1. Un día
de júbilo
– Señores y señoras, buenos días. Damos inicio a esta reunión extraordinaria convocada por nuestra asociación para el día de hoy, para lo cual escuchamos en primer lugar las palabras de apertura y bienvenida del presidente de la Conferencia Anual de Empresarios.
– Muy buenos días, amigos todos, representantes de las diversas actividades productivas, de las fuerzas vivas de nuestro país, de las instituciones tutelares, de los colegios profesionales, de los sectores sociales así como de las asociaciones gremiales aquí presentes, e invitados especiales en general.
Hoy es un día de júbilo y celebración que la junta directiva a mi cargo no ha querido dejar pasar por alto, al haberse hecho de conocimiento público en los últimos días varias noticias relevantes que voy a referir y acerca de las cuales cabe tomar debida nota, a fin de redoblar esfuerzos, recobrar impulso y entusiasmo y acometer con más ahínco el proceso de desarrollo puesto en marcha en nuestro país:
2. Mi felicitación y mi abrazo
– Hemos obtenido la máxima calificación para nuestro país en confiabilidad para las inversiones extranjeras; acaba de publicarse el índice de crecimiento de nuestra economía que resulta espectacular, y como el mejor de América Latina. Asimismo, a todos consta nuestra estabilidad democrática que se desenvuelve de manera óptima. Y las últimas encuestas de identificación de los jóvenes con nuestro país y su destino arrojan cifras nunca antes esperadas, en lo que respecta a adhesión, filiación y pertenencia.
De otro lado, vemos con complacencia que nuestras ciudades lucen más ordenadas y bellas, que nuevas construcciones se alzan por doquier, que las instituciones funcionan solventes y pujantes. Que hay alegría y esperanza entre nuestra ciudadanía. Y eso se lo ve en el rostro de la gente.
Saludo pues y felicito a todos ustedes y quisiera invitar a los diversos representantes que nos honran con su presencia a hacer uso de la palabra y así dejarnos opiniones e ideas que iremos poco a poco implementando en el ejercicio de nuestra función. Nuevamente mi felicitación y mi abrazo a cada uno de ustedes queridos participantes y conciudadanos. Y mil gracias.
3. Razones
convincentes
El primero en solicitar el uso de la palabra fue el presidente de la Cámara de Industria y Comercio, felicitando a sus agremiados y manifestando que es el liderazgo de los hombres de empresa quienes invierten, actúan con imaginación y conducen sus fábricas y establecimientos con eficacia, en donde reside la clave del desarrollo que en esos momentos se veía floreciente.
En seguida solicitó y tomó la palabra el representante de la milicia expresando que la seguridad de la cual gozaban todos en ese preciso momento era efecto de la actuación de las fuerzas armadas y policiales, sin cuyo concurso no solo el progreso sino la vida serían difíciles y quizás imposibles.
El representante de los abogados hizo sentir que sin ellos no se aplicarían las leyes, ni las normas, ni habría una vida civilizada como la que se hacía ahora tangible y evidente; y tal vez muchos tampoco estarían presentes en esa reunión, si es que faltaran tales dispositivos y no estuviera garantizado el proceso de su aplicación.
El médico expuso razones no menos persuasivas, haciendo sentir a los concurrentes que sin la actuación de los galenos la productividad se afectaría, y es posible que muchos de los que hoy lucían saludables y vigorosos estuvieran quizá ya muertos o postrados en sus camas.
4. Con expresión
atenta
También se escuchó la alocución de un ingeniero, quien hizo sentir que inclusive el local que los cobijaba, los transportes que los habían traído al lugar y la ciudad misma en su conjunto era la obra de los ingenieros civiles, eléctricos, ambientales, y de los arquitectos, sin los cuales la vida casi sería inimaginable.
En fin, hablaron muchas otras personas, entre ellos un comunicador, un sacerdote, un representante de la Asociación de Escritores y Artistas, concluyéndose de la totalidad de las intervenciones que sin la actuación de esos profesionales la vida misma corría el riesgo de no ser posible sobre la faz de la Tierra y menos el desarrollo sostenido que en esos momentos se estaba aclamando.
Todas las áreas de trabajo y actividades humanas tuvieron el panegírico de su delegado. El conductor de la ceremonia reconociendo que entre los asistentes se contaba con la presencia del representante del Colegio de Profesores, un caballero vestido con decoro pero sin ostentaciones, lo invitó a hacer uso de la palabra. No había hablado ni dicho nada hasta entonces, aunque seguía el curso del desarrollo de la reunión con una expresión cordial y atenta. Al parecer, por su actitud, se sentía feliz y dichoso.
5. Asintieron y aprobaron
Se le pidió que dijera algo.
Puesto de pie, una sonrisa dulce y amable exornaba su rostro. Agradeció la atención, expresando que había escuchado a cada uno de los voceros de las diversas actividades humanas y se sentía verdaderamente complacido porque eran importantes las obras de cada sector que habían enfatizado cada uno de los portavoces que le habían antecedido en el uso de la palabra; que estaba admirado de la satisfacción que sentían por lo que cada uno realizaba y que eso era muy importante.
Pero a continuación expresó:
– Ya que el señor conductor ha tenido la gentileza de pedirme que hable, y siendo el contexto resaltar la labor de las distintas profesiones y actividades humanas, quiero preguntar a todos y cada uno de ustedes: ¿Existirían empresarios, militares, abogados, médicos, ingenieros y demás ocupaciones sin el concurso y la dedicación de maestros y profesores? Porque, ¿no son ellos acaso quiénes forman a los niños y jóvenes y los preparan para el dominio de uno y otro desempeño?
Todos se miraron, asintieron y aprobaron.
– ¡A todos nosotros nos han formado nuestros maestros y profesores!
6. Si eso
ocurriera
– Ahora bien, explicaré porqué estoy contento. Es porque compruebo y veo que cada uno de ustedes se siente logrado y satisfecho de lo que tienen y han alcanzado. ¡Habiendo entonces triunfado!
Sólo así es que los maestros tenemos el derecho de sentirnos a su vez realizados, dignos y felices.
Porque si en vez de eso ocurriera lo contrario, es decir: si no hubiera una economía sana, ciudades ordenadas, seguridad en las calles, las leyes no funcionaran ni se cumplieran, si tuviéramos políticos venales y tránsfugas, ¿de qué vamos a sentirnos los maestros honrados y orgullosos?
Si los derechos y la salud más bien fueran algo que se extrañe y brille por su ausencia, si la delincuencia campeara en las calles, si la corrupción proliferara en las diferentes instancias del Estado, ¿entonces por qué los maestros vamos a reclamar derechos y sentirnos ufanos?
Si esta fuera la situación habríamos fracasado. Y en vez de reconocimiento mereceríamos ser juzgados y condenados.
7. Lo bueno y verdadero
– Ahora bien, todo esto es parcial porque abarca solo el desenvolvimiento externo.
Porque el resultado de la educación no es solo lo que se consigue producir, ni lo que sabemos hacer. Sino más bien cómo pensamos, cuáles son nuestros valores, por dónde orientamos nuestra sensibilidad, las proyecciones que conseguimos alentar como comunidad en relación a la vida, la manera cómo reaccionamos ante determinados estímulos y desafíos, y ¡cómo es nuestro comportamiento y nuestra conducta!
Porque si no cultivamos el alma y la hacemos prístina, si no somos capaces de hacer hombres fraternos y solidarios, si no abolimos las diferencias ominosas, si nuestra sociedad no cultiva valores, si sigue el egoísmo, el lucro y no se distribuye equitativamente la riqueza compartiéndola entre todos, habremos también fracasado pero esta vez en lo que es esencial y decisivo.
De allí que sobre la producción tenemos que sumar un valor agregado, cual es la bondad, lo bello y lo que es verdadero.
8. Se fueron poniendo uno a uno de pie
– Indudablemente, lo que usted expresa es cierto maestro. –Dijo el que presidía la reunión.
Algunos más opinaron lo mismo, y muchos otros lo asintieron.
– Es por eso que pido que me dispensen el no haber hablado antes –prosiguió–, ya que en casos como este seamos los maestros y profesores quienes tengamos que hablar siempre al final, porque antes de ufanarnos de lo que somos y merecemos tenemos que esperar ver y comprobar cuáles son los resultados, las actitudes, las obras y los valores de los demás, a fin de ver si verdaderamente valemos.
Por ahora hemos alcanzado unas metas en el orden material, nos faltan asegurar los porqués; ya que cuando el hombre tiene claro el por qué hacer, por qué trabajar, por qué afanarse y, en suma, por qué vivir, él mismo implementa los mejores cómos y su labor y su ser se hacen indestructibles. Muchas gracias a todos ustedes por su amabilidad.
Allí terminaron sus palabras. Entonces todos prorrumpieron en largos y fuertes aplausos. Y se fueron poniendo uno a uno de pie, en señal de adhesión, homenaje y reconocimiento. |