1. El abrirse de las semillas
– ¿Será ella?
– ¿Habrá nacido la Doncella que tanto esperamos?
– Yo la he visto.
– Antes nuestros antepasados tenían ojos para ver y leer los cielos, las estrellas y el sentir de la tierra.
– También la luz o la sombra que emerge de los cerros.
– Ojos para ver lo oculto detrás de lo visible.
– Y tenían oídos atentos a todos los anuncios y a todos los signos.
– Hasta para sentir el abrirse de las semillas bajo tierra.
– Y el fructificar de las siembras, que era celebrado con pífanos y tinyas.
2. subir a la montaña
– Eso los hacía sabios. Por eso lo eran.
– ¿Por qué entonces no abrir nuestro corazón a ver lo que acontece alrededor nuestro?
– ¿Por qué regir la vida de acuerdo a nuestros pensamientos y no comprender aquello que se expresa mediante signos en el universo?
– Si ha nacido la Flor, es porque hay un mensaje que debemos descifrar y en esa dirección encaminarnos.
– La Flor nacerá para señalar un cambio y el inicio de un tiempo nuevo.
– Tiempo munay, yachay, llankay.
– La única manera de saberlo es subiendo a la montaña donde el comunero dice haberla contemplado.
3. Era Ella
– También debe ir el Varayoc.
Y así salieron de madrugada, dejando las chozas de adobe y cañas y las chacras envueltas en la tenue neblina azulada.
Rumbo a las alturas donde el comunero que guiaba decía haber avistado a la Flor.
Pasado el mediodía, voltearon el recodo que da al paraje escarpado. Y allí estaba.
Al verla todos cayeron de rodillas.
Entre la inmensa floresta que cubría la otra banda de la cañada había una luz primigenia, una virginal alborada, una radiante aurora matutina.
¡Era Ella!
4. Es la Diadema
Todos supieron que era la Flor por largo tiempo esperada, soñada y vuelta a soñar; acrisolada en la espera en su vida de amarguras y penalidades.
– Es la Núbil.
– Es la Adorable –dijo el Varayoc reverente y bañado en lágrimas, emocionado como un niño.
– ¡Es Ella! y benditos sean nuestros ojos –repitieron.
– Y todos nuestros sufrimientos.
Los rostros terrosos y surcados de arrugas, tasajeados por mil dolores y padecimientos, se iluminaron en un gozo y en una dicha extasiada.
Ella era la Diadema, la cifra esperada, la mensajera sagrada.
Enhiesta e impoluta en el silencio. Y en el estallido que la rodeaba, en la honda cañada.
5. Volando como un águila
En arrobamiento y con los sombreros en tierra la veneraban. Aún con los ojos cuajados en lágrimas.
Ya mirándola entonaron el cántico del “Paqariq ch'aska”.
Pero, ahí mismo fueron dándose cuenta, aterrados, que era imposible llegar hasta donde Ella había brotado.
En la emoción que los embargaba cada quien ideaba cómo tender un puente imaginario.
O, cómo trepar o bajar volando como un águila desde la cima al precipicio insondable.
Abajo corría un torrente indómito y bravío bajo rocas escarpadas.
6. Su alma, noble y arrojada
Al anochecer, ya en el pueblo, al iniciarse la Asamblea el Varayoc habló:
– Ha vuelto el segundo grupo de escogidos a quienes encomendamos hacerse cargo de llegar hasta el lugar y rescatar la
Cantuta Dorada, que ha brotado para dicha y felicidad de nuestro pueblo.
Ahí se calló el Alcalde. Y dejo caer la cabeza hacia su pecho en un largo silencio. Y prosiguió:
– Pero Manuelcha, el valiente que los dirigía, no ha regresado. Ha caído.
– Oremos por su alma, noble y arrojada.
– Sangra nuestro corazón de pena e impotencia.
– ¿También morirá la Colla , la Resplandeciente?
– ¡No puede ser! –dijo, poniéndose de pie y luego afligido, el viejo
Varayoc.
7. Arriba en las alturas
– Déjame intentarlo, padre –se escuchó decir desde la sombra la voz de un muchacho que avanzó hasta ponerse delante del Varayoc.
¡Era su hijo!, el más tierno y lozano de los muchachos. ¡Y apenas un adolescente!
– Yo iré con él, –se puso otro de pie.
– Y yo también –dijo un tercero.
Dos días después toda la comunidad contemplaba, presa de miedo y asombro, cómo en la banda de enfrente los muchachos se balanceaban y se ayudaban en escalas con varias cuerdas sobre el abismo.
Diversos grupos de comuneros los sujetaban desde las rocas, arriba en las alturas.
8. Es el Manuelcha
Cuando el hijo del Varayoc ya tenía en sus brazos a la Flor, suspendido en el aire sobre el torrente, el ardor de sus compañeros por jalar la soga hizo que el filo de una peña cortara la cabuya.
Y se vio cómo caía.
Un grito de espanto traspasó la tierra.
Fue en ese instante cuando se vio elevarse desde el fondo de la cañada a un cóndor, extrañamente relumbrante.
El cóndor cogió con su pico la cuerda de la cual pendía el muchacho y se elevó hasta dejarla apretada en la juntura de dos fuertes rocas.
– Es el Manuelcha. –Lloraba la gente.
– ¡Es el Manuelcha!
– Es el Manuelcha convertido en poderoso Huamani. –Dijo el
Varayoc.
9. Con luz apacible
Luego lo vimos dirigirse y desaparecer en las nieves eternas del Apu, que permaneció desde ese momento encendido.
Ya moría la tarde cuando entre bailes, danzas y cantares bajaba una muchedumbre de las montañas abruptas.
Entre el "huy" "hay", que se entona de regocijo por hombres, mujeres y niños en la labranza de la tierra.
Bastoneando la chaquitaklla, era traída la Cantuta Dorada, por los senderos escarpados.
Venía en una urna hecha de qantus y paja brava.
Para luego iluminar con luz apacible el alero de la casa comunal que se la sentía otra bajo la inmensidad del cielo estrellado.
10. Los caminos pendientes
– ¡Pacari! , hermano.
– ¡Pacari, hermano! –Se contestaban unos a otros.
Lo insólito es que al lado de la Flor una yema nueva ha empezado a brotar.
Tanto que parece que fueran en realidad dos cantutas hermanas.
O una madre con su hija extasiada.
– Que el curaca interprete el significado de este milagro, –dice el Varayoc, sosegado ya en su asiento.
– El mensaje nos habla que uno no es uno.
– Explícanos, pero con razonamiento sencillo, te rogamos.
– Que uno es también el otro. Que uno es dos y en el dos está comprendido el Todo.
– ¿Todo esto tiene relación con los caminos pendientes de ser abiertos?
11. Muchos brotes
– Sí. Y con los puentes.
– El mensaje es que debemos integrarnos.
– Que la vida es ser, todos los seres, un solo abrazo.
– Sin perder y más bien afianzando lo que en esencia somos.
– Tejeremos y tenderemos entonces un puente.
– Y llevaremos el brote que ha nacido.
– Lo llevaremos en comitiva, con reverencia.
– Y lo donaremos en hermandad, siguiendo el rito antiguo de la "ofrenda sagrada que se entrega".
La otra quedará para siempre con nosotros. De ella se reproducirán muchos brotes.
– Que se haga el día del solsticio, día de nuestra raza.
12. Cinco siglos esperando
– Tejeremos y tenderemos un puente.
– Lo llamaremos el puente Wayqi Chanakuy.
– Iremos hasta él a la inauguración del camino que nos une.
– Al inicio de un Tiempo Nuevo.
– ¿Cinco siglos no se demoró en nacer la Niña?
– ¿No hemos estado cinco siglos esperando?
– Que se ofrende con el rito del Tupay y sean tres los que encabecen la comitiva.
El Varayoc, el Villac y el Guerrero.
Detrás irán todos los Principales.
El pueblo en el momento de la entrega entonará la oración del Paqariq Inti.
13. Huaynos y valichas
Aquella noche velaron los guardianes en las atalayas de los cerros.
Estuvieron despiertos y vigilantes los ancianos en los corredores de piedra.
Y en sus sueños las almas que durmieron estuvieron temblorosas, inclinadas ante el nuevo Emblema.
Rompiendo el alba los vigías en las cumbres hicieron sonar sus cuernos ululantes.
El amanecer fue esplendoroso.
Saludaron coros de mujeres y de niños entonando huaynos y valichas.
Y pronto la comitiva con sus rostros emocionados estuvieron en el camino cuyas piedras habían sido anteriormente recogidas.
14. Donde se posan
Unos a otros se decían:
– ¡Este es un Tiempo Nuevo!
– ¡Antes los caminos eras intrincados, ahora están limpios y libres!
– Son caminos para unirnos, para llamarnos y abrazarnos.
– Caminos con acequias de agua, con sombras y perfumes de amapolas.
– Y con los colores del arco iris iluminando los muros.
– Y donde ahora la lluvia se desvanece suavemente.
– Caminos nuevos con árboles de molles y qeñuales donde se posan suavemente picaflores y torcazas.
15. Una vida nueva
– Caminos para el hijo que nace y para el otro que va haciéndose grande.
– Caminos para visitar a una novia y después para casarse.
– Kawsayninchispa t'ikanta, pacha tiyasqanchista, sunqurichista, chaskiykuy wayqillay.
Eso dijeron en el puente.
– Mira cómo lloran y se abrazan.
La Cantuta Dorada fulgura con una luz misteriosa.
En la lejanía una mancha de comuneros avanza rumbo a sus montañas por los caminos recién abiertos
Se retiran bailando al son de sus flautas y pututus, la danza del inicio de las siembras y otra que recién la han creado y que es el baile de cuando empieza una vida nueva: el tiempo de la Cantuta Dorada.
Notas:
. Tambores.
. Amor, inteligencia, trabajo.
. Jefe de la comunidad.
. "Estrella que aparece".
. Flor sagrada de los Incas.
. Dama.
. Espíritu sagrado o divinidad a la cual accedían algunos seres por sus proezas o sus virtudes.
. Herramienta de trabajo para roturar la tierra en las labores agrícolas.
. Flor silvestre de pétalos rojos.
. Renacemos.
. Abrazo de hermanos.
. Encuentro.
. Sacerdote.
. Sol que amanece.
. "La flor es nuestra vida, nuestro mundo y nuestro corazón. Recíbelo como hermano".
. Instrumento musical de viento.
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