Si quiere apoyar a Letras- Uruguay, done por PayPal, gracias!! |
5 de junio |
1.
¡Oh madre Tierra, maravilla y arpegio en el vasto espacio estelar. ¡Avistada en lontananza eres el planeta azul!, porque te envuelven las gasas de los sueños, de los cuentos de hadas y las utopías trémulas! perduras aún festonada por las aguas de los mares estupefactos, porque no cesa en tu seno ni en tu frente el alborear, que ocurre siempre en algún lugar de tu esfera, tendiendo sobre las colinas su traje de novia virginal. Donde la paloma zurea celebrando que la creación se expanda y el día amanece. CORO: ¡Oh madre Tierra, arpegio y maravilla en el vasto espacio estelar. ¡Avistada en lontananza eres el soñado planeta azul! 2. Cada átomo de que estoy hecho proviene de ti: la arcilla de mis manos, la luz de mis ojos, el tintineo de la campana en mis oídos, el palpar con la yema de mis dedos el temblor de otra mano. Todo de mí estaba contenido en ti. Soy los rayos del mismo sol y los grumos de la misma roca, que emergió inhiesta en el principio del mundo. Mis latidos junto a los tuyos estaban en el primer instante de la creación. Tú y yo juntos formamos parte del mismo soplo y del mismo plan estelar. CORO: Cada átomo de que estoy hecho proviene de ti: la arcilla de mis manos, la luz de mis ojos. 3. Por eso somos uno, fusionados. Porque nos enlaza el origen, el centro y final de lo creado. En mi destino está ser y estar contigo de principio a fin. Como hoy que estoy vivo, a plena luz y siento que te amo. Antes y después fue noche y oscuridad y lo será más tarde. Hoy estoy aquí escuchando el canto del zorzal que sube desde la hondonada y el instantáneo brillo del lucero en la noche insondable. ¡Y el signo triunfal! Y sé que mi destino y el tuyo están indisolublemente ligados, ¡oh madre! CORO: Por eso somos uno, fusionados. Porque nos enlaza el origen, el centro y final de lo creado. 4. Porque en ti es que existo, igual que el torrente bajando cristalino desde la montaña empinada. Igual al cierzo que se esparce. Y al vendaval que ulula en la vasta cañada. El rocío asombrado y los campos sembrados de flores silvestres. Allí brota y se refleja el agua clara azulada. En ti se estremece el leve rocío ante el temblor de una estrella en el cielo despejado. Y, ¿qué sería si alguien alguna vez osara hacerte daño? ¿Contaminar tus ríos, estropear tus playas, ensuciar tus mares, polucionar tu cielo, arrasar bosques y depredar tu flora y tu fauna? ¡Tocaría entonces ser paladines y lidiar arrojados a los caminos a fin de cruzar sables, espadas y morir en tu defensa! CORO: Porque en ti es que existo, igual que el torrente bajando cristalino desde la montaña empinada. 5. Si alguien alguna vez te ofendiera, ¡oh madre, qué estigma en nuestras frentes. ¡Jamás ya habría descanso para nuestro brazo y lanza! ¡Qué afrenta en la cara a quienes somos tus hijos que quieren verte plena y hermosa. Llenaríamos alma y corazón de ira santa. ¡Y ya no habría descanso hasta lavar la afrenta! Si alguna vez alguien osara hacerte daño ¡qué coraje en nuestra sangre y furor en las adargas! Allí los hijos nacidos de tus entrañas sabremos entonces elevar clarines, banderas y sanar la afrenta. CORO: Si alguien alguna vez te ofendiera, ¡oh madre, qué estigma en nuestras frentes. Jamás ya habría descanso. 6. Porque contigo soy parte de la misma caricia y esencia, de igual pulso y aliento con que el mundo se creara, idéntico el compás del tambor en nuestras venas. Porque tenemos sincopado el destino. Si algo te pasara es tuya y mía la misma suerte. Porque mis átomos estuvieron contigo en la misma explosión nuclear que dio origen a este universo. Estuvimos vivos allí y abrazados. Ni yertos ni calcinados sino con el temblor primigenio, resueltos y luminosos tú y yo. Y al fondo el ave que bate sus alas, alza el vuelo y surca el horizonte. CORO: Porque contigo soy parte de la misma caricia y esencia, de igual pulso y aliento con que el mundo se creara. 7. ¡Contigo bajo el mismo sol y para siempre, adorándote, unidas mis manos a tus manos, ¡oh madre! palpitaron las partículas de oxígeno y carbón que constituyen tu ser y mi ser. No como ceniza sino como luz y calor ensimismados. Un rayo incesante que estalla, alarido y llama que luego trasmito por herencia a mis hijos y a los hijos de mis hijos que no cesa ni acaba; de eslabón en eslabón, de aquí para siempre, vuelta tras vuelta hasta la honda eternidad. CORO: ¡Contigo bajo el mismo sol y para siempre, adorándote, unidas mis manos a tus manos, ¡oh madre! |
Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:
|
Danilo Sánchez Lihón
dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com
Ir a índice de América |
Ir a índice de Sánchez Lihón, Danilo |
Ir a página inicio |
Ir a mapa del sitio |