1. Eso
me salvó
– Zoooorrrr...
Sentí a mis espaldas, Y me pareció que no venía de muy lejos aquel ruido espeluznante.
Al instante se hizo más fuerte y estremecedor. Ya estaba cerca, silbante y afilado como un cuchillo.
No volteé, porque tuve la corazonada que si miraba ya no me daría tiempo para salvarme.
Atronó más en todo mi ser ese zumbido, como si fuera el motor de un avión que se hundiera por el desfiladero. Y me desconcerté, totalmente.
El cielo entonces se oscureció y sentí la muerte. Me arrojé a la cuneta del camino cayendo a una estría del terreno, como una acequia sin agua.
Pero no me quedé de espaldas, sino que hice un giro de costado y levanté las piernas para defenderme. Y pude patear.
Eso me salvó. Desconcertó al inmenso cóndor que ya no pudo cogerme, pero me desgarró las rodillas, dejándome cortes como de chaveta con sus garras.
2. Viene detrás
Y continúa contándome el profesor con quien converso:
¿Qué edad tenía? Yo ya era adulto. A los niños el cóndor aquí los coge y los lleva por los aires como a pollitos, si uno se descuida.
Ese cóndor del que le digo seguro me ha estado mirando desde detrás de las nubes y desde hacía rato.
Me ha visto, vigilado y se ha sonreído al verme entrar por el camino desolado del estrecho cañón.
Y es que allí ¿a dónde correr? ¡No hay lugar!, salvo arrojarse al barranco y el cóndor se habrá dicho: mejor se deja comer.
Y entonces se ha lanzado en picada desde la bóveda celeste para cogerme y llevarme a los roquedales donde viven sus crías.
Me hubiera atrapado y suspendido por los aires, sin nada ya qué hacer. Porque para eso son poderosos. Alzan una vaca con todo su peso y sus mugidos.
Y si hago resistencia me suelta en el aire y allí nomás viene detrás a recogerme del suelo, pero ya muerto. Eso lo saben hacer. Ya lo hemos visto que actúan de ese modo.
3. Peñolerías y potreros
– ¡Ah! ¡Entonces son sabuesos!
¡Sabuesos son! Y si llegamos vivos ahí nomás nos matan a picotazos con toda su camada, que espera hambrienta y anhelante la comida que él les depare ese día.
Esa vez yo salvé de milagro. Y es que vivir aquí, en Calipuy, es arriesgado.
Es un lugar arisco, de temple y de jalca, tierno y abrupto, llano e insólito. Y es tierra de cóndores, que es el ave emblemática de la cultura La Galgada.
Floreció y se extendió por estos dominios y hacia Pallasca en Ancash, también llamada con el nombre de Los cóndores por la presencia dominante de este tótem en los petroglifos encontrados en dichos sitios.
Estamos entonces en sus territorios. Tierra áspera, árida, transida; llena de peñolerías y potreros inaccesibles.
De rocas estupefactas, sin árboles; lugar donde también habita el huanaco y se extiende la cahua, a quien llaman la puya Raimondi.
Así me habla de Calipuy el profesor de la Escuela Fiscal y natural de este mismo lugar.
4. Sobre la tierra endurecida
Yo le relato que, para quienes nacimos y crecimos en Santiago de Chuco, del cual Calipuy es uno de sus distritos, el que nuestros labios pronunciaran este nombre en nuestra niñez y juventud, era para referirnos a los toros bravos que desde aquí eran traídos.
Esas fieras eran toreadas en los días en que había tardes taurinas en la Fiesta Patronal del Apóstol Santiago del mes de julio.
Bastaba poner en el cartel: “Con toros bravos de Calipuy”, para que la gente supiera que iban a haber heridos y hasta muertos sobre la tierra endurecida e improvisada de la Plaza de Toros.
Los traían por el camino de herradura, entropados con una manada de vacas, en medio de las cuales los toros, que en el ruedo eran feroces, entre las vacas eran mansos como ovejas, o peor aún: como vacas.
Pero ya separados y sueltos en el coso era impresionante ver la estampa que tenían y la bestialidad de su arrojo.
5. Piedra rodada
Eran toros indomables, que nadie podía sacarle el “shayape” que tenían en los cuernos, que era una penca breve, y que lucían como un símbolo de su vida salvaje y de su libertad por los montes en donde se les había quedado prendida por andar entre rocas y entre sus espinas.
¡Y muestra de su vivir en lo más agreste y profundo de los potreros! Con sus cuernos levantados ponían pálida a la cuadrilla de toreros, mucho peor si eran costeños venidos de Trujillo o de Lima.
Habían unos versos, incluso, que los repetíamos de niños y que decían así:
Ya viene el torito
de Calipuy.
Que si te encuentra
te saca el cuy
Queriendo significar con ello que, quien se pusiera delante de una de esas fieras le iba a sacar el sebito más fino y delicado que tuviera en lo más recóndito e íntimo de su cuerpo, dejándolo sin aliento, sin resuello y sin vida.
6. El camino de su querencia
Revolcaban a los toreros que venían de afuera, quienes se escondían en los burladeros y sólo hacían volar la capa por encima de las tablas, para que el toro pasara ante la gritería y pifia de la gente que les tiraba de todo, sobre todo las naranjas que estaban comiendo.
Calipuy nos suena entonces a lugar indómito; a piedra rodada y a barranco. A tuna espinosa y crispada.
Es una referencia agreste, y aguda nota de pífano. Tal como son sus toros: rebeldes, huraños, intrépidos.
Porque después de dejar malherido a cualquier torero que se atreviera a correr solo de un burladero a otro, aprovechaba el toro para arremeter contra los palos amarrados de la barrera.
Y, de un momento a otro, saltaban por encima entre los alaridos de horror y los desmayos de la gente, a quienes el toro les hacía el desprecio de pasar solo por encima de ellas.
Y cogían infalibles el camino de su querencia, bajando hacia el río Patarata para cruzar a la otra banda y coger el sendero transitado por los campesinos o cualquier prójimo que venía distraído.
7. Otra connotación
Mientras que toda la gente que ha estado en las barreras y hasta en los tabladillos o tribunas nos desgañitamos avisando a los inocentes viandantes que vienen ilusos por el camino de enfrente:
– ¡Toro! ¡Toro!
– ¡Salgan! ¡Salgan del camino!
– ¡Se ha escapado el toro!
Indicándoles de ese modo que se suban a una ladera o se trepen a algún árbol antes que la fiera los destripe sin respetar que fueran mujeres o niños.
Pero no nos escuchaban de lo lejos que estaban. Seguían lentos y pacíficos, seguro cantando, silbando o tocando su antara o su rondín.
¡Qué desesperación, lágrimas y alaridos nos ha causado Calipuy y sus toros!
Pero Calipuy tiene ahora otra connotación: la de Reserva y Santuario Nacional, principalmente porque en sus dominios es donde se conservan los relictos de huanacos y de cahua más grandes del mundo.
8. El 8 de enero del año 1981
Son territorios de “temple”, pero también con amplios pajonales espacios de “jalca”, donde se sitúa una maravilla cultural que algún día pondremos en valor: “El cerro de Ake”.
Es una construcción prodigiosa por sus templos, edificios, galerías, acueductos y plataformas de cultivos, digna de ser maravilla estudiada y valorada.
Calipuy son espacios de misterio, música soterrada, heroísmo hecho silencio. Ahora, hecho Reserva y Santuario dos sus protagonistas: la cahua y el huanaco.
Para una provincia del Perú, como es la mía Santiago de Chuco, es un enorme privilegio ser sede, en el ámbito de su geografía física, de un Santuario Nacional, que no suman más de diez en nuestro país.
Ello significa tener en flora y fauna silvestre, bienes inapreciables, reliquias y tesoros, los mismos que es importante proteger, abrirles caminos y propalar.
La Reserva Nacional de Calipuy, abarca 64,000 hectáreas de terreno. Y el Santuario Nacional de Calipuy 4,500 hectáreas. Ambas jurisdicciones se crearon por Decreto Supremo 004-81-AA del 8 de enero del año 1981.
9. Presencia misteriosa
Pero, ¿cuál es el significado mayor de tener la Reserva en nuestro suelo? Y, ¿cuál es el valor del Santuario Nacional de Calipuy? Su valor es, en primer lugar, ser una reserva de flora y fauna única en el mundo. En el caso de Calipuy, principalmente de dos recursos inapreciables, cuales son la cahua y el huanaco.
Y aquí la llamaremos cahua y no Puya Raimondi, que nos parece un nombre injusto, lamentable e infeliz, para nuestra identidad. Porque es planta de extraordinaria belleza, contra la cual cometemos la traición y la vileza de llamarla Puya Raimondi, nombre extraño, claudicante y despreciativo, porque ¿qué es puya? El diccionario consigna esta acepción:
“Punta acerada que en una extremidad tienen las varas o garrochas de los picadores o vaqueros, con la cual estimulan y castigan a las reses.”
Y entre los sinónimos a esta palabreja se consigna: uña, púa, pica, punta, lanza. ¿Qué es eso? ¿Qué tiene que ver ese nombre con la esencia de esta planta tutelar, la más hermosa del planeta?
¿Qué tiene que ver con su extraordinario encanto y prodigio? Con su talante de reina, soberana y deidad empírea. ¿Con su presencia misteriosa, emblema de los parajes amplios, desolados y cósmicos? ¿Se lo puede llamar así, puya, y ser sensatos?
10. Aún somos
Y, de otro lado, ya basta con esa política de escarnio y de repetir esa monserga de que hemos sido descubiertos. ¡Quiero y respeto a Antonio Raimondi, porque supo hacerse peruano auténtico y se casó con una indígena! ¡Pero él mismo quería que nos amáramos más a nosotros mismos!
Pero también, ¿es que antes no existíamos? ¿Eso no cuenta? ¿Queremos separar eso y tirarlo a un lado? ¡No, señores doctores! ¡Cuando es por eso que valemos!
¿Existimos a partir de que nos han descubierto? Más bien: “Aún somos” “¡Aún existimos!”. Y valemos por nuestro origen, no porque hemos sido descubiertos. Pero, sobre todo, porque con una actitud así nunca vamos a construir nada valedero.
Fuimos y somos mucho más grandes que cuando nos descubrieron, si es que nos han descubierto.
Pero, ¿qué nociones, perspectivas y puntos de vista son esos que enseñamos? Además, la cahua, esta beldad, este tótem y, para mí, excelsa majestad y deidad indígena, tiene un nombre originario que es hermoso: ¡cahua!
11. Un símbolo sagrado
Y así la llamaremos aquí. Además, porque en Capulí, Vallejo y su Tierra nos hemos propuesto rescatar los nombres originarios del Perú ancestral.
El Santuario Nacional de Calipuy es uno de los últimos refugios de estas dos especies en peligro de extinción y que constituyen maravillas del mundo natural: la cahua y el huanaco.
La cahua hermosa e inolvidable planta, la más hermosa que se pudiera conocer en la faz del planeta. El huanaco, el más ancestral de los camélidos silvestres de América.
Pero, además, en Calipuy encontramos especies extraordinarias de fauna protegida que habita esta zona, como son:
El puma, el zorro costeño, la vizcacha.
También el oso de anteojos, el gallinazo de cabeza roja, el gallinazo de cabeza negra, y el cóndor.
Asimismo, el loro de frente roja, la perdiz bermeja y la chinalinda.
Sumemos a la lista el lique-lique, el venado de cola blanca, la tórtola cordillerana y el halcón.
Pero el Inca tomó de aquí un símbolo sagrado que aún se ve en los roquedales de pavor y de miedo: el
coraquenque.
12. Relicto milenario
Dos de las plumas de esta ave del territorio chuco adornaban la corona del Inca en el Cuzco gracias a la significación de valor y coraje de esta ave.
Porque el coraquenque pese a ser más pequeño y liviano vence al águila y ahuyenta al cóndor cuando de proteger a los seres más débiles se trata cualquiera sea esa presencia viva.
¿No es conmovedor? Por eso César Vallejo se decía asimismo:
Yo soy el coraquenque ciego
Porque es un guerrero insigne, porque lo es para defender a los débiles e indefensos.
También se pueden encontrar en este espacio: reptiles como el jergón y el casalillo. Y todo esto se preguntarán: ¿debido a qué?
A que Calipuy es una de las más extraordinarias zonas de biosfera, es decir gracias al aire que aquí se respira, en donde supervive una flora y fauna únicas. Y esto viene ocurriendo así desde el pleistoceno de la tierra. Este es un relicto milenario.
13. Siempre el arco iris
En relación a la cahua, contiene el Santuario Nacional de Calipuy, los rodales más grandes, nutridos y extensos del mundo.
Ver a estas plantas es un espectáculo que conmueve por lo sorprendente de su naturaleza y estampa, cual es que crecen en terrenos pedregosos, rocosos y secos.
E inclusive en peñas, o en roquedales de buen drenaje, expuestos al sol y a todas las inclemencias del frío y las heladas, situados en quebradas, laderas y pendientes pero más frecuentemente en la parte más alta de la cordillera. Su medio es la puna y los perfiles en donde acaban el cielo y la tierra.
Es una de las plantas más raras y exóticas porque se erige expuesta al viento, en las alturas y solitarias. Parecen aspirar siempre al infinito, y estar enamorada de los absolutos del espacio sideral. Están como yéndose y caminando hacia otro mundo.
Se erige como una imagen señera, precisa y cabal porque se recortan en el horizonte. Su fiel acompañante es siempre el arco iris con el cual juegan a esconderse y de un momento ambos otra vez a aparecer.
14. En reverencia a ellas
La cahua vive 100 años, pero florece una sola vez, y cuando está ya muy cerca de morir. Tiene la inflorescencia más grande de entre todas las especies vegetales. Este proceso de echar flor dura 9 meses, como en la mujer.
Para tal ocasión se cubre de miles de flores blanco azuladas y cremas y puede alcanzar, en cuanto a altura se refiere, aproximadamente diez metros.
Diez metros de puro flores.
¿Podemos imaginarnos un cuerpo, en el paisaje de puna dominado por el ichu y por un cielo azul, que tenga diez metros cargados de flores? ¿Y, muchas de estas plantas a la vez floreciendo en el horizonte?
En su ramaje acoge a seres tiernos. En ella viven y se cobijan reptiles, insectos, aves porque sus flores son ambrosía y miel. Tiene una goma muy sabrosa que los niños la mastican y paladean incansables.
Decenas de picaflores revolotean a su alrededor, quienes se apoderan no solo del néctar sino que en reverencia a ellas esparcen sus semillas.
15. Un documento vivo
Así las cahuas se extienden hacia otros confines por donde se propagan caminando venerables, piadosas y en silencio.
A esta maravilla profusa en Calipuy, se agrega otra, que ha escogido también este lugar como su refugio: el huanaco.
Ambas presencias vivientes habitan ahí precisamente por la aridez del suelo, como si estas dos vidas hubieran querido compensar con su rara belleza las desventajas de una zona inclemente y escabrosa.
Y que de ese modo quisieran decirnos un mensaje moral.
Los hombres en tal sentido y ante estas muestras ¿podríamos ser indolentes? ¡También pongamos nuestro aporte en algo!
El huanaco es un documento vivo por estudiar y saber acerca de cómo sobrevivir a todas las catástrofes y calamidades.
Que aquí han sido muchas y seguirán siendo: glaciaciones, sequías, inundaciones, avalanchas, hambrunas, heladas, terremotos, cambios climáticos de todo tipo.
16. Compartimos el mismo medio
Porque él es el eslabón de los camélidos que devienen desde el pleistoceno de la tierra, de los últimos relictos en donde fue un milagro que la vida sobreviva.
Igual que la cahua en el reino vegetal es una especie que puede vivir en terrenos áridos, con poca agua y poca comida.
El huanaco es el ancestro de la llama y la alpaca, de quien estas dos especies derivan.
Es de color rojizo, pero blanco o beige hacia el vientre. Y es tan grande como la llama, con 1.60 de alzada.
Tiene un metabolismo que le permite resistir la sed y el hambre por un tiempo considerable en relación a otras especies.
Ese ascetismo y esa capacidad de resistencia la tenemos, también los chucos, de donde el huanaco proviene. César Vallejo lo reivindica cuando en su poema Huaco dice:
Yo soy el llama, a quien solo alcanza
la necedad hostil a trasquilar
Por algo compartimos el mismo medio ambiente vital.
17. Defender la vida
Aquellos viven formando una familia o tropilla protegida por el macho dominante, generalmente a partir de los cinco años de vida, conformada de seis a diez hembras fértiles, además de sus crías.
Su figura, en estas yermas estepas y laderas desérticas, es afirmación de la vida. Su talante recóndito y hierático apunta a significar que se sobrevive por los pensamientos profundos y emociones acrisoladas.
Como su grácil figura y estampa nos quieren simbolizar y expresar que la belleza es inherente al valor con que se vive. Y que la sabiduría debe darse ligada a la belleza.
Sin embargo, yo he escuchado insultar de este modo:
– ¡Oye, no seas pues huanaco!
Que es de las peores imposturas del alma, porque es como insultarnos a nosotros mismos y porque nada hay de más sublime que aquello que nos ha legado y aún nos prodiga el mundo andino.
Cuando todo en el huanaco es vestigio de cómo hacer para defender la vida y hacerla heroica.
18. Ejemplo, además
Y ejemplo, además, de cómo cuidar el medio ambiente vital se trata.
Por eso vive en parajes desolados, para darnos un ejemplo de vida. Por eso tiene labio leporino, adaptado para no arrancar la hierba causando la muerte de la planta, sino podándola para asegurarle una larga vida.
Por eso, al contrario de jalarla, como hacen los otros animales, que así la matan, él apenas corta sus hojas, haciéndole un bien porque las fortalece; para lo cual ha adaptado una dentadura grande y cortante.
Su manera de comer ha quedado tipificarla como el ramoneo, porque se pasea regresando al lugar donde a los pocos días de haber estado allí ya encuentra nuevos brotes y retoños.
Corta del mismo modo las hojas de los arbustos. Y tiene un sistema digestivo y sanguíneo para resistir temporadas largas de hambruna y sequías.
19. Balance histórico
Y siendo así, ¿no es entonces un buen montonero, miliciano y guerrero de la resistencia andina?
De este modo ha resistido a los embates más duros de la naturaleza.
Pero lo que lo ha llevado al borde de la extinción y desaparición total es el exterminio antrópido causado por la mano del hombre.
Ante este hecho infame porque su caza ha sido despiadada por su carne y por su lana de especial finura ya es casi pieza de museo.
Situación causada por un ser supuestamente racional como se autoproclama el hombre, quien además necesita de él, dejándolo a punto de sucumbir.
A la llegada de los españoles a América, ellos mismos calcularon una población de 500 mil huanacos en el ámbito de lo que ahora es el Perú.
Ahora no pasan de 2,600 unidades en todo el territorio de la República. Ese es el balance de nuestra historia.
20. Patrimonio cultural
Ese es el modelo occidental en contraposición al modelo andino donde cahua y huanaco y muchas otras especies prosperaron.
Indudablemente es el hombre como individuo y es el modelo social. Es la sociedad de mercado y el modelo capitalista, opuesto al modelo y organización de la sociedad y mundo andino.
Es por eso el huanaco una de las maravillas de la Reserva y Santuario Nacional de Calipuy, uno de los camélidos silvestres, junto a la vicuña, más antiguos del universo.
Cahua y Huanaco y muchas otras especies están en peligro de extinción. Calipuy de Santiago de Chuco es la reserva en nuestro país que cuenta con el mayor número de cabezas de estos auquénidos de fina estampa y rara belleza, solitario en las estepas, extraño y pensativo.
Por eso, hay una responsabilidad muy grande de conservación de estos recursos únicos en el mundo y patrimonio de la cultura andina y humana.
Epílogo: Utopía andina
El Santuario Nacional de Calipuy indudablemente es una maravilla.
Y debemos acostumbrarnos más a ver, reconocer y admirar maravillas.
El movimiento Capulí, Vallejo y su Tierra se propone hacer del día 8 de enero, un día jubilar para relievar, promover y extraer todo lo que nos pueda enseñar los paradigmas que en ámbitos como los de Calipuy se encuentran.
Y, sobre todo, cultivar en el alma de niños y jóvenes, quienes muy pronto, tomando conciencia de los hechos y de estas presencias valiosas, podrán hacer mucho aquí y ahora por su propia felicidad.
Y por el desarrollo y promoción del hombre y la naturaleza. Y no huyendo hacia otros confines sino luchando y construyendo aquí y ahora, en este suelo y en nuestra patria, que es gloriosa, otra vez y para siempre la utopía andina, mensaje y emblema que iza en lo más alto de nuestra mente y corazones Capulí, Vallejo y su Tierra.
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