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Septiembre, mes de la primavera, de los derechos cívicos de la mujer, el niño y la familia

 
 

23 de septiembre
Día de la juventud
Son jóvenes para siempre

Danilo Sánchez Lihón
capulivallejoysutierra@gmail.com
dsanchezlihon@aol.com

 

“Sabía de dónde había venido
y adónde iba.”

Evangelio de San Juan

 

1. Imborrable en el alba

Es joven para siempre, e imperecedero, ese anciano ínclito Francisco Bolognesi, imbuida la frente de fuego sagrado.

Quien no tuvo ninguna duda en salvaguardar deberes sagrados que cumplir, y los defendió hasta quemar el último cartucho.

Quien estaba ya en retiro, era cesante y jubilado, y ante la prepotencia y el abuso, y sin que nadie lo demande, volvió a vestir el uniforme militar, se ciñó la espada al cinto y se alistó a servir como cualquier soldado, para defender a su patria, decidido, firme y enfático en amparar principios.

Murió con sus huesos temblequeantes echados por tierra, con el cráneo destrozado por un culatazo en su occipital derecho cuando estaba herido de una bala en la pierna.

Pero sus pies ahora se erigen firmes en El Morro, como una estatua gigantesca que se mira en lontananza, desde la infinitud, imborrable en el alba.

2. Nos alumbra y abriga

Todo ese comando de gloria que se inmoló el 7 de junio de 1880 en Arica, a quien tres veces se le pidió la rendición y tres veces la rechazó unánimemente, es juventud inmarcesible.

Son jóvenes para siempre, eternamente valiosos no solo para nosotros sino para el género humano que quiere ejemplos de valor imbatibles.

Comando al cual si se les hubiera pedido mil, diez veces mil, un millón de veces la rendición, igual la hubieran rechazado impertérritos.

Y esto ante un enemigo cien veces, mil veces superior en maquinaria de guerra, pero no en coraje:

Ellos son jóvenes sempiternos, porque su corazón es inacabable, nos alumbra, abriga y nos llena de honor y nos enseña fidelidad al ideal al cual hemos de consagrarnos para siempre.

Los héroes que se inmolaron en Arica, ellos son jóvenes eternos. Entre otros: Alfonso Ugarte Ugarte, Ramón Zavala, Ricardo O’Dónavan ¡y tantos otros!

¡Quienes juraron no rendirse jamás! ¡Ni arriar la bandera nunca!

3. A partir de entonces

Joven, siempre joven es Miguel Grau en la torre de mando del Monitor Huáscar.

Gigantesco, inmensamente gigantesco, velando en la noche hacia el amanecer de Angamos, que es la hora en que más existe el Perú.

Porque a partir de entonces esa nave mítica quedará como el monitor coraje, valor y valentía.

¡Porque nos enseñó, jóvenes, a vigilar en torno! Y a mirar siempre el horizonte.

Nos enseñó arrojo, audacia y bizarría, y a ser indulgentes con el enemigo. Y a contemplarlo con mirada piadosa.

Porque nos enseñó a ser indestructibles para siempre.

Porque no fue en vano que cayera, pues a partir de entonces tenemos razones para saber la fibra de que estamos hechos.

4. El sufrimiento armado

Joven, siempre joven, es César Vallejo, por su amor solidario a su tierra, a su pueblo y a su origen.

Por su adhesión a la humanidad como realidad, entelequia y utopía.

Quien murió consumido de dolor, angustia y quebranto por la España crucificada en la agonía de una guerra infausta. De hambre, pero despreció todo dinero.

Quien sufrió el dolor humano, pero a quien no pudieron quebrar su espíritu.

Quien amó entrañablemente a su gente, a los pobres del mundo a quienes los convocó para conformar el batallón del “sufrimiento armado”, donde tú y yo tenemos un puesto reservado en esas filas.

Quien renunció a todo. Y se consagró a la solidaridad humana, involucrándose con la Guerra Civil Española hasta perder por ella el último aliento y energía. ¡Y con ello la vida!

Quien dijo, corroborando este aserto: “Ha muerto mi eternidad y estoy velándola.”

5. Ni un solo ruego

Jóvenes y siempre jóvenes son Túpac Amaru y Micaela Bastidas a quienes no debemos dejar morir jamás en nuestras almas.

Porque ellos soñaron un mundo mejor para todos nosotros y empezaron a construirlo enfrentándose solo con su indignación al imperio más poderoso de la tierra.

Y porque pese al horror con que mataban delante de sus ojos a sus seres más entrañables, no tuvieron una sola concesión de humillación frente a sus opresores.

Ambos manteniendo incólumes sus sueños de libertad para legárnoslo a nosotros, prístinos e impolutos.

No hicieron un solo gesto de dolor, no les concedieron un solo rictus de arrepentimiento, ni la concesión de un solo ruego ni un solo favor de sus verdugos.

No les hicieron la concesión de trasparentar un solo dolor en sus músculos o en sus tuétanos. Son jóvenes para siempre por su amor de pareja, por sus convicciones y su altivez.

6. Con su sangre

Joven, siempre joven es Guamán Poma de Ayala, ese indio lacuaz, yaro, jalquino, quien era rico y lo perdió todo por su ideal de justicia social, y se hizo arisco y contestatario, trashumante y testarudo.

Quien andaba de pueblo en pueblo anotando y describiendo los abusos de encomenderos, clérigos y corregidores.

Quien nació el año en que ingresaban los conquistadores españoles al reino del Perú destruyendo su orden y el mundo solidario y feliz que aquí se había instaurado.

Entonces para denunciarlos ante la historia aprendió de ellos su lengua y su escritura y defendió con ellas al vencido, denunciando oprobios y atrocidades.

Y lo hizo escribiendo en castellano, latín, griego, hebreo, quechua y aymara y cuando ya las palabras no le alcanzaban dibujaba con su sangre.

Pero también anotando las costumbres, las fiestas, las canciones y los cuentos de los pueblos originarios.

7. Capaz de amar

Joven siempre joven es el viejo danzante, aquel pallo mayor de mi pueblo, Santiago de Chuco, quien baila por devoción en la fiesta de mi tierra.

Quien baila desde el amanecer hasta el anochecer sin cansarse, extasiado del rayo que lo atraviesa como una emoción profunda por todo lo existente.

Que baila a solas por el camino únicamente por el gusto de vivir.

Porque cree, porque no se cansa, porque mira la vida con generosidad y altruismo.

Porque es capaz de amar, de admirar la belleza en una mujer tierna.

Porque ama a su pueblo, a sus costumbres y a su gente.

Quien disgregado de su comparsa va solo por las calles con su traje escarlata y su espada de eucalipto.

Y cuando los encuentra baila arrebolado sobre las piedras y pensando en el Dios de los cielos.

8. Subió a las montañas

Pero hay quienes inmortalizaron su vida siendo jóvenes y quedarán lozanos para siempre.

Joven es Leoncio Prado quien liberado y hecho jurar que ya no volvería a pelear en contra de sus captores, caminó miles de leguas para encontrar el ejército de Andrés Avelino Cáceres, peleó a su lado y con la pierna astillada fue fusilado en Huamachuco.

Joven, siempre joven, es Federico Barreto quien cantó a la Tacna arrebatada y en cautiverio por mano brutal. Y al morir quiso que lo enterraran boca abajo para adorar siempre y eternamente a su tierra ejemplar.

Joven es Daniel Alcides Carrión, quien siendo destacado estudiante de medicina se hizo inocular el bacilo de la verruga para mejor informar a sus profesores para diagnosticar el mal que diezmaba a la población indígena, causando muerte, desolación y dolor entre sus hermanos del ande.

Joven para siempre es Luis de la Puente Uceda, quien se despidió de su esposa, acarició a María Eugenia aún en el vientre de la mujer que amaba, abrazó a su hijo de apenas un año y subió a las montañas a sentar un ejemplo de dignidad humana sobre la faz de la tierra.

9. Para siempre la alegría

Joven, eternamente joven es Javier Heraud. Quien todo lo tenía al nacer y criarse, pues era vástago de un hogar holgado y mullido. Pero mucho más tenía de bondad, de temple e indignación en el alma, ante tanta injusticia y oprobio. Y se reveló, tomó las armas y fue asesinado en medio del río en Puerto Maldonado. Quien optó por hacer flamear el amor consagrado y generoso a su patria como una espada en el aire

Murió acribillado en medio del torrente incluso por la gente por la cual él luchaba, por la gente humilde y sencilla a quienes hostigaron los gendarmes, por aquella gente que le disparaba balas para cazar animales salvajes, hacia una balsa solitaria e inerme en medio del río, donde él hizo flamear su camisa blanca en mensaje de paz y que no respetaron.

Joven será siempre su corazón inflamado de pasión y valentía por querer reinstaurar la felicidad entre nosotros. E instaurar para siempre entre nosotros la alegría.

 

Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:
Editorial San Marcos:
ventas@editorialsanmarcos.com
Editorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.pe
Instituto del Libro y la Lectura: inlecperu@hotmail.com

 

Danilo Sánchez Lihón
capulivallejoysutierra@gmail.com
dsanchezlihon@aol.com

 

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