1. Visión de la
amazonia
Mundo ilimitado es la amazonía, región densa y transparente; de la edad
del agua: primitiva y nueva.
Tierra mojada en donde la vida y la muerte se juntan: en la lluvia que
cae, en la flor que se abre, en la canoa que badea.
Con espacios donde no ha entrado ni la mirada ni la flecha, ni el
machete ni la cruz. ¡A veces ni la luz!
Pero que sí ha recogido el conjuro de los brujos que oran y caminan
levemente agachados por entre lianas y espejos de agua.
Convirtiendo cada palmo de tierra en escenario de sueños, cada río o
laguna en lugar de encantamiento.
Convirtiendo cada resplandor en fantasmagoría, cada árbol en tótem o en
dios.
¡Mundo vasto pero no deshabitado!
2. Esconde y prodiga
¡Mundo ilimitado!
Pero vivo, palpitante, poblado. ¡Y a la expectativa!
Porque hay una versión –interesada por cierto–, que considera esta
región como vacía de presencia humana.
¡Y tierra de nadie!
La imagina como tierra al libre asedio de aventureros obsedidos por las
ocultas riquezas que ella guarda, esconde y prodiga.
Y todo relato, leyenda o fantasía se ha centrado en esos personajes
temerarios, lujuriosos y avasalladores.
Se la aprecia desde la mirada codiciosa de los colonizadores de todo
pelaje.
Estos hechos nos revelan la presunción de una sociedad para quien la
historia se centra sólo en los hombres que la dominan y corrompen.
3. Asediados y ofendidos
Sin embargo, en la amazonia viven, padecen y mueren más de cincuenta
culturas o naciones diferentes.
Con bellas y profundas concepciones del mundo.
Culturas con hallazgos y técnicas que han demostrado ser las únicas
válidas para su realidad y que adoptadas enriquecerían también a otros
pueblos.
Con valores que sí los asumiéramos con autenticidad, redimirían nuestra
sociedad que hoy decae.
En las márgenes de los ríos que son las tierras más fértiles –con pesca
y transportes disponibles–, tienen su asiento los grupos tribales.
Pero de allí son constantemente arrojados por los colonizadores:
comerciantes, buscadores de pieles, madereros, funcionarios y
carnetizados de los partidos políticos que gobiernan de turno en turno.
4. Muchas culturas han desparecido
Son ellos quienes sistemáticamente los han ido cercando, despojando de
sus pertenencias.
Son ellos quienes han ido mellando su integridad, socavando su cultura,
sus creencias, sus mitos. Son ellos quienes los asedian queriendo
pervertir su sistema económico y social basado en la comunidad de
bienes, en la comunidad para el trabajo, en la solidaridad;
reemplazándolo por otro egoísta, de explotación y de usura.
Los sobrevivientes de aquellos pueblos si se integraron al sistema son
los dominados, sí se alejaron son los perseguidos y despreciados,
ocupando los lugares recónditos y pobres.
Muchas culturas han desaparecido totalmente, otras están en vías de
extinción y sobre las restantes pende la amenaza de exterminio.
De 5 millones que eran, en la actualidad suman apenas 150 mil
habitantes.
5. Ansia de conquista
Las incursiones que se hicieron inicialmente fueron en busca de las
riquezas de "El Dorado".
En esa búsqueda se organizaron expediciones a cargo de capitanes
ilusionados en hacerse dueños de tesoros y en gobernar imperios
fastuosos.
En la actualidad se invade la amazonia en nombre del progreso, entendido
éste como la extracción de recursos naturales, aquellos que tienen
precios excitantes en el mercado internacional.
En todas estas acometidas la vida del aborigen vale menos que un
cartucho.
En nombre del progreso, las tierras de la selva –estén o no habitadas, y
sabemos que lo están– son consideradas de libre disposición para
cualquiera que quiera denunciarlas.
6. Posturas que no son suyas
Muchos se valen de este amparo legal para adueñarse de las tierras más
ricas y ya pobladas.
Casi nunca estas ventajas son para los nativos quienes por su situación
de marginalidad desconocen todas las leyes de la República.
Otra es la agresión cultural con que se los avasalla, el desprecio y la
nula estimación a sus tradiciones y costumbres.
Para ellos es también adverso y nocivo el modelo dominante que conciente
o inconscientemente, establecemos e imponemos.
Modelo que los obliga a imitar, a adoptar posturas que no son suyas, a
suplantar su personalidad por otra.
7. El derecho a ser distintos
¡Hemos de reventar!
Cada uno tiene derecho al bienestar y a ser dueño de su destino.
Y cada uno debe ser como su naturaleza y su medio lo han hecho ser.
Todo hombre tiene derecho a ser diferente.
Si a alguien se le impone ser algo a lo cual no está auténticamente
dispuesto, se lo agrede en su esencia de hombre.
Pues, cada quien tiene que ser lo que él y solo él se propone ser.
Lo contrario es la masificación, distinto a la unión que reconoce las
diferencias, pero las integra.
8. Nombres rotundos
De allí que, como todo pueblo y culturas sometidas a exterminio, esta
gran región tiene una historia intensa de luchas sociales por hacer
respetar su dignidad de personas y su derecho a ser un pueblo con
identidad.
Hay nombres de líderes, héroes y mártires que ellos pronuncian con
fervor.
Hay fechas y acontecimientos a los cuales vuelven con la mirada del
recuerdo para encontrar el hilo de la esperanza.
Tales son: la rebelión de los cunibos, de los shetebos, de los piros.
Y nombres rotundos como el de Runcato, Mangare, Juan Santos Atahualpa,
claras respuestas de un pueblo ofendido que defiende su derecho a vivir
y ser en el mundo.
9. Geografía infinita
También en textos y mapas se nos presenta esta región como una llanura
monótona, intrincada de vegetación.
Con ríos inmensos que se contorsionan cual serpientes y que inundan en
verano.
Aunque eso sí, rica en recursos codiciables como son el caucho, el oro,
las pieles finas, la madera, el petróleo.
Pero quien verdaderamente la conoce sabe que en ella se esconde una
increíble geografía, con mesetas peladas como las del Gran Pajonal.
Con cadenas de montañas, abismos impenetrables, cataratas luminosas como
las hay en la cordillera azul con turbios y cristalinos cursos de agua.
10. Cargados de panales de mieles
¡Mundo con árboles que son universos!, como el águano, que crecen
enmarañados de bejucos, de flores, de estrellas.
Tan grandes que contienen animales y pájaros que nacen, viven y mueren
sin salir jamás de sus ramas.
Y que para morir sus fibras se van rompiendo poco a poco, retumbando a
lo lejos con detonaciones que son seguidas de mil ruidos pequeños en su
tronco.
Y al caer lo hacen como los grandes reyes arrastrando tras su muerte la
caída de otros árboles.
Y al sucumbir se abren totalmente vivos o putrefactos, con nidos de
isulas, madrigueras de ardillas, añases, tortugas, y cargados de panales
de mieles.
11. Presentir nuestro destino
De ese mundo, hondo y transparente, trata el libro “En noches de luna en
torno a la hoguera” que escribí y del cual extraigo estas páginas que
pongo en tus manos como un acto de fe en dicho pueblo, que es
irrenunciablemente nuestro.
Allí conjuncioné al mundo de nube y piedra en el cual nací y me crié, y
al de calle y fuego en el cual me formé, éste de agua y estrella en el
cual se quedó trémulo y extasiado mi rendido corazón.
Porque en este mundo también viví, a tientas y asombrado, como son y dan
testimonio los relatos hilvanados en la hora y deshora supremas, a los
cuales me he referido y que están publicados por ediciones Altazor.
Allí es donde es fácil también presentir el destino que todos juntos, es
obligatorio, tenemos que juramos alcanzar. |