A
la llegada de los europeos a nuestra América dos culturas
sobresalientes dominaban el continente recién descubierto: el Imperio
Inca y el Imperio Azteca.
Lo que hizo grande a la civilización incaica fue su concepción del
mundo, sus valores, su organización; todo ello en correspondencia y
feliz adaptación con las características físicas del suelo que
habitaron, de su medio ambiente y su contexto social.
¿Dónde encontrar ahora los rasgos de aquella inspiración? ¿Dónde
queda plasmada esa visión del mundo y de la vida? ¿Cómo sentir el
latido, la emoción y el aliento de esa cultura de fábula?
Indudablemente, en su lenguaje. Porque toda lengua en su nomenclatura
contiene la forma y la esencia del sentir y el pensar de toda una
comunidad, allí queda de qué modo se reconocen los problemas y la
manera de cómo afrontarlos.
Por eso, es importante volver a esa fuente primigenia y rescatar todo lo
de valioso que allí pueda encontrarse para iluminar y fortalecer
nuestra actitud ante los desafíos de la realidad y ante la empresa de
forjar aquí nuevamente el orden de fraternidad, de dignidad y felicidad
entre todos los hombres.
2.
Diste ser y valor a los hombres
He
aquí el fragmento de una oración o rezo incaico, dicho y recogido en
idioma quechua por un cronista anónimo de la Conquista:
“Aticsi wiracochan caylla wiracocha tocapo ac unpo wiracochan
camachurac caricachon huarmicachon nispallurac rurac camascaique
churascayqui casilla quispilla canca musac maipimcaiqui ahuapichu
ucupichu ucupichu puyupichu llantupichu hoyarihuay hayni guay nihuay
ymay pachacamac haycay pachacamac canca chihuay marcarihuay y
batallihauay cadcuzcay tarichasquihuai may piscapos wiracochaya”.
“¡Oh hacedor! que estás en los fines del mundo sin igual, que
diste ser y valor a los hombres y dijiste sea este hombre y a las
mujeres sea esta mujer; diciendo esto los hiciste y los formaste y diste
ser. A estos que hiciste, guárdalos que vivan sanos y salvos, sin
peligro viviendo en paz. ¿A dónde estáis?
“¿En lo alto del cielo o abajo en los truenos o en los ñublados
de las tempestades? Óyeme, respóndeme y concede conmigo y danos
perpetua vida para siempre, tenednos de tu mano; y esta ofrenda recíbela
a doquiera que estuvieres, oh Hacedor.”
3.
La hablan, pero la esconden
Actualmente
en quechua se comunican 12 millones de personas extendidas a lo largo de
varios países andinos.
Ocupa el décimo quinto puesto entre las lenguas más habladas del
planeta; y el cuarto lugar de los sistemas lingüísticos que
cotidianamente se utilizan en América.
Es la lengua nativa que ocupa la primera jerarquía por el número de
personas que la usan en el continente.
En Lima el 50 % de su población conoce o habla quechua, aunque no lo
manifieste ni declare ni lo haga ostensible, sino que más bien lo elude
y oculta por prejuicio.
Son los mudos del quechua por auto opresión y censura.
Hoy se conoce que los incas inicialmente utilizaron el “puquina”,
después el “aymara” y finalmente adoptaron el quechua por su
expresividad y amplitud de extensión en el antiguo espacio.
Es la lengua de los chinchaysuyos, que tuvo como ámbito de surgimiento
al actual departamento de Ancash.
Conservarla
viva, hablarla con frescura y vigor es el resultado de uno de los hechos
más heroicos que registre la historia humana.
Es himno de la resistencia cultural pacífica de todo un pueblo, después
de cinco siglos de exterminio, de crueldad y negación atroz y contumaz.
Nada de lo que podía ser auxilio, defensa de la vida, garantía de
supervivencia, se podía decir en lengua quechua.
Ni leyes, ni salud, ni educación, ni empleo. ¡Nada! Todo estaba negado
si se hablaba quechua. ¡Y eso hace cinco siglos! Entonces: ¿No es
extraordinario que siga existiendo?
El hecho de su vigencia por eso es uno de los acontecimientos más
grandiosos de resistencia épica y sobrehumana de toda una cultura.
Ha sido siempre, y lo sigue siendo ahora, una lengua negada socialmente.
Sin embargo, está viva, indemne y expectante. Mantenerla viva de parte
de la población indígena ha significado sacrificio, ostracismo e
inmolación.
Que se la siga hablando, que siga en vigencia, que forme parte de una
cultura de fiesta es asombroso y esta gesta la encarna toda una nación.
Al
principio los conquistadores españoles la acogieron y apreciaron,
porque era un vehículo de penetración y la necesitaban para el
adoctrinamiento y la aculturación.
En 1577 se instituyó la Cátedra de Lengua Quechua en la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos.
En 1584 el primer libro que se edita en la América del Sur y en el Perú
fue un Catecismo trilingüe, de lengua quechua, aymara y castellana.
Sin embargo, a partir del alzamiento de Túpac Amaru y su posterior
develación a sangre y fuego –se cercenaron vivos a sus amigos,
esposa, hijos, en la Plaza de Armas del Cuzco, y él mismo fue jalado
por cuatro caballos, mutilado y sus miembros esparcidos en los cerros.
A partir de entonces fue prohibida la lengua quechua de todos los
territorios coloniales. Su uso fue legalmente proscrito de la enseñanza
formal y estigmatizada política y socialmente.
Se dictaron ordenanzas de prohibición con amenazas de muerte para todo
aquel que no hablara el castellano.
Defenderla ha significado siglos de rebelión y enfrentamiento al
sistema oficial y al poder dominante.
6.
El sentido colectivo de la historia
En
tiempo de los Incas se la llamó Runa Sini, “Lengua humana”, o
lengua madre.
Es idioma aglutinante, onomatopéyico, basado en el uso de sufijos. Los
nombres se marcan por caso y persona.
Su estructura es nominativa acusativa, de fonemas binarios que permite
que se adapte al lenguaje informático.
Su fonología es simple. El sistema vocálico dominante es
principalmente de tres vocales. No contiene verbos irregulares.
No tiene género gramatical. El marcador plural es kuna. El orden de la
frase es: sujeto, verbo, objeto.
El 27 de mayo del año 1975 se dio al quechua la categoría de idioma
oficial en el Perú, por Ley del Gobierno Revolucionario de la Fuerza
Armada que encabezara el General Juan Velazco Alvarado, cuto proyecto
social quedó inconcluso y fue fácilmente revertido.
Es el idioma en el cual se plasman los valores primigenios de la cultura
andina, como la fraternidad, el sentido colectivo de la historia y su
carácter auroral.
7.
Jardines de maíz, quinua y cañigua
De
allí que sea honra y deber nuestro saludar y rendir pleitesía al
idioma quechua, como una bandera de redención.
Porque es el idioma de una cultura de asombro como fueron los Incas.
Porque en ese idioma fuimos un pueblo que hizo el arte y la ciencia
portentosa que aquí se hizo, aplicó y subsiste.
Con él se hicieron los grandes caminos, los tambos donde se guardaban
alimentos, vestidos y herramientas para 80 años de previsión futura.
Con él se hicieron los andenes de los cuales emergían todas las flores
y todos los frutos que se erigen sobre los abismos.
Con él se construyeron los canales de riego que eliminó el hambre de
la faz del mundo antiguo en nuestro continente.
Con ese idioma se domesticó la papa que ahora palia el hambre del
mundo. En ese idioma las colinas y los cerros fueron jardines de maíz,
quinua y cañigua.
Las gestas civilizadoras de los incas se celebraron en idioma quechua.
Es la lengua con que se construyó Machu Picchu.
8.
El mejor amor de la tierra
Porque
en lengua quechua está la ternura de los harawis.
En quechua se enamoran los cerros, las lagunas y los ríos. En él y con
él es que hay el mundo de arriba (hanan-pacha), el mundo de en medio (kay-pacha)
y el mundo de abajo (uco-pacha).
La solidaridad en el trabajo, el regocijo del pueblo, el trueque entre
sus pobladores se hacía y se hace en esa lengua.
Porque en él cantan los músicos y poetas los contenidos más sublimes
de nuestro pueblo y de nuestra tierra.
Porque el papel integrador funcionó bien con esa lengua.
Es el idioma de la puntualidad, de la limpidez, de la laboriosidad.
Es el idioma de un mundo organizado.
Es el idioma del reino de la belleza, de la reciprocidad, del ayni.
Es el idioma de la solidaridad, para recomponer nuestra alma.
Porque en ese idioma se expresó el mejor amor de la tierra.
9.
Grito de libertad y de triunfo
Porque
en él está el legado ancestral de la cultura andina.
Porque en él está nuestra herencia primigenia. Es nuestro bastón de
mando y nuestro estandarte.
Porque es el idioma de la cultura de la resistencia.
Porque en ese tierno canto no hubo miserias, ni abandono, ni corrupción.
Porque en él se cantaba a la aurora, la marcha esplendorosa del sol.
Con él se dijeron endechas a la luna.
Porque en ese idioma está depositado lo más valioso que somos, lo
hermanos que somos.
Porque es el idioma de cuando la vida es heroica y de cuanto se necesita
combatir.
Porque en él está subyacente el amor.
Porque es río subterráneo de los que algún día emergerán con un
grito de libertad y de triunfo sobre la tierra.
Porque,
como en ninguna otra lengua, en él se ideó un género de poesía
denominado jayllis o “triunfos”, como este:
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