A. Proyecto
1. Definición
El Plan Lector en sus ejes centrales diseña e implementa en el hogar, en el aula, en la biblioteca, en el centro educativo o en cualesquiera otro espacio un conjunto coherente y sistemático de actividades que se orientan a elevar el nivel del comportamiento lector de niños y jóvenes.
Mediante el Plan Lector el maestro, el bibliotecario o promotor de lectura asumen y trabajan elevando el nivel del comportamiento lector de niños y jóvenes hacia los cuales dirige u orienta su acción.
Su realización depende de cuanto lleve a cabo por hacer de cada alumno un lector asiduo, lúcido y gozoso, preparado para explorar por sí mismo los misterios de la vida y el universo; perfilando de ese modo personas que forjen su destino de manera trascendente.
2. Factores y objetivos
El Plan Lector es un conjunto coherente y sistemático de varios factores:
En primer lugar de visión y doctrina.
En segundo orden de conceptos y proposiciones.
Y en tercer lugar de estrategias y actividades acerca de la lectura
El Plan Lector se propone alcanzar cuatro objetivos básicos:
1). Formar a la persona humana como lector permanente.
2). Motivar a la lectura y al aprecio del libro y los textos.
3). Elevar los niveles de comprensión lectora y
4). Producir textos informativos, funcionales, instructivos, científicos y literarios.
3. Ámbito, temáticas y actividades ejes
Ámbitos de aplicación
– El aula
– La biblioteca
– El centro educativo
– La comunidad
Algunas temáticas y actividades ejes
a. Contextualización del aula y el centro educativo.
b. Campañas de motivación a la lectura.
c. Organización de círculos y clubes de lectura.
d. Producción de textos literarios.
e. Ciclos de conferencias de autores.
f. Juegos florales infantiles y juveniles.
g. Mini-ferias de libros en centros educativos.
4. Contexto
El Plan Lector ha de apoyarse en un repertorio de lecturas sugestivas, motivadoras y pertinentes, seleccionadas por el maestro, el bibliotecario o el promotor de lectura, en razón de criterios de contenido y forma, respondiendo a los intereses, expectativas y saberes previos del lector al cual se destinan.
Las razones anteriores guardan relación a su vez con las experiencias previas y el contexto del lector. Debe ser una inquietud permanente por poner a disposición textos de variada temática, como de diverso grado de exigencia.
B. PUESTA EN
MARCHA
1. La lectura es una búsqueda feroz
y apasionada de nosotros mismos
1.1
La fuerza que pulsa el arco de las grandes realizaciones y hasta de la heroicidad es la lectura.
Con ella lograremos que nuestros hijos sean esas flechas luminosas lanzadas hacia el porvenir más halagüeño y promisorio.
Ella es fundamental a fin de tener seres nobles, enérgicos, pletóricos de ideales.
Llenos de vitalidad y valores y generosos en relación a la vida.
De allí que no se trata únicamente de leer por placer sino que leer se convierta en una necesidad a la cual recurramos siempre para alcanzar una mayor comprensión de la vida y del mundo que vivimos.
Y para que nos ayude a resolver los graves problemas pendientes de darle su debida y atinada solución.
De otro lado, reducir la lectura solo a placer es deformarla y hasta quizás corromperla.
La lectura es una búsqueda feroz y apasionada de nosotros mismos.
1.2
El goce y el placer como objetivos de la lectura son posiciones y visiones limitadas. Más que por aquello la lectura vale por ser el medio para encontrar significado y sentido en la vida.
Es fundamental para descubrir lo esencial e imprescindible, para construir todo lo valioso, para aventurarse por senderos nuevos intensificando nuestra vida, logrando a través de ella vivir más vidas.
En tal sentido, corresponde perfilar un marco general y amplio del por qué debemos pensar y actuar en la perspectiva de un Plan Estratégico en el ámbito de la lectura.
Y luego, compartir criterios, conceptos, ideas, metodologías y prácticas pedagógicas en relación a su puesta en ejecución en hogares, aulas, bibliotecas, centros e instituciones educativas.
Mediante el Plan Lector se realizarán actividades orientadas al afianzamiento de la lectura en la escuela, las mismas que estarán dirigidas a los niños, pero abarcando también a los maestros y a todas las personas en su conjunto.
2. Movilización ciudadana para poner
las bases de una sociedad lectora
2.1
Debemos cultivar siempre una actitud eminentemente promotora, motivadora y alentadora de iniciativas y voluntades. Necesitamos estimular mucho a las personas, dar valor a nuestros hijos, dar confianza y seguridad a nuestros estudiantes, colegas de trabajo y a nuestro prójimo en general.
Hay mucho de socavado en nuestra colectividad, nuestra moral está deteriorada; nuestra propia autoconfianza está mellada.
Tenemos entonces, a través de la educación, que levantar el ánimo, recobrar el orgullo, enaltecer nuestra cultura, afrontar con aplomo la actual situación y hacernos cargo –seguros y optimistas– de nuestro destino.
En tal perspectiva, tiene que haber una movilización social, ciudadana y civil para poner las bases de una sociedad lectora que nos ayude a avanzar por la senda del progreso y del desarrollo.
2.2
Debemos hacer el esfuerzo de visualizar el panorama de la práctica de la lectura en el sistema educativo y en la escuela y activarla a través de programas y planes de acción que sirvan de punto de referencia a todas aquellas personas o instituciones que se interesan por apelar a este recurso y a este bien para aliviar o paliar los males que nos aquejan sino para darle eficaz y plena solución.
Comprometernos y extraer experiencias piloto a partir de las prácticas educativas que se realizan en las escuelas, alumbradas por el reflector del análisis y la reflexión para validar modelos y alternativas que se puedan ir adoptando en la educación.
Impulsar un proceso de reforma global que posibilite una integración cabal de la educación con la realidad socioeconómica que provea a las personas de los recursos para participar en su sociedad de manera productiva y creadora.
Porque la lectura es importante, buena y trascendental para la vida de las personas y para el destino de los pueblos
3. Sembrar
a futuro
3.1
Sembremos más intensamente, sabiendo que lo que hacemos hoy tendrá un fruto de aquí a un tiempo prolongado, pues los resultados en esta siembra no son inmediatos.
Sin embargo, tenemos que proyectarnos a futuro y haciendo las cosas bien, lo más pertinente y juicioso posible en relación a estimular la lectura en niños y jóvenes.
Esto, sabiendo probadamente que esta actividad es valiosa e importante; objetivo al cual se orientan los propósitos de la puesta en marcha de un plan lector.
Anhelemos respecto al libro y la lectura un encuentro amoroso entre el niño y estos factores fundamentales de la cultura humana.
Y, en esto, son factores fundamentales y coadyuvantes la acción de los padres en el hogar en vínculo con los maestros conscientes y consagrados a sus ideales, amorosos para con sus niños y que reconocen como un deber ineludible formar lectores.
3.2
Propiciar, al respecto, un encuentro en donde se desencadene una relación de pasión con el texto, tanto como artefacto e instrumento físico o material, en donde se considere y aprecie su textura, su belleza visual, su grato aroma y hasta su carácter sonoro y, a su vez, que sea muy eficaz.
Y se aprecie en razón de sus ricos contenidos informativos, racionales, afectivos e imaginativos, así como se lo asuma intuyendo la inmensidad y el infinito que el libro y la lectura conllevan.
A veces, nuestro entusiasmo nos lleva a generalizar, nuestra emoción nos mueve a envolver, reconocer y tratar de abarcar todo en un solo abrazo. Nuestra pasión nos tienta a llevar muchos supuestos a sus términos más radicales, aunque no es del todo malo que eso ocurra porque así corregimos puntos de vista absolutos o cerrados.
4. Tener un concepto auténtico de lectura
4.1
La lectura tiene a su vez que tener un sentido para el lector no tanto en cuanto a tener precisas unas bases conceptuales o consideraciones acerca de cuál es su naturaleza, su índole y su proceso, sino más bien a una valoración intuitiva de lo que ella nos provee para enaltecer nuestras vidas.
Si es importante reconocerla como el mundo de las antinomias, de las polaridades y de los conflictos dialécticos. Apreciando la lectura como el plano de las paradojas y ambivalencias, de las corrientes casi contrapuestas, en donde tenemos que hacer siempre el ejercicio de relativizar las posturas.
Sin embargo, cabe contemplar que la lectura al mismo tiempo que un acto emancipado es un acto de profunda ligazón con la comunidad, al mismo tiempo que placentera es angustiosa o grave.
Al mismo tiempo que soledad es participación o comunión, al mismo tiempo que consciente es mágica o subjetiva.
4.2
Siguiendo esa orientación, hay que manejar un concepto de lectura más amplio que aquel relacionado a la alfabetización, porque lectura no es solo decodificar el texto puesto en código de escritura sino es dar sentido a los fenómenos, a las manifestaciones sociales y a los elementos de la cultura.
Hemos de superar también la deformación que trata de imponerse de reducir la lectura a interpretación de textos, dejando fuera y cancelando los niveles más pródigos y fecundos de la lectura, cual es extraer en ella nuestras propias ideas, vivencias y propuestas para construir con ellas un mundo mejor.
Integrar incluso la lectura del texto con otras lecturas. Porque se lee, por eso y con igual beneficio y trascendencia, un rostro, una mirada, una calle.
Se lee la televisión, se lee al Hombre. Se lee en suma la vida
5. Lo que hacemos hoy tendrá un fruto de aquí a un tiempo
5.1
En tal sentido y en relación a la lectura hay que hacer de la escuela un lugar más humano, más alegre y vital, en relación a la lectura, porque más enseña la vida y más importa incorporar valores, hábitos y conductas, antes que informaciones.
En tal perspectiva es importante preguntarnos: ¿Por qué la escuela no forma lectores? ¿Por qué el sistema educativo enseña a leer pero desalienta –de repente sin quererlo– a los niños y jóvenes a ser lectores gozosos, asiduos y creativos?
De allí que desde las aulas y los centros educativos hagamos conciencia primero, y sembremos elementos después, que nos permitan tener la seguridad que de aquí a un tiempo hemos de tener formados niños y jóvenes lectores.
5.2
Esperar también, a este respecto, iniciativas promotoras de lectura de parte de las editoriales como también de la prensa y de los medios de comunicación, en general. ¿Qué porvenir nos espera si no cultivamos ahora la simiente cuyo resultado sea la cosecha abundante de tener una sociedad lectora?
Al mismo tiempo que ética o moral es subversiva; al mismo tiempo que aventura es refugio o protección.
La lectura es el orden dentro del caos, lo definido dentro de lo indefinido, la incertidumbre al final de la certidumbre y también todo lo inverso de lo que hemos enunciado.
De allí que si no esclarecemos por lo menos debemos esforzarnos por aproximar al lector a todos estos puntos, por las siguientes razones fundamentales. Y, consecuentemente, es necesario que haya por lo menos una aproximación a reconocer cuál es su vasta complejidad.
C. BASES DEL
PLAN LECTOR
1. La lectura no se enseña
sino que se vive
La lectura no se enseña sino que se vive y se comparte.
¿Podrá la escuela desprenderse, para este cometido, de su actitud formal y establecer relaciones hondas, afectivas y amicales entre maestros, niños y jóvenes a fin de prosperar en la formación de conductas lectoras auténticas?
Porque la lectura nace consecuentemente como un encuentro íntimo, afectivo y personal, a la sombra de un árbol, junto al ventanal de una casa callada, o en la banca solitaria de un parque. El encuentro con ella se parece mucho al enamoramiento y al nacer de una profunda amistad.
Pero no debemos quedarnos allí sino que los maestros debemos ingeniarnos para entrar en los hogares. De alguna manera lo hacemos ahora pero del modo más pésimo, con el endoso que hacemos de las tareas escolares, asignaciones y trabajos mecánicos que los niños copian y no entienden. Lo hacemos ahora entrando autoritariamente a apoderarnos con dureza de las mejores horas libres de los niños, con las hasta ahora omnímodas impunes tareas escolares.
Podemos y debemos hacerlo de otro modo. Con la lectura plena de significado, invitando a los niños a llevar los libros de la casa a la escuela y viceversa. Porque la lectura la practican y la recrean muchas veces los padres en los libros de sus hijos.
2. La lectura
como una actividad voluntaria
De allí que la lectura debiera tener las características de una actividad voluntaria, espontánea, amical e íntima, siempre y ojalá que alentada así, desde las aulas.
Hay que desescolarizar la lectura; pero ésta debe ser una actividad gestada desde la misma escuela.
En ella debe propiciarse el triunfo del libro libremente elegido en vez del libro obligatorio. Y la lectura voluntaria, no la coercitiva que casi siempre resulta siendo la de los textos escolares o las separatas de los cursos, identificados como enemigos de lo que es el disfrute, el sentido para la vida y la libertad.
Y, sobre todo, la dicha de vivir que debemos alentarla y practicarla también desde el centro educativo, evitando tomar partido por la lectura obligatoria que siempre entra en contradicción con la lectura abierta, viva y feliz.
Porque con la lectura el lector elabora su propio programa, su código y su metodología de percepción y aprehensión. Con la radio y la TV ello no es posible.
Ejerciendo así su pleno derecho de leer, su total derecho a elegir, en un acto que debe ser apenas dirigido, descartando la vergüenza y el recelo con que todavía se mira al placer, porque ha habido o hay inhibición y un estado de culpa en relación al deleite y hasta a la felicidad.
3. Adopción de actitudes
antes que fórmulas
En la lectura como en la educación en general cometemos el error, similar al que incurrimos en otros aspectos de la vida, cual es el de buscar fórmulas, claves o técnicas que expliquen y resuelvan todos los asuntos y problemas, y a nosotros nos liberen del trabajo de estar buscando la explicación y el sentido –generalmente variado, vasto y profundo– que tienen los hechos fundamentales de la vida, como es la lectura.
Aquella es una manía, un vicio y hasta una deformación mental en la cual hemos caído por el dominio que ejercen en el mundo contemporáneo las técnicas que nos dan fórmulas y con ello artefactos aparentemente fascinantes y portentosos.
Todo esto, a tal punto que en la educación pareciera que nos hemos contagiado de esta tendencia; querer también inventar una máquina, pasada por la cual a los niños los recibimos al otro lado de por donde ingresaron ya como sujetos de la educación ya formados, con los conocimientos que nos permitan darlos como productos acabados.
Idéntica y parecida actitud se suscita en torno al plan lector. La pregunta que se indaga es: ¿Cuál es la fórmula?
Más que fórmulas hay consideraciones importantes a tener en cuenta en un Plan Lector que se formule desde la escuela o la institución educativa nacional y una de ellas es la actitud que principalmente el profesor debe desarrollar con los niños y jóvenes a fin de motivar e incentivar a la lectura.
4. La lectura como un contenido transversal del currículo
En el desarrollo de los programas de estudio, y más precisamente en el diseño curricular, se consideran algunos contenidos transversales, como son educación para el trabajo, ciudadanía, educación y democracia, educación y salud, educación y cuidado del medio ambiente.
Entre estos contenidos cabe considerar a la lectura, que se les denominan transversales porque al mismo tiempo implican en todo momento a la totalidad de los niveles y grados educativos. Y porque si se hace un corte transversal del sistema a todos implica desarrollar dichos contenidos, como cabe suponer que es el nivel que debe tener la lectura en el proceso educativo.
Como un contenido transversal cabe considerar indudablemente a la lectura, la misma que no debe estar asociada a ningún curso en exclusividad, o en todo caso debiera estar vinculada a todos los cursos.
Pero mucho mejor sería si lográramos extraerla de todo el engranaje que caracteriza a las diversas asignaturas, que son disciplinas reguladas y cuyas actividades están bajo un control de rendimiento y evaluación.
5. La lectura como un contenido
longitudinal del sistema educativo
Pero es más, la lectura no solo debiera ser un contenido transversal sino también longitudinal a todo el sistema educativo, abarcando la totalidad de la vida de una persona, y proyectándola más allá de la estructura formal del sistema educativo.
Reconocerla así es situar a la lectura como una actividad que involucra a una serie de factores y elementos del sistema, es oficializar el cultivo de hábitos lectores desde la escuela y dirigida hacia los niños como una corriente paralela al desarrollo del currículo o del programa de estudios.
Ahora bien, la lectura debiera ser un eje básico entre los considerados como contenidos longitudinales y debiera ser reconocida como tal, porque todos sabemos –maestros, comunidad, autoridades educativas– que la lectura es el medio para conocer, pensar y vivir bien.
Hasta los jóvenes y niños se dan cuenta de dicha situación, por lo que hace falta implementar un proceso pedagógico cuyo contenido es la lectura en esa proyección longitudinal del sistema de la educación nacional.
D. EJES DEL
PLAN LECTOR
1. Motivación hacia la lectura
1.1
La predisposición al aprendizaje es algo básico y fundamental desarrollar. Es inherente a la condición humana la inquietud por conocer, por explorar y encontrar el significado a las diversas presencias y experiencias que encontramos en el universo.
Sin embargo, no extraemos todas las ventajas de esa situación, ni siquiera conocemos con suficiencia y eficacia esta faceta del quehacer educativo, cual es la motivación. Y ni siquiera tomamos en cuenta acerca de si el niño está o no está en la aptitud para aprender tal o cual asunto o materia. Porque respecto a lo que venimos diciendo: no hay aprendizaje universal. Cada niño es especial y único en su manera de construir sus paradigmas y hacer con ellos frente al mundo y la vida.
Ahora bien, pasando a otro aspecto relacionado a la motivación, hay que desarrollar para la lectura una difusión y promoción que sea impactante, valiente y llena de audacia, estrategias convincentes como poner letreros, llenos de santa locura, que se sostenga de los campanarios. Algo que escandalice con gracia, que ponga los nervios de punta con chiste, que quiebre la paz de los cementerios.
1.2
Hace falta un poco de humor en nuestro trabajo, donde estamos predispuestos a ser muy formales, serios y solemnes, entonces los jóvenes. Y, entonces, es por eso que los niños no nos hacen caso ni nos creen.
Necesitamos ganar una presencia en la vida social y cultural haciendo actos arriesgados y hermosos.
A los surrealistas nadie los hubiera hecho caso si es que no hubieran escandalizado con sus actos, sin llegar el extremo que ellos llegaron de arrojar pollos degollados en los escenarios de los teatros donde se exhibían obras clásicas.
El entorno cultural es preponderante en la lectura. El que ella exista en la vida y esté presente en los medios de comunicación, que ella sea actuante en la vida real, que podamos encontrarla no solo en los lugares formales sino en el espacio cotidiano de todos los días.
2. La amistad del maestro con el niño
en relación a la lectura.
2.1
Cometemos también el error de asociar siempre niño a educación. Relación que para él resulta esclavizante y reduccionista ya que el niño quisiera vivir libremente sin esas cadenas, camisas de fuerza o sesgada rotulación. Aquella esquematización sobre todo comete el error de negarle al niño su calidad de persona, puesto que se lo está viendo siempre “en función de” o en “utilidad a” esto o aquello, en sentido de “ganancia” y “uso”.
Si esto es inaceptable y hasta indignante, en sentido general, se vuelve atrozmente deformador en relación a la lectura, a la literatura y al arte, pues estas expresiones, atributos o dones debieran ser justamente en donde nunca se pierda la gracia de la libertad.
La cuna o el nido en donde germina y prospera la lectura es la amistad y la sincera intimidad que pueden establecer un maestro y un niño en el ámbito de los libros. Y ojalá que todo maestro pueda construir esta relación con cada uno de los niños que tiene bajo su cuidado y atención. Una amistad que surja en razón de una motivación profunda que embargue y apasione al niño y que se traduzca en libros y obras que ellos y nosotros vamos leyendo.
2.2
Todo tiende a dividir a la familia, ya que en las circunstancias actuales la exigencia es que padre y madre trabajen. La situación social y económica determinan que el niño viva muchos problemas; el más acuciante el aislamiento y la soledad. La lectura puede y debe ser en estos casos el recurso para paliar y exorcizar dichos problemas y para lograr ello se necesitan buenos guías u orientadores.
Los maestros tienen que serlo. Para ello el primer requisito es ser buenos lectores, asiduos vastos. También el maestro ha de ser capaz de conocer lo que ocurre en el alma profunda de un niño para conectarlo oportunamente con un libro en donde se trate un problema coincidente con lo que el niño vive; que cuente con personajes paradigmáticos con los cuales el niño se identifique, será capaz de darle una luz muy viva, amplia, grande y trascendente para que ese niño resuelva un problema existencial y, de repente, encuentre una hebra que le lleve a la madeja y luego al ovillo de la lectura gozosa y voluntaria y de un destino promisorio para su vida.
La confidencia, la intimidad, la relación afectiva de maestro y niño, que deje atrás una relación mecánica ni funcional en relación a determinada asignatura o curso será propicia para hacer surgir la llama cálida, vivaz y entrañable de la lectura. No quedarse allí ni dejarse ganar por el aspecto formal del proceso educativo sino por la raíz, el nervio y la fuente de lo que es compartir un hecho tan fecundo y lleno de significados pródigos como es la educación.
3. El acceso al libro
3.1
Ya se ha comprobado que la disponibilidad de libros, el acceso y la cercanía de ellos, es un aliciente de primer orden en la estimulación a la lectura.
Libros adecuados a los intereses y edades de los niños y jóvenes, libros que se los puedan hojear sin reticencias ni temores, libros que pudieran tener características atractivas de edición, con variedad de temas y autores.
Todos ellos deben estar al alcance de niños y jóvenes en los espacios donde éstos se desenvuelvan, aspecto que tiene importancia trascendental en la motivación y promoción lectora.
Si no los hubiera, o si resultara inasequible poder adquirirlos, entonces hay que elaborarlos en base a dinámicas que se implementen, por ejemplo utilizando periódicos y revistas u otros materiales desechables. O valiéndose del Internet a fin de conformar con ellos bibliotecas de aula.
El mejor libro es el que el propio niño lo elabora, aquel que se le ocurre hacer al niño, el que se le antoje, de acuerdo a su parecer y hasta de su capricho. Que surge de acuerdo a lo que él crea. Tiene que ser en función a las preferencias y a las aficiones de ellos. Ayudar entonces a construirlos.
3.2
En la Declaración de los Derechos del Niño, es necesario advertirlo, no se recomienda o estipula que los padres y, en general los adultos, estemos obligados a dedicarles tiempo libre a comunicarnos con ellos placenteramente, aspecto que es básico para la lectura.
Es fundamental el tiempo que dediquemos a divertirnos y a jugar con ellos; a compartir la vida, relación que ellos necesitan y anhelan y que es paso previo a la lectura.
Se debe cultivar la lectura como placer y también la lectura como construcción de sentido. Pero es más, la lectura como un acto de devoción y un acto de amor. Y no hay amor solitario, sino compartido. O, por lo menos, en referencia a otro ser.
Se lee por un compromiso con la vida, por una relación intensa, fuerte, riesgosa. Se lee como una pasión, y para eso necesitamos referentes, no como si este fuera un mundo vacío. Necesitamos alentar la lectura desde el amor a la familia, a la vida, a nuestra realización en el mundo y eso se logra compartiendo el mundo en función de cariños e ideales.
4. Vínculo al mundo libre interno y externo
4.1
Hay que desarrollar actividades para vincular la lectura en la realidad, para mostrarla en relación a la vida y cotejarla con el mundo circundante.
En tal sentido son recomendables los paseos en relación a la lectura: ir al río, al campo, al bosque, a la playa para leer signos y escribir historias.
Porque, preguntamos:
Cuál de las siguientes propuestas será más convincente en relación a la lectura y entusiasmará más al niño y le dejará una enseñanza imborrable para, a partir de ello, implementarla en el hogar o en el aula:
– ¿Vamos a conocer los animales del bosque?, o
– ¿Vamos al bosque a conocer los animales?
Indudablemente, la que no solo interesará sino que ha de inquietar y hasta apasionar al niño será la segunda opción porque nos vincula al mundo libre interno y externo.
4.2
Mahatma Ghandi, ante la mota de algodón en flor, en los campos de la India, enseñaba todo, tanto ciencias naturales, química, ciencias físicas, consideraciones acerca del medio ambiente o historia de la comunidad.
Y animaba a leer sobre dichas realidades, vistas y palpadas. Vinculaba los libros a aquellos elementos de la realidad que rodeaban a los niños que enseñaba.
En el Perú, el maestro Nicanor Rivera Cáceres hacía lo mismo: rompía todos los esquemas, abolía todos los horarios, superaba todas las normas y no se reducía a abrir su libro y dictar la lección de una manera inerte, encerrada, desconectado del mundo circundante.
Él llevaba a sus niños al campo, les hacía portar sus cometas y sus juguetes para compartir y aprender alrededor suyo, confrontados con el juego y la vida misma, en esta aventura que es la existencia. Y también les narraba cuentos que luego invitaba a leerlos en los libros.
De allí que hay que establecer el vínculo de la lectura con la vida, la calle, la plaza, la realidad y la libertad del niño para construir por sí mismo su orientación y su atalaya en la vida. |