1.
Yo lucho por ti, amor mío
Amor mío, pude haber tomado la ruta del norte y haberme refugiado en
Arequipa para después encontrarme contigo. Jamás pensé que pudiera
haber algo más fuerte que tú como para haber ido en sentido opuesto
adonde tú estabas y tras de ese llamado. ¿Cuál es? Defender tu
casa, tu tierra, la moral que sostiene la vida. Y ya ves, heme aquí,
con mis pies en el desierto que me llevan a Arica.
La batalla del Alto de la Alianza fue una hecatombe, un holocausto.
Tacna en este momento en que te escribo en esta libreta está siendo
atacada; se saquea, se fusilan inocentes, se viola mujeres, se
incendian casas y establecimientos públicos. Han impuesto la ley que
si es atacado uno de sus soldados degüellan a toda una población.
El ejército aliado de Perú y Bolivia ha sido destrozado. La guarnición
de Arica está aislada e indefensa, bloqueada por mar y tierra. En el
alto mando del ejército que aún queda sólo Cáceres ha insistido en
marchar y defender Arica.
En el fragor de la batalla ha sido tu regazo donde la vida nace la
visión que me acompaña siempre. Ahora es tu rostro el que va conmigo
por todos estos caminos. He cruzado el desierto. El ejército chileno
se traslada por vía férrea y otros batallones avanzan bordeando los
contrafuertes andinos para atacar Arica por el este.
Cuando la vida vuelva a su normalidad ¿desaparecerá el fervor en que
vivimos estas horas? Yo lucho por ti, amor mío. Y aunque parezca que
los he abandonado, el cariño hacia ti y mis hijos me impone que yo
esté aquí.
2.
Ya luzco mi uniforme de bayeta blanca
4 de junio. Arica es una ciudad hermosa convertida en factoría y
cuartel militar, pero la vida en ella aún aflora bella y exquisita.
Me he presentado al coronel Bolognesi. En algún momento creí
reconocer en él al padre que perdí de niño. Me parece un hombre
noble, valeroso y lleno de comprensión acerca de la vida, con
raigambre y sentido muy hondo del honor. Me encanta pensar en él. En
mi mente se ha quedado muy fuerte y muy querida su imagen. Me ha
asignado al batallón Artesanos de Tacna y ya luzco mi uniforme de
bayeta blanca.
La cumbre del morro donde acampamos es una plaza natural de 10 mil
metros de extensión y 260 de altura. Aquí se emplazan las
piezas de artillería y en la pendiente se han hecho fosas y
casamatas. Somos aproximadamente 1600 hombres repartidos en varios
batallones.
Bolognesi ha mandado volar la línea férrea y los terraplenes de la
estación del Hospicio así como los puentes de El Molle y Chacalluta
para evitar la movilización de tropas enemigas. Sus equipos de
ingenieros los han reparado al instante. Es una maquinaria de guerra intencionalmente
preparada.
Hoy ha ocurrido una desgracia: El ingeniero Teodoro Elmore que conoce
los planos y ha tendido las minas que rodean al morro y
defienden Arica ha sido capturado por una patrulla chilena. La señal
de que no confesó será que en unas horas será fusilado y aparecerá
muerto. No cabe otra lógica.
En esta hora crucial qué suerte conocer a algunos hombres sublimes
dentro de los sencillo. Basta mirarlos para sentir que la vida ya te
premió por el solo hecho de conocerlos. Uno de ellos, entre otros que
custodian el morro, es Bolognesi.
3.
Aquí se defiende lo puro, lo moral, lo que es el orden del universo
El ejército enemigo tiene hasta este momento seis mil hombres al pie
y en los contornos del morro.
Nosotros somos 1600 hombres que han tenido que dejar el arado, la
garlopa, la tiza, el cepillo, el hilo y la aguja porque allanaron
tu casa ¿cabe humillarte?, porque abofetearon a tus seres queridos ¿cabe
permanecer pasivos?, porque vinieron a imponer cupos y hacer
explosionar lo que habíamos construido con esmero ¿cabe ser
indiferente?
Amor mío, cuando crezcan nuestros hijos háblales que si no
vuelvo ni estoy con ellos la razón es que su padre quiso que
vivieran en un país con dignidad y eso lo conquistaremos hoy día. Y
esa es la razón de esta partida. Ganaremos para siempre aquí el ser
dignos. Porque se puede ganar una guerra pero también el oprobio.
Aquí defendemos no sólo una patria sino el sentido de la especie
humana, el bien, la verdad, la justicia.
Por eso luchamos. Por eso Roque Saénz Peña deje su curul de diputado
en Argentina y aquí viene a batirse? En Arica se defiende lo que
hace que la vida merezca ser vivida.
Por eso Alfonso Ugarte que es rico y podría estarse divirtiendo en
cualquier lugar ameno, equipa y solventa un batallón y prefiere el
fragor de la batalla. Hace unos días se ha batido como un león en
Tarapacá; tiene heridas de bala, una en la frente y está aquí
prefiriendo el sacrificio y la muerte antes que permitir el abuso y la
afrenta. Por eso, amor mío, ahora no estoy a tu lado.
4.
Muchos de nosotros seremos cadáveres dentro de algunas horas
Bolognesi
ha tenido un gesto muy lindo. Ha preguntado por mí y he caminado a su
lado. Me ha confesado que tengo un gran parecido con su hijo Enrique.
(Nota de editoes: Enrique y Augusto, hijos de Francisco Bolognesi,
ofrendaron luego su vida en la defensa de Lima). Me ha pedido que sea
su ayudante de campo.
Hoy
día, 5 de junio, se recibió al emisario chileno Juan de la Cruz
Salvo pidiendo la rendición de la plaza en base a las siguientes
razones: 1) Es imposible su defensa por la inmensa superioridad
militar del ejército de Chile en fuerzas de tierra y mar. 2) El
aislamiento total en que nos encontramos. 3) Dicen saber todos
nuestros emplazamientos, pertrechos y recursos.
La rendición consistiría en dejar que todo el destacamento
acantonado en este lugar se retire portando sólo armamento ligero,
alejamiento que no sería hostilizado por las tropas chilenas.
Bolognesi ha respondido que su decisión inquebrantable es luchar
hasta quemar el último cartucho. Esta decisión ha sido consultada a
la junta de jefes quienes la han ratificado unánimemente sin excepción.
En
la historia humana sólo Leonidas de Esparta en las Termópilas ha de
ser comparable, con la diferencia que nosotros somos artesanos y
hombres de paz. Bolognesi mismo es un anciano.
5.
Hoy día el resultado para los defensores del morro ha sido victorioso
¡Arica no se rinde! Y esta decisión la hacemos nuestra los 1600
hombres de este pináculo.
¿Luego de este sacrificio podrá haber algún peruano indolente? ¿De
aquí para adelante habrá algún maestro o estudiante mediocre?
Muchos de nosotros seremos cadáveres dentro de algunas horas. Vamos
a morir por todo lo excelso, prístino y acrisolado. ¡Que eso sea
lo que prevalezca!
Día
6 de junio. Cerca de la una de la tarde empezó el bombardeo. Los
barcos de guerra Loa, Magallanes, Covadonga y Cochrane disparando
desde el mar y la artillería chilena desde tierra.
El resultado para los defensores del morro ha sido victorioso y
cerramos la noche con aplausos. Se alcanzó a averiar a la Covadonga y
se acalló una batería chilena con 4 cañones.
He acompañado al coronel Bolognesi a pasar por cada trinchera. Ha
saludado y agradecido por la jornada. De cada emplazamiento surgían
vivas al Perú.
Insólito. Al anochecer el ing. Teodoro Elmore traía un nuevo mensaje
del ejército de Chile pidiendo la rendición. ¿Ahora hace de
emisario chileno? Francisco Bolognesi no lo recibió.
6.
Todos los que defendemos somos hermanos
Día 7 de junio. Velamos al pie de los cañones. No dormimos. La noche
es húmeda y fría. La neblina cubre los cerros y cala los huesos.
Son las cuatro de la mañana y ha sonado la diana de zafarrancho de
combate.
Permanecemos
de pie en los parapetos con el arma sujeta a nuestras manos. A las
cinco y quince del amanecer se pinta en el horizonte una línea
negra que avanza. Chile inicia el ataque.
Pronto hay fuego nutrido de fusilería.
La artillería chilena de los cañones Krupp desata un bombardeo
infernal e implacable.
Son lanzados oleadas de soldados chilenos. Los batallones Iquique y
Tarapacá del Perú a paso de trote tratan de ganar la altura y son
diezmados.
Palmo
a palmo son defendidas nuestras posiciones.
Aquí
ya no hay jefes ni subordinados. Todos los que defendemos somos
hermanos, sin distingos ni diferencias de razas, ni de procedencias.
Se escuchan explosiones que hacen retumbar la tierra. Estallan los
polvorines peruanos.
Me veo envuelto en una confrontación cuerpo a cuerpo, a balazo y
bayoneta.
7.
La vida herida, ofendida, traicionada
La lucha es increible.
Son las ocho y quince de la mañana y todo sucumbe en contra
nuestra.
Estoy
cerca de Bolognesi que sigue disparando revolver en mano. Una bala le
atraviesa el cráneo y cae salpicando con su sangre la tierra y
cubriéndola con su cuerpo. Todo el morro cubierto por su
cuerpo.