Capulí,
Vallejo y su Tierra Construcción y forja de la utopía andina |
Centenario 18.1.1911,de nuestro Apu tutelar |
1. Los enigmas
de su nacimiento Quebrada como aquella que recreó en su cuento Warma Kuyay, “Amor de niño”, donde dice: |
Noche de luna en la quebrada de Viseca… |
Esas sombras que él perfila y delinea en el suelo son las que pisamos a tientas y seguimos conmovidos en este trabajo. 10. En sus mínimos detalles Siguiendo dicho rastro y fascinación y queriendo conversar con alguien que nos precise un poco más acerca de los perfiles del pueblo de Huanipaca, el día sábado 8 de enero del año 2011 entrevisté a la Sra. Rosa Mattos Gutiérrez en su departamento ubicado en la cuadra 8 de la Av. Mariátegui, en Jesús María, en Lima. Ella cuenta con 81 años de edad, se ha desempeñado como empleada estatal en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones y en ocasiones como profesora. Antes que me concediera la cita me preguntó por teléfono: – ¿Cuál es el motivo de su entrevista? Y yo me arriesgué diciéndola: – Conocer sobre el posible nacimiento de José María Arguedas en Huanipaca. – Ah. Está bien. Lo espero a las cinco de la tarde. –Respondió. Mujer precisa, que escruta con sus ojos azulados antes de dar una respuesta, buscando que ésta sea lo más exacta y objetiva posible. Es una dama fina, cultivada y se la siente que busca el bien en todo. Y quien conoce la obra de José María Arguedas hasta en sus mínimos detalles. 11. Fui como una hija para ellos – ¿La han entrevistado antes sobre este tema? –Pregunto. – Usted es el primero. Y no sé por qué lo hago. – ¿Puedo tomar apuntes? – Sí, puede hacerlo. – Usted nació y se crió en Huanipaca, en qué año? – Nací en Huanipaca el año 1928 y me crié allí hasta los 9 años, pero he regresado siempre. A veces por períodos largos, cuando estudiaba en el Cuzco. – ¿Conoció a la señora Amalia Arguedas Arellano, hermana de Víctor Manuel Arguedas Arellano padre de José María Arguedas? – Sí. Estaba casada con don Manuel María Guillén, ambos dueños de las cuatro haciendas principales de Huanipaca. Fueron mis padrinos de bautizo y yo fui como una hija para ellos. – Conoce la casa y las haciendas que ellos tenían. – Sí. En esos lugares he jugado y he vivido. Tenían las haciendas más grandes del distrito: Karketi, Huaychuyo, Wanchulla y Tacmara. Eran dueños de la mayor extensión de tierras. 12. Fui la última en verla – ¿Cómo es Huanipaca? – Tiene su plaza, sus calles, aunque ahora un poco desoladas, su iglesia que mandó a construir don Manuel María Guillén, esposo de la señora Amalia Arguedas. – Usted tuvo familiaridad con ella. – Sí, mucha. Entraba a su casa con total confianza. Me obsequiaba canastas repletas de pan que yo no podía siquiera levantar, por lo pesadas que eran y tenían que ayudarme a llevarlas a mi casa. Fui una niña vivaz y seguramente con algún encanto para ellos. – ¿Qué imagen guarda de la señora Amalia Arguedas, tía de José María, por ser hermana de su padre? – Fui la última en verla cuando la llevaron ya muy enferma de hidropesía hacia Abancay cargada en su misma cama que acomodaron como litera con un toldo encima, en hombros de los peones que enrumbaron por el camino de arriba porque quisieron que la gente ya no la viera por lo enferma que estaba, pero corrieron a despedirla, como unas doscientas personas en un cortejo que lloraba hasta la curva llamada Hornada. Yo levanté el toldo que la cubría y fui la última en verla y en decirla adiós. Me ha dolido mucho en el alma conservar esa imagen de ella ya totalmente postrada. 13. ¿Cree en ella? – ¿Su hermano, don Víctor Manuel, padre de José María el escritor, la visitaba continuamente? – Sí, siempre. Eran hermanos y él era un abogado trashumante que visitaba los pueblos. – ¿Le recuerda a alguien el nombre de Juana Tejada Gutiérrez? – Sí. Era la empleada de la señora Amalia Arguedas, la muchacha de mano, nosotros les decimos así; es decir para hacer toda clase de mandados. – ¿Cómo era ella? – Esbelta, blanca, de ojos claros. Y muy buena moza. – Existe la hipótesis de que ella es la verdadera madre de José María Arguedas. ¿Conoce esa suposición? – Sí. – ¿Cree en ella? – Sí. – ¿Hay pruebas? – No. 14. Porque es mi propia historia (De un caso así lo primero que se tratarán de hacer desaparecer son las evidencias, pienso yo). – ¿Hay algún documento que sustente esa tesis? – Ninguno. Salvo un detalle significativo: la partida de nacimiento de José María Arguedas en Andahuaylas tiene un borrón en el apellido materno, sobre el cual se ha puesto el apellido Altamirano. (No es una prueba ni una evidencia, pienso yo, pero a partir de ello lleva a hacerse una pregunta: ¿Por qué?). – ¿Usted ha visto la partida en donde aparece ese borrón? – Sí. – Si no hay pruebas o documentos, entonces, ¿por qué cree? – Porque hay indicios y coincidencias. Pero, principalmente, porque es mi propia historia, porque es mi vida íntima. Porque yo soy hija natural y que, igual, estuve condenada a ser tirada al río. 15. Convenía a todos ocultarlo (Y si alguien más cree en eso, pienso yo, es porque sabe que así es el Perú, del cual Arguedas es su Apu). – Sin pensar ahora en pruebas, ¿por qué cree que el desenlace fue ese? – El hecho de que existiera un hijo fuera del matrimonio era una vergüenza y una afrenta. Por ejemplo, cuando mi madre, de 28 años de edad me concibió a mí, pero sin haberse casado, mi abuelo ordenó eliminarme. – ¿Así? (En el caso de José María, si ocurrió tal como se supone, o bien desaparecía el niño o bien se aparentaba que era hijo legítimo de los esposos casados, tal como se hizo. Y debía de desaparecer todo vestigio. Entonces, que no haya pruebas es lógico, concluyo, y se compagina con las costumbres del lugar, cual es que es un hecho que convenía a todos ocultarlo poniendo sobre él cien candados y sellándolo con un silencio total, más aún de quienes eran actores o testigos directos). 16. Abrir dicho enigma – ¿Usted no le preguntó nada a Juanita Tejada? – Yo era una niña. Yo no sabía nada. Y no tenía ninguna inquietud al respecto. (No. De esas historias nunca se habla. Son arcanos. Aquí estamos frente a una lápida, pienso yo). – ¿Ella vivió mucho tiempo? – Sí. La última vez que lo vi, ya canosa, mendigaba en el mercado del Cuzco. – ¿Juanita, tuvo otros hijos? – No, Ninguno. – ¿Usted cree que José María Arguedas tenía indicios acerca de este origen? – Sí. (Y quizá para nadie peor que para él abrir dicho enigma). – Usted, ¿lo conoció a él? – Llegaba siempre a Huanipaca. Vestía terno, nadie más lo hacía. No hablaba con nadie. Cruzaba la plaza y se sentaba en una piedra de la colina de Cicuca. Me fascinaba verlo. Él pasaba horas mirando un mismo lugar. 17. Mirarlo a los ojos (Después que salió libre de la cárcel y publicó “El sexto”, el primer lugar al cual fue a buscar alivio a su alma es Huanipaca). Rosa Mattos a quien entrevisto, ha participado junto con otras personas, elaborando una semblanza acerca de sí misma en el libro titulado “Reflejos de vida”, producido por el taller literario del Centro de Adulto Mayor Pablo Bermúdez. En ese texto leemos lo siguiente: |
“Cuando conocí “Agua” de Manuel María Arguedas y supe que era ese señor flaco, que salía todas las mañanas de la casa de doña Amalia, en mi pueblo de Huanipaca, lamenté no haberle dirigido la palabra, no haberme sentado a su lado y mirarlo a los ojos. |
18. Algún pasaje |
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