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Abril, mes de la palabra, la creatividad literaria e inmortalidad de César Vallejo

 

César Vallejo alumbrando desde un relámpago
Danilo Sánchez Lihón

 

 

 

                                 1.

Siempre
pensé volver y no permanecer tanto tiempo aquí
en este páramo,
menos quedarme en esta grieta gris e impávida,
donde
es pertinaz y atroz el lento gotear de la lluvia
que se filtra
por el pavimento, como es desesperante el crujir
de la escarcha
al trisarse y que el invierno cuaja sobre charcos
y túmulos.
azotando el frío y entumeciendo alma y huesos.


                                 2.

Donde
no olvido, ni siquiera un instante, lo vivido
en ti y contigo
Santiago de Chuco, absorto ante tus piedras
bajo el sol iridiscente
de tu cielo azulado; como tampoco olvido
el niño de cinco, diez y trece
años que fui, cuando cierro los ojos en sueños
o en la vigilia,
y ya estoy allí, iluso en las calles empedradas
de mi infancia
extasiado en lo albo y oscuro del amanecer.


                                 3.

Siempre
pensé volver y no permanecer tanto tiempo
aquí,
donde nieva, cae la helada y todo lo opaca
esta neblina
y lluvia intermitentes, que no dejan palpitar
al mundo
ni a la vida. Donde es insoportable el gorgoteo
incesante
del relente en las paredes, estrías y chorreras
de los catafalcos
de este viejo cementerio llagado de soledad.


                                 4.

Por eso,
llevadme a sepultar en Santiago de Chuco
en su luz matutina.
Enterradme en mi terruño y en cada geranio
albo y rojo.
Arrancarme el corazón si así lo quisieran.
¡Repártanse
mi sangre y mis latidos! ¡Llévense mi aliento
si eso les vale!
y tenerlo en el umbral o quicio de sus puertas.
¡Pero llevadme
que aquí yo muero! ¡Llevadme, os lo suplico!


                                  5.

¡Enterradme
en los tejados, en las altas colinas por donde
el sol asoma,
en la lluvia buena que fecunda la semilla!
En el lápiz
de un niño que sabe que lo quiero. En cada
flor o fruto
que sobresale por sobre los muros de paja
de una pared antigua.
En la mirada de cada hombre en el instante
de hacerse fiel y bueno,
al final de una calle mirada en lontananza,
allí tenedme.


                                 6.

Sepultadme
en la esquina de un celaje. En las mejillas
sonrosadas
de las adolescentes cuando se enamoran.
Enterrarme
en aquel vibrante altozano del cementerio
de mi pueblo
de donde se divisa hacia abajo el conjunto
de casas con su plaza
y su torre. En el humo que se eleva desde
las cocinas.
Dejadme habitar en el corazón de mi pueblo.


                                 7.

Pero
¡mejor no enterradme! Erigirme más bien
en la punta
de cada espada que se blande; en cada
letra
que proclama una consigna. Caladme eso sí
en los fusiles,
en lo alto de los campanarios convocando
a una batalla
defendiendo el agua, la dignidad, la alegría.
Encajadme
en cada piedra que se lance en la brega.


                                 8.

Quiero
estar con la gente de a pie y no insertado
en el sistema.
¡Dios me libre de pertenecer al status quo!
A mí dejadme
para siempre en la protesta, en la rebeldía
más sincera. ¡Soy
César Vallejo hermanos! y pido enarbolarme
en cada emblema
que flamea, listo a luchar en esta y en la otra
trinchera
en defensa de los desheredados de la tierra.


                                 9.

Entonces
reconocedme en cada voz y puño alzado,
incrustado
en la tea y luz más fúlgida, reverberando
en la punta
de un cuchillo, como siempre leal, fraterno,
solidario,
alumbrando desde el fondo de un relámpago,
haciendo
que las palabras más hermosas siempre sean:
mi y todos.
No tanto diciendo casa sino mí casa. No tanto
diciendo: yo, o varios,
sino todos los hombres de la tierra juntos.


                                  10.

Inscribidme
por eso en las pancartas, izadme en las astas
y mástiles
de las banderas. Decidido a ser el primero
en las marchas
de sacrificio. A estar en cada piedra alzada
y puesta
en el camino, reclamando no negociar jamás
con el agua,
ni contaminarla favoreciendo a las minas.
Encontradme
de pie, hermanos, en cada hombre que defiende
la vida.

 

Danilo Sánchez Lihón

 

Instituto del Libro y la Lectura del Perú

 

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