totalmente a la tierra de
Santiago de Chuco. Con luz, abrigo y devoción en la frente hacia estas
techumbres y aleros insignes.
Quienes militamos en sus filas hemos nacido en ese pueblo transido y
milenario. ¡Somos chucos! Y quienes nacieron en otros ámbitos llegan
como chuquinos de corazón.
Y a muchos que no nacieron en Santiago de Chuco el movimiento cultural
Capulí, Vallejo y su Tierra, en coordinación con el Municipio, poco a
poco y gracias a su constancia en venir a este lar se los va
incorporando a nuestro seno, extendiéndoles una partida donde se le
declara hijos adoptivos.
Hemos abierto una ruta, un trazo, un camino. ¿Quién? ¿Quiénes?
Lo han trazado todos los que han venido antes y están regresando
ahora. Los jóvenes, los maestros, los artistas y artesanos que vinieron
hoy, volverán mañana y seguirán viniendo siempre, incluso ya en espíritu,
para que otros los sigan.
7.
Con más verdad y con más valor
Para
todo peruano es un deber moral estar aquí, volver aquí, quedarse aquí,
partir desde aquí. Y ello en razón y en pasión de lo que es para el
Perú y para el mundo César Vallejo.
Porque hay que conocer a Vallejo en su tierra, entre su gente, enraizado
a sus tradiciones a cultura y a sus ancestrales utopías.
A fin de afirmar aquí, prometerle aquí, jurarle si es posible
construir el país legítimo que nos merecemos.
Hemos
venido aquí para soñar lo que nos corresponde cumplir.
Para
cimentar aquí un compromiso profundo con la vida, porque hacerlo es
consagrarnos a lo esencial de nuestra historia individual y colectiva.
Porque hay que ir hacia adentro y allí renacer. Salir desde el fondo
cada vez más renovados.
Porque aquí resuena nítido y luminoso aquel:
“¡Sierra
de mi Perú, Perú del mundo y Perú al pie del orbe; yo me
adhiero!”.
Siendo
así Capulí ya es patrimonio del Perú. Con diez años a cuestas,
continuos en su realización.
Se hizo la Telúrica de Mayo en celebración de la vida en Santiago de
Chuco.
Como
hallazgo de la vida en esta tierra transida y hermosa que nos dio como
un portento humano a César Vallejo.
Quienes lo organizan y preparan constituyen un voluntariado que
nada reciben como ganancia, prebenda o canonjía.
Nada
materialista ni utilitario nos reúne o moviliza, pero sí algo muy
valioso, la convicción de que así estamos construyendo una esperanza
Por eso, consolidemos definitivamente a Capulí con Vallejo como
emblema, como el baluarte de los valores que el mundo andino alentó y
alienta.
Yy
seamos el poder cultural y moral que el Perú reclama y necesita para
ser el lucero del alba que su destino de hoy, de ayer y de siempre le
tiene determinado ser.
9.
Cada una de estas piedras
Estos
trigales, estos arroyos, estos labriegos que se detienen en su faena
para vernos pasar, ¿qué son?
Estos arrieros que atajan sus vacas o carneros para que el ómnibus
prosiga, son el cuerpo místico y sagrado de la Pacha Mama que nos ve
regresar.
Y siendo así ya todo resulta trascendente y significativo.
Porque el mensaje de Vallejo es forjar una nueva patria, digna y
hermosa, aquí y ahora, un nuevo Perú, el Perú de la fraternidad
humana.
Cada una de estas piedras nos da testimonio de él. César Vallejo las
miró, las tocó y las evocó luego en la añoranza de la patria lejana
en el sentido anhelo de estar en la tierra amada que dominaba su emoción
y que desde entonces constituyen y representan símbolos de esperanza.
Y
es en ella en donde ahora nosotros estamos de pie mirando el infinito,
fuertemente abrazados.
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