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18 de octubre. Devolver la palabra a los niños |
PRESENTACIÓN
El día de ayer, jueves 17 de octubre, hemos presentado en el auditorio de la Escuela Nacional Superior de Folclore la obra Yachay Runa, La Sabiduría del Hombre, del profesor Esteban Meza Correa. Conformamos el panel de presentación, junto a Milcíades Hidalgo y Emilio Morillo, Ha sido significativo este acto por la presencia de los niños autores de los relatos y los padres de familia, principalmente del I.E.P. Santa María del Carmen de Los Olivos, y de otras instituciones educativas, quienes han participado con danzas y representaciones teatrales en una animada fiesta cultural. Asimismo, ha sido valiosa la presencia de coterráneos del profesor Esteban Meza Correa, naturales del Anexo de Huancas, en Tayabamba, provincia de Pataz, departamento de La Libertad. Queremos destacar, sin embargo, la entusiasta presencia de los niños protagonistas de esta obra al relatarnos en este libro sus vivencias como dejando manifiestos sus inquietudes y angustias, así como sus desvelos y esperanzas.
Libres por
la creatividad
“¿Por qué siendo tan inteligentes los niños son tan torpes los adultos? Seguramente por la educación. Alejandro Dumas 1. Poseedores de su expresión Quiero felicitar y encomiar el trabajo plasmado por el profesor Esteban Meza Correa en la serie de obras que viene publicando con el título de Rachay Runa, La Sabiduría del Hombre, donde se hace evidente el aprecio por lo que sienten, piensan e imaginan los niños, a quienes motiva a escribir, los escucha, se interesa por sus historias y le da valor a lo que cuentan como si fueran sortilegios, abalorios y amuletos, que después de leerlos reconocemos que verdaderamente lo son. De este modo los está haciendo dueños y soberanos del lenguaje, les está cultivando una relación feliz con el idioma, les está dando voz propia, y reforzando de manera permanente su autoestima. Así los hace poseedores de su expresión, actitud ardua de alcanzar y difícil de cumplir, pero trascendental de proponerse obtener, porque es la única manera de hacerlos hombres capaces de asumir su destino con total plenitud. En lo cual hay una resistencia del maestro a intentarlo, porque le resulta intrincado deponer el autoritarismo y cederle la palabra a los niños, dejando que ellos nos confíen su alma, sus miedos como sus sueños, sus angustias como sus esperanzas. Queremos más bien que ellos escuchen nuestras lecciones, peroratas y conveniencias; que aprendan lo que queremos enseñarles; contenidos que no les conmueven, incumben, ni les sirven. 2. ¡Y, de vivir! Lo lamentable es que esto acabamos de reseñar ocurre más en el área fundamental del lenguaje, en la cual más debiéramos cederles la palabra a los niños, porque la tienen magnífica, luminosa y acrisolada. En cambio preferimos imponerle lecciones que no los afirman ni enaltecen sino que al contrario los agobian, humillan y quebrantan. El profesor Esteban Meza Correa en cambio cultiva la moral de que los niños escriban sus textos y eso es valioso. Porque, qué importante en la educación es saber cómo ellos son, qué es aquello que los sostiene y qué es aquello que los hiere, turba y amilana. Como es importante saber aquello que los oprime y esclaviza. Y lo otro, que los hace personas libres, seguras y confiadas. Por eso, resalto y reivindico este trabajo con todo mi fervor y entusiasmo de que soy dueño. Porque en lo que los niños escriben encuentro configurado nuestro rostro y nuestro latido, nuestro ser y lo que anhelamos, en suma nuestra identidad. ¡Y aquí, en lo que ellos cuentan recién somos nosotros mismos! ¡Aquí recién existimos y triunfamos! Siento que todo lo que los niños cuentan es verdad, en el sentido que nos pertenece esta manera de sentir y pensar, esta manera de ver y considerar las cosas, de tener un juicio acerca de ellas, ¡y. de vivir! Y es con eso y a partir de eso que podremos educar y construir un destino mejor para nosotros mismos y para los demás. 3. La verdad, el bien y la belleza Y esto es así porque los niños son los mejores intérpretes de la realidad, debido a que no tienen prejuicios, convenciones ni intereses subalternos, que los tuerzan o los deformen. Y a quienes, lamentablemente, atiborramos de falsos problemas, de temas obtusos y de contenidos insulsos. He allí el significado y trascendencia de este trabajo que se concreta en la serie de libros que el profesor Esteban viene publicando con el título de Yachay Runa, la Sabiduría del Hombre. Y, en general, todos tenemos que partir apropiándonos nuevamente de la palabra, haciéndola nuestra, rescatando otra vez para nosotros una actitud de hacedores del lenguaje que nos devele el mundo y nos exprese mejor tal y como queremos ser. Y ello lo lograremos cuando nos involucremos en proyectos como la que aquí, en esta obra, se establecen, relaciones plenas de encanto, felicidad y apropiación del lenguaje en función de la verdad, el bien y la belleza. Y creando ya sea en el plano de la oralidad como en el de la escritura. 4. Cultivar las palabras Porque el lenguaje también es un bosque tupido, por el cual es menester guiar a las personas, enseñándoles el espíritu de cada árbol, y si es posible de cada brote y de cada flor. Y de cada fruto y de cada nido colgado de las ramas, como es cada vocablo y cada frase que pulsamos cuando hablamos y escribimos con autenticidad, ojalá que no dejando de escuchar la música y melodía inherentes e implícitas de cada palabra. Pero el lenguaje es también semilla que se cultiva y que se expande, que contiene nuestro propio pulso y flujo sanguíneo cuando crece y se hace fuerte y nos identificamos con ella. Y siempre será el lenguaje el árbol propicio y tutelar, desde cuya copa avizoramos todos los horizontes y bajo cuya sombra encontraremos siempre consuelo y protección. Es enseñándolo a plantarlo y cultivar las palabras como iremos reconociendo sus diversos dones y virtudes de que está hecho. Es relacionarse con el lenguaje y la escritura de manera lúdica, jugando con los vocablos y sus significados, encontrándoles aristas, reflejos y temblores en nuestras manos como si antes nunca hubieran tenido nada. 5. La gracia de la creación Es teniendo una relación horizontal, cordial y amigable con la palabra cómo la haremos propicia a nuestra realización personal y a la forja de nuestro destino sobre la faz de la tierra. Porque ocurre más bien que nos inhibimos y apocamos con ella, como si estuviéramos frente a seres que nos infunden miedo, debido a que la palabra escrita ejerce e impone autoridad. Entonces apagamos todos nuestros motores frente a ella, cuando la manera de exorcizarla es encendiendo todas las luces y lanzando todas las naves al espacio sideral sea cuando hablamos, sea cuando escribimos. De allí que la única manera de formar a una persona para el pleno dominio del lenguaje es a través de la creatividad literaria. Ella conduce o debe conducir a que los niños sientan el placer de una relación feliz con la palabra oral y escrita. Y esto porque la gracia de la creación es la índole del lenguaje, que es eminentemente fiesta y regocijo. Entonces, todas las actividades tienen que tener esa misma condición, donde nada debe dejar de ser creativo. 6. Relación liberada Así tendremos como resultado que las personas han de aprender que todo lo pueden hacer y solucionar con el uso del lenguaje, panorama óptimo y favorable para la convivencia de los individuos y de los pueblos. Debemos por eso buscar que el niño en todo momento establezca una relación feliz, dichosa y amigable con la palabra oral y escrita, libre de lastres y ataduras, de rémoras como de obstáculos y tapujos. Y este desbrozar es arduo, pues mucho ripio y desmonte hemos acumulado encima de lo que debería ser el jardín florido y dichoso de una relación con el lenguaje en su dimensión de belleza y encantamiento. Como también de sentido primigenio, actitud placentera, igual a como se ofrecen los frutos dulces y las colmenas henchidas de mieles, como las palabras ellas mismas se prodigan en ser. La creatividad literaria ha de tener entonces como propósito, en primer lugar, una relación liberada del niño con la lengua y la palabra, como se logra en los libros de la serie Yachay Runa que estamos presentando. 7. Forja de su destino Al decir liberada quiero decir sin trabas, frustraciones ni temores, porque mediante estas prácticas el niño va a entrar a la raíz de su lengua y al corazón de ella misma, a tener una relación de identidad y posesión con respecto al verbo. La literatura es trabajo con la palabra en su sentido esencial, y nada más importante que devolverle al niño el pleno don o ejercicio del lenguaje. Concluimos así que la única didáctica y metodología posible y moralmente aceptable para la enseñanza del lenguaje en la escuela como en cualquier otro espacio, es la creatividad, desterrando de su predominio a la lógica, el cálculo, a la memoria, al razonamiento y la intelección, porque en el lenguaje nada está sometido a esos moldes, cárceles ni barrotes sino más bien a la dicha de existir, a la felicidad de compartir y a la alegría de vivir. Y esto valorando lo que el niño intrínsecamente es, porque el artista o el científico se distinguen no tanto por lo que han tenido el talento de adquirir, sino por lo que han tenido la dicha de no perder, que es lo que hacemos cuando los orientamos por la escritura como creación de significado y forja de su destino.
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