1. El Apu Ticsi Wiracocha
El Inca Pachacútec ha ingresado al salón de la asamblea. Viste un manto escarlata sobre una túnica verde. En su frente una fina cinta dorada sostiene dos plumas verde azuladas de corekenke.
Los dignatarios se han puesto de pie inclinados levemente en señal de reverencia. Frisa 25 años. Es alto y apuesto. Venció a los chancas en la sangrienta batalla de Uchubamba, la tercera y definitiva de toda la campaña. Mirando uno a uno con afecto a los miembros de su consejo, les confía y exhorta:
– ¡Auquis, curacas, amautas, guerreros! ¡Sumo Sacerdote! Los saludo a todos. –Habla con voz trémula. En su semblante se trasluce la emoción, el temple y la fortaleza de ánimo:
– Hoy día, hacia el amanecer, he tenido una revelación: El Apu Ticsi Wiracocha, el espléndido, manifiesta su alegría y su contento por los logros que venimos alcanzando en bien de nuestro pueblo.
2. Un lugar de encuentro
Amaro, el más viejo de los amautas poniéndose de pie se expresa de este modo:
– ¡Oh noble emperador. A ti se debe este esplendor. A tu sabiduría, a tu prudencia y a tu valor. Gracias a tu sagaz inteligencia y a la fuerza de tu brazo se ha eliminado el peligro chanca que década tras década se cernía sobre nosotros. Y ahora hay paz, prosperidad y bienestar entre nosotros.
Mientras hablaba todos asentían y miraban complacidos al monarca.
– Gracias, venerado Amaro –respondió Pachacútec. El Dios Supremo también está agradecido, sobre todo por la distribución equitativa de los bienes y la rectitud de quienes gobiernan. Que esto se mantenga. Está contento por la distribución de las parcelas y la magnificencia del templo Corincancha erigido al Sol, su amado hijo. Pero, nos pide que construyamos un lugar de encuentro de los dioses y los hombres, donde ellos frecuentemente nos visiten.
3. Morada del amanecer
Fueron hablando luego cada uno de los orejones allí presentes, dando rienda suelta a su manera de entender dicha propuesta, aportando cada quien una y otra idea:
– Un lugar para hablar con los dioses ha de ser la unión entre el cielo y la tierra; a fin de que nos digan su palabra y nosotros decirle la nuestra.
– Un lugar donde degusten los primores de la tierra, ofrecidos con devoción y gratitud; y los humanos gocemos del efluvio de lo sagrado.
– Donde nos revelen los secretos de la naturaleza, y podamos tener mejores alimentos y mejores plantas que curen los males del cuerpo y del alma.
– Un lugar prodigioso, grato para los dioses y excelso para los hombres. Un lugar de ascensión y éxtasis.
– La morada del amanecer.
4. Ciudad sagrada
Pachacútec escucha atento cada intervención y asiente. Pero luego pregunta:
– ¿Dónde, cómo y en qué tiempo prometemos construirlo?
Del diálogo animado que prosiguió a esta pregunta, se extrajeron algunas conclusiones:
– Se situaría en la cadena de montañas sagradas, que se inicia con el nevado Salcantay y termina en Huayna Picchu.
– Se situaría en la región del bosque de nubes, por ser estas propicias a los dioses.
– Sería una ciudad ascensional, para dar la idea de la aspiración a lo etéreo.
– Sería un lugar magnificente en cuanto a su plano, nomenclatura y construcción como corresponde a la investidura de los dioses.
– Estarían representados en ella el hanan, el kay y el uco pacha, en la serpiente, el puma y el cóndor.
– Sería una ciudad sagrada, secreta e inaccesible.
5. El bosque de blancas y vaporosas nubes
Corría el año 1435. Pachacútec convocó a las autoridades pertinentes y a los dos arquitectos más connotados del reino, Haytapuma y Choqetarki, remodeladotes del Cuzco y constructores del Corincancha, diciéndoles:
– A ustedes encomiendo la construcción de la ciudadela. A partir de ahora disponen de todos los recursos en hombres, provisiones, herramientas, medios de transporte. Y todo lo que fuera necesario.
6,000 obreros calificados partieron en dirección del valle del Tampu.
Las instrucciones que se les dio fueron los puntos establecidos por la asamblea, explicándoles además que en ella el clima fuera cálido, que fuera el lugar ideal para observar el movimiento de la luna y las estrellas, cristalino de aguas, un lugar de neblina que es lo que más gusta a los dioses, que estuviera rodeado de profundos acantilados, que se ubicara en el bosque de blancas y vaporosas nubes tan caras a los dioses.
6. La gradiente no permite
Aún no se había cumplido un solsticio y regresó una comitiva vencida y humillada. Y pidió hablar con el Inca y su consejo.
Ante él se expresó Huaytapuma, diciendo:
– “Excelso y magnánimo Inca, es imposible edificarla:
“Pese al inmenso cariño que todo hombre te depara, las piedras ruedan y vuelan por los aires.
“Por más ánimo y entusiasmo puesto por los constructores, hemos perdido ya quinientos hombres en el intento que han caído por los abismos.
“Es imposible subir las inmensas piedras hasta el lugar empinado donde los dioses han pedido que se edifique su morada.
“La gradiente no permite que pudieran subirse los inmensos bloques de piedra, como corresponde que tenga la asamblea de los dioses”.
7. Las aguas del río Urubamba
Y prosiguió Choquetarki febril y demacrado:
– “Es imposible construirla soberano; los materiales son escasos, hay que llevarlos desde las canteras que son distantes.
“Es imposible construir una ciudad que signifique ascensión, ni eternidad, ni infinito,
“Los materiales de que disponemos los hombres son de este mundo y no de otro.
“Y las estructuras que manejamos son concretas, terrenales y mundanas. Y no divinas”.
Después de esta audiencia los dos arquitectos voluntariamente se quitaron la vida, arrojándose a las aguas del río Urubamba a cuya vera no les fue posible construir la ciudad sagrada.
Pachacútec se entristeció por este final desdichado de sus más admirados arquitectos.
8. Dos presentes
Y ahora se pasea desvelado por su palacio.
Hacia el amanecer escuchó la voz del ser supremo Apu Ticsi Wiracocha, decirle:
– No temas ni te aflijas. Encargaste construirla a personas con inteligencia y fuertes brazos. Y me consta que hicieron todo lo posible.
Agregarás a ello tres nuevos elementos: sueños, emoción y creencia. Encarga la obra a personas con visión, corazón y espíritu.
A quienes saben adorar, tienen fe y alegría. A quienes ven otros mundos.
Encárgala a los hombres que sueñan, que vinculan a los hombres con los dioses, aquellos que se sumergen en el hanan, kay y uco pacha.
Yo haré llegar dos presentes que ayudarán a edificarla.
9. Dos plantas breves
Los sacerdotes recibieron el encargo de hacer abluciones, rogativas y vigilias.
Se convocaron a los artistas, músicos, poetas.
Apusaywa, el Willka Uma, se sumió en honda meditación, renuncia y ascetismo.
Por la noche apareció el picaflor que enlaza el mundo de los dioses y el mundo de los hombres.
Este mensajero dejó en el altar del templo dos regalos o presentes.
Dos plantas breves, con su frágil raíz expuesta al viento y que han sido inmediatamente sembradas en los jardines interiores del templo.
De allí han de ser transportadas a la región del Tampu donde se volverá a intentar construir el santuario.
10. Plantas sagradas
La primera es una planta de hojas verde brillante, de siete hojas en forma ovalada prendidas a cada tallo, con una flor axilar de color marfil.
Es para tener visiones y ser lúcidos, para saber el curso de las escalinatas, de los muros, de las acequias que se construyan.
Con ella se ha de adivinar la altura de las techumbres, pero, además, dará alivio al espíritu, deshará el cansancio, dará el vigor a la gente en el esfuerzo que representa subir las piedras a la altura del cielo.
Es la sagrada planta de la coca.
La segunda es de hojas oscuras y duras, con las cuales se azota a la piedra y se la ablanda. Es el ayaconchi.
Con ella la piedra puede ser transportada a lo alto de las cumbres, en bolsas y talegas de cuero de auquénidos, con el peso y dimensión que se quiera, adaptables a cada persona, para luego ser amasada, perfilada y endurecida en el lugar que se quiera.
Ambas plantas son sagradas, no deben propagarse, son secretos de estado y una concesión temporal de los dioses.
11. Allí se tensa la energía cósmica
Ahora suenan los pututos, las tinyas y los huáncares. Resuena en la pendiente el compás de las wifalas, los wawakis y los hayllis.
Y se empieza a construir, hechizados, arrobados, plenos de júbilo y éxtasis. Habitando en el mundo de los sueños y de lo sagrado.
Desde la montaña vieja, Machu Picchu, se traza un eje en línea tensa y vibrante con el Huayna Pichu, la montaña joven.
Y, en vertical, se unce la cabeza de la serpiente, del puma y del condor.
En el mundo presente del kay pacha, se enlaza el antes, que está adelante, Ñaupa, y el después, que está atrás, Quipa.
Primero se erige la espiga del intihuatana, donde se contiene al sol, la luz y al tiempo.
También el calor, el ánimo y el aliento vital. Allí se tiempla la energía cósmica.
12. Se van develando plazas
Y va surgiendo el Templo del Sol, el Palacio Real, la Casa de las Vírgenes. Y entretejiéndolas la Calle de las Fuentes.
Surge la escalinata que desciende paralela a las fontanas o pequeñas cascadas.
Y a partir de aquí se va estructurando una límpida geometría de la ciudad pétrea.
Y a partir de aquí se expande el trabajo en cuadrillas, con la música de los tambores y pincullos.
Y se van develando otras plazas y calles, otros palacios y templos, los edificios y casas de vivienda.
Se construyen los acueductos, las terrazas y miradores.
Los andenes, el dédalo de pasadizos, los jardines colgantes, ordenados todos por los dioses.
13. Son hondas y están abajo las canteras
Es la unión del muro edificado y la roca viva que ha estado esperando en vigilia desde el inicio del tiempo.
He aquí el sector de loa mausoleos y de las hierofanías.
El recinto de las ventanas.
Es la roca y la pared nivelada a pico.
Todo hecho bajo el soplo del espíritu. Y la música que se inserta en la entraña de la piedra y el muro.
Trabajan 3,000 hombres imbuidos de un soplo telúrico. Del espíritu serpiente, puma y cóndor, que son los manes tutelares de este santuario.
Trabajan cantando y bailando al son de los compases de los tambores y la melodía que brota de los pincullos con tonadas de fiesta.
Pero son hondas y están abajo en lo profundo las canteras del wilkamayu, el río sagrado. Poniéndolas arriba se unirán el hanan y el hurin del universo, eso nos alienta.
14. El perenne el murmullo del agua
Se edifica integrando la construcción a la geografía del lugar, al espacio próximo y lejano.
En cabal acuerdo entre la obra y la naturaleza. Y entre la obra, la naturaleza, el hombre y el espacio estelar.
Y va surgiendo el santuario construido de hermoso granito blanco. Y en lo más alto los remates de pórfido rojo.
Y los hombres al trabajar y al mirar desde lo alto sentimos la emoción del vértigo, la vecindad del peligro, el vuelo a lo eterno.
Pero aquí están las mujeres que nos acompañan. Y nos cantan, nos preparan la comida. Y nos alivian en el descanso. Y están los niños que nos sumergen en el candor, la gracia y el encanto de vivir para que la piedra sea ingrávida y tenga sentido.
Y está el perenne murmullo del agua y del viento.
15. Mundo nuevo y utopía
Ahora la ciudad luce espléndida. ¿Cómo ha sido posible construirla? ¿Tan lejos, tan alta, tan excelsa?
Por los sueños, por la aspiración a lo sagrado. Por la vocación a lo eterno. Por el anhelo de ser infinitos. Y por la unión del hombre con los dioses.
Porque durante todo el tiempo nos sumergimos en la música, y en el temblor de la palabra solidaria. Se habló tanto, se cantó tanto. Y se bailó tanto.
Se hizo mundo nuevo y utopía. Se hizo fe y creencia, del hombre consigo mismo, en armonía con el cosmos, con los mundos paralelos. Y entre los hombres aquí presentes.
Se lo hizo para que el futuro de esta nación sea indestructible.
16. Nuestro pueblo es eterno
Hoy es el solsticio y ha de ser visitada por primera vez por el Inca Pachacútec.
Ya la comitiva ingresa por el Intipunku o Puerta del Sol.
La ha contemplado largamente y en silencio, desde lo alto del mirador.
La ciudad colgada sobre el abismo. Un nido de piedra en el verde del boscaje. El infinito hecho sólido, palpable y tangible.
Al ver los bailes y los rostros de los hombres, mujeres y niños y los colores de sus vestimentas, y los rostros arrobados de las Vírgenes del Sol, se ha conmovido el Inca:
– De este modo nuestro pueblo se hace eterno, indestructible y glorioso. –Ha dicho.
Y ha ingresado al pueblo bailando al son de los pututos.
17. Y nuestros latidos
Aquí, en torno las orquídeas luminosas, las bromelias encantadas y los helechos arborescentes.
Aquí en torno rodean el paraje el aullido al atardecer del oso ucumari.
Aquí en torno el fresco piído del gallito de las rocas, el vuelo azorado del quetzal, el palpitar del venado salvaje.
En lo alto la plena luz del sol. Por las noches el tachonado preciso de los astros, la luna nueva y la Cruz del Sur en la bóveda sideral.
Estas son terrazas al infinito. Explanadas hacia lo imperecedero. Jardines colgantes a lo que es esencia y fundamento.
No sé en qué momento estalla aquí el silencio y se comprende el sentido de todo lo creado.
Nuestra vida es levantar los ojos al cielo para los acuerdos entre los dioses y los hombres. Y, en relación a eso, acomodar nuestros pasos y nuestros latidos.
18. El dar los hombres, el dar los dioses
Son acuerdos entre los dioses y los hombres las plantas alimenticias y medicinales que aquí se cultivan y luego se expanden al reino.
Se ha mejorado la papa y el maíz. La quinua, la kiwicha y la cañigua. El paico, el olluco y la mashua. La oca,el llacón y la caigua.
Aquí el sol está vivo, nos acompaña, como un familiar más, ayudándonos en dar luz a nuestros trabajos.
La luna marca el ciclo de crecimiento de las plantas. Se siembran nuevos cultivos en las terrazas.
Los campesinos cultivan en los andenes altos y bajos. Entran y extraen las plantas del bosque: la achicoria, la tara y el llantén.
El ofrendar entre los hombres y los dioses, en esa conjugación se ilumina todo y se trasmite a la mente y al corazón de los hombres.
Aquí se experimentan semillas. Se descubren nuevos alimentos y medicinas para las enfermedades.
19. Tal cual es el orden de la vida
Rige la vida el saludo al sol que se realiza cada mañana. Es lo primero y lo último, cuando el sol al atardecer ingresa por los intersticios.
Desde el amanecer se escucha el canto y el coro de las Vírgenes del Sol. Mundo bello y sagrado es este, donde la música lo invade todo.
Más habitado por mujeres de indumentarias multicolores que ocupan el centro de la ciudadela. Y los hombres en los contornos, tal cual es el orden de la vida.
Esta es morada del sol, la luna, el agua, el viento y el fuego sagrado.
No salen ni suben las nubes del fondo del río sino que se desprenden de los bosques aledaños.
De aquí salen comitivas de mujeres hacia los altos nevados.
20. El supremo elemento de la adoración
Después del invierno viene la primavera y a esta sucede el verano y luego el otoño, marcando el ciclo de las estaciones.
¿Hacia dónde apunta este mundo? ¿Para qué en realidad fue hecho?
Machu Picchu es una piedra volando en el aire.
Una diadema de piedra hacia el infinito.
Es la plasmación y síntesis de todas las utopías. Es exaltación del alma.
Sirve de acicate y desafío para vencer el miedo a los abismos, a las incertidumbres.
Es el supremo elemento de la adoración.
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