Instituto del Libro y la Lectura del Perú, y Capulí, Vallejo y su Tierra |
Peregrinación telúrica de mayo |
Entre los días 22 y 24 de mayo del año 2009, realizaremos en Santiago de Chuco el Décimo Encuentro Internacional Capulí, Vallejo y su Tierra, cuyo objetivo es profundizar en la exégesis de la vida y obra de César Vallejo y en el vínculo de su creación poética y literaria con su tierra natal; así como reflexionar acerca del mundo andino, las literaturas nativas; y rendir homenaje a valores del arte, la ciencia, la cultura y el desarrollo social.
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1. Corren diáfanos entre rocas agrestes y abismos de miedo
El capulí es un árbol de lenguaje dulce, de sombra que juguetea cariñosa y protectora. Siempre es límpido y aureolado de una ingenua soledad. Abunda en los huertos y en los campos de Santiago de Chuco donde ¿cuántos no habremos llorado nuestras amarguras, y nos habremos enjugado los ojos bajo su sombra discreta?
2. Mucho más resplandeciente a la luz del sol
Una curva antes de "La Colpa" –hasta donde gustábamos llegar caminando al lado de nuestros padres– en la carretera hacia Trujillo, había un bosquecillo de capulíes –quizá por lo llano del terreno y lo abrigado de aquel recodo de la quebrada– cuyos frutos verdes nos hacían sentir envidiosos de no ser magos para hacerlos madurar al instante.
3. Su flor es blanca, breve, de una timidez excelsa
Sus hojas son corazones que parecen haber llorado tiernamente y por eso se han hecho largas.
Están festonadas en los bordes como las grecas que se cosen en la pechera de las blusas de las mujeres; o en las mangas y en el borde de la falda de los vestidos de las muchachas lindas del pueblo.
Ya puesta una hoja en la palma de una mano se arquea pudorosa como quien no quiere rendirse.
Ya en el árbol hay dos clases de frutos: unos casi negros, si no fuera por un reflejo de sol que amanece en sus bordes.
Es de sabor dulce, como –las niñas a las cuales miramos extasiados sin saber nunca cómo hablarles.
4. Pulido por fuera, por el oro del sol de la tarde
Los pájaros desde temprano los están devorando. En primer lugar los gorriones. Y en general, todas las aves gustan del capulí. Pero hay otros seres que se parecen mucho a los pájaros, que son los niños.
5. Convertirla en una perla tallada de finas estrías
La porción de capulí la señora la vende a veinte centavos, aunque es impagable el fulgor de los ojos cristalinos con que nos mira. Y, sin descolgarnos de su mirada, nos da el matecillo que recibimos en un plato de porcelana –si es que hemos salido mandados de nuestra casa– o en las dos manos como hacemos los niños atolondrados.
6. Dime mujer si tu amor, ha de ser el verdadero
Del capulí se hace néctar para las raspadillas, vino dulce para las penas y mixtura para aderezar las comidas.
Se le emplea para curar un sinfín de enfermedades.
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Una mañana a tu ventana llegué y me enamoré de tu bella hermosura, dime encanto con cuanta ternura mi corazón al momento te entregué.
Me jurastes un día tu amor, sí preciosa como no, me jurastes un día tu amor y al momento te dí un capulí.
Dime
mujer si tu amor |
7. Y llorará en las tejas un pájaro salvaje
En el patio de la casa de César Vallejo, hasta ahora, se yergue ensimismado un árbol de capulí, que quizá en un lenguaje aún más misterioso que el de otros seres debe saber recitar los versos que el poeta escribiera en "Los heraldos negros", "Trilce" y los "Poemas humanos".
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IDILIO MUERTO
Qué
estará haciendo esta hora mi andina y dulce Rita
Dónde
estarán sus manos que en actitud contrita
Qué será de su falda de franela; de sus
Ha
de estarse a la puerta mirando algún celaje, |
Danilo
Sánchez Lihón
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