Instituto del Libro y la Lectura del Perú, y Capulí, Vallejo y su Tierra |
12 de marzo |
Un día como hoy, 12 de
marzo, del año 1815, |
1. Con relumbres y fulgores
Decimos con frecuencia que la historia del Perú fue insigne y gloriosa en la época pre-inca cuando florecieron culturas de fábula, admirables y sorprendentes como las de Chavín de Huántar, Tiahuanaco, Mochica-Chimú, Nasca, Paracas, sin mencionar otras insignes como Vicus, Huari, Lambayeque, Chancay.
2. Fervores, arrebatos y pasiones
Sin embargo, en la mesa del comedor de mi casa materna, cuando yo era niño, mi padre que fue maestro recreaba ante nuestros ojos deslumbrados, fastos y memorias de la época republicana, hechos que para mí resultaban fabulosos, titánicos y plenos de extraordinaria y fascinante grandeza, de arrebatos y fervores supremos, en donde los personajes eran paladines sobrehumanos.
3. Ese soldado ígneo
Otro bólido fulgurante de aquella época de quimera era Felipe Santiago Salaverry, quien sublevado a los 29 años de edad en el puerto del Callao fue elegido Jefe Supremo de la Nación.
4. ¿De qué estaban hechos aquellos hombres?
Carlos Augusto escribió poemas como el que finaliza diciendo: |
cuando
veas que una ave solitaria |
O este otro convertido en canción popular, que se canta y baila en ritmo de valse criollo, cuando el alma se parte en mil pedazos, y que dice: |
Como un ir y venir de olas
del mar así quisiera ser en el amor buscar a una mujer para olvidar dejar a una mujer para el olvidar. Golondrinas, golondrinas de amor adónde la encontraré… |
¿Qué tenían, o de qué estaban hechos, aquellos hombres? Solo cabía una explicación que aceptaba mi sensibilidad y mi conciencia: pertenecían a un país de fábula, convulso, quimérico y sensual. Y tenían no solo entusiasmo y pasiones sino que estaban ungidos de un fulgor divino.
5. A su emoción de amante apasionado, unía la de intelectual esclarecido
Pero entre todas estas historias la que más ganaba mi simpatía, entusiasmo y adhesión y me conmovía hondamente, era el aura de vida y la gesta heroica de Mariano Melgar: primero niño genial, después púber impetuoso, pronto adolescente atormentado por los misterios del ser, arrebatado luego de amor por una niña de trece años.
6. Al nacer lunas y estrellas estaré pensando en ti
Fue en esa circunstancia que él escribiera: |
A
darte el adiós postrero
Llega
tu objeto divino
No
conseguirá el destino
Llamaré
instante de gloria
Mil
veces esta memoria
Al
salir el sol brillante, |
7. Halo mágico y legendario
Él encarna la imagen, el lance y la hazaña nata del héroe y del trovador.
8. Lo cautiva para siempre
Mariano Melgar nació en Arequipa, el 10 de agosto del año 1791, hijo de español: Juan de Dios Melgar, y de india: Andrea Valdivieso.
9. Donde los bienes son males y los placeres tumultos
Esa niña llamada María de los Santos Corrales, a quien él inmortalizó con el nombre de Silvia, es su gran ilusión, su exaltación para vivir y muy pronto su decisión también para morir: |
¡Ay,
amor! lleno de insultos,
¡Ay,
amor! ladrón casero
¡Ay,
amor! glorioso infierno
¡Ay,
amor!, pero ¿qué digo, |
10. Acaba, bravo mar
Para seguir estudios de derecho y leyes en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos viaja a Lima dejando a aquella chiquilla, que luego inmortalizó en sus versos con el nombre de Silvia y quien al despedirse ambos le hizo la promesa de no olvidarse ni abandonarlo nunca y ser leal por siempre.
|
De
aquí hasta donde raya el horizonte
Acaba,
bravo mar, tu fuerte guerra; |
11. Levantad esos rostros abatidos
En Lima se imbuye de los ideales independentistas.
|
Oíd, cese el llanto levantad esos rostros abatidos, indios que con espanto, esclavos oprimidos del cielo y de la tierra sin consuelo cautivos habéis sido en vuestro suelo… |
Y asume interiormente un compromiso pleno con la causa indígena y los ideales que exalta la revolución emancipadora.
12. El amor se convierte en queja y lamento
Pero al volver a Arequipa la pasión de su vida, Silvia, se muestra esquiva. Al parecer no le agradan las ideas que ahora él encarna o al parecer alguien le ha modulado otras canciones al oído. Y así, el destino trenza sus dedos para que el amor sublime que él siente por ella se convierta en desgarro, queja y lamento. Y, ¡en desengaño!: |
No
nació para verse sometida,
Porque
es flaca no puede ser soltera,
Si no es, pues, para amar o ser amada, sola
o casada, súbdita o primera, |
13. Bien puede el mundo entero conjurarse
Pero su amor es mucho. Quizá demasiado para escanciarse en el cuenco reducido de una mujer. Pero tampoco puede quedarse con el desengaño. Mucho menos puede o quiere ocultarlo ni apagarlo. Descarta también, porque es imposible, el disimularlo.
|
BIEN
PUEDE EL MUNDO ENTERO
Bien
puede el mundo entero conjurarse
Bien
puede el tiempo rápido cebarse
Bien
puede en fin la suerte vacilante,
Que
al mundo, al tiempo y a mi varia estrella, |
14. ¿Por qué a verte volví, Silvia querida?
¿Por qué este designio? ¿A qué viene este desengaño? ¿Por qué me tocó a mí la flecha, la fatalidad y el estigma?
|
¿POR
QUÉ A VERTE VOLVÍ, (Elegía I)
¿Por
qué a verte volví, Silvia querida?
Quiere
en mi mal mi suerte deleitarse;
¡Oh,
memoria infeliz! ¡Triste recuerdo!
Mi
amor ansioso, mi fatal cadena,
Pero
¡ay! de ti me arranca cruda suerte; |
15. Uno de los saltos más extraordinarios que se han dado en la poesía
Y he aquí que se produce uno de los saltos más extraordinarios que se han dado en la poesía y el arte en el Perú, porque no hay hecho que haya sido más decisivo para nuestras letras que esta decisión de Mariano Melgar, de desterrarse en vida, de cambiar de clase social, de irse a vivir al campo, de hacerse chacarero y encontrar allí la verdadera expresión de su canto.
16. La conquista hispánica al revés
Entonces se hizo hombre de gleba, de humus y de campo, sin reticencias ni tapujos, causando el escándalo en el medio culto y refinado de Arequipa, que lo vieron como un desquiciado mental y social.
17. Vuelve que ya no puedo vivir sin tus cariños
Dejó de escribir su dolor en versos clásicos, en los metros y cadencias hispánicas, occidentales y cristianas. Y encontró que su queja y su lamento cabían más y mejor en las formas y en los sones andinos, más dulces, temblorosos y plenos de candor.
|
VUELVE, QUE YA NO PUEDO
Vuelve,
que ya no puedo
Mira
que hay cazadores
Y
cuando te hagan presa
Vuelve
mi palomita, |
18. Ya está salvado él y salvados nosotros
Su canción no deja de ser queja, pero se hace cariñosa, dulce y protectora, como es el alma aborigen, como cuando dice: |
Ninguno
ha de quererte
Habrá
otros nidos de oro,
Vuelve
mi palomita, |
Ya es otro el candor. Ya es otro el tono, el fondo y el quebranto.
19. Tuyo es mi pecho entero, tuyo es este albedrío
Es el alma abierta pero vertiendo su delicadeza más pura: |
Bien
sabes que yo, siempre
si
otro puede tocarlas
Vuelve
palomita, |
Y he aquí el diminutivo, que es el aporte de las culturas indígenas al idioma castellano: |
No
pienses que haya entrado
Tuyo
es mi pecho entero,
Vuelve
palomita, |
El mundo rural entonces se ofrece como amparo, tierra imperecedera, paraíso y utopía; y que él recién lo conoce desde dentro y directamente:
Huyó al campo y se convirtió en agricultor al lado de los peones indios.
|
Yo
sólo así merezco
Vuelve,
que ya no puedo |
21. La dolida esencia y la dulzura plena del “harawi”
Porque el actual yaraví que él descubre y nos aporta, donde letra y música vuelven a asociarse y fundirse, es el “harawi” quechua, composición lírica anterior a la llegada de los españoles.
22. Hace indisoluble el amor a la mujer y a la patria amada
Pero he aquí el otro salto, quizá mayor al anterior que no fue el único.
|
Dejar amigos… ¿injusticia
tanta pensáis que cometiera? de imaginarla sólo ya me espanta… ¿Cómo olvidar pudiera a mi amorosa Silvia? No: es en vano… |
Y esto, porque hay un momento en la vida de Mariano Melgar en que sus amigos parecen reprocharle que él pensara en su amor individual a Silvia, cuando todo debía relegarse por la lucha a favor del pueblo entregado a la causa por la independencia.
23. Por mi patria amada y por mi Silvia quiero
Melgar defiende a Silvia y responde con brío: |
El amor a mi patria está
enlazado con la afición más viva a mi Silvia, en tal modo, que en mi estado por mutua alternativa… |
Él hace y enseña, lo explica en sus versos: que es inseparable su emoción social de su afecto por una mujer, que se enlazan en el amor romántico. Son esos dos amores, que para él no entran en contradicción, los que le dan la vida y lo llevan a la muerte, porque luego afirma: |
Por Silvia amo mi patria
con esmero, Y por mi patria amada a mi Silvia quiero.” |
Y asume marchar a la guerra, abrir su pecho generoso en el campo de batalla. Pasa de su posición de campesino a su opción de soldado combatiente.
24. Pudo huir si lo hubiera querido
Mariano Melgar se alista entonces en la rebelión de Mateo Pumacahua contra el régimen colonial español, en aquellos momentos de un poderío demoledor.
25. Fue fusilado entre el trinar de las aves y el abrirse de las espigas
Y se quedó hasta el final. Y fue hecho prisionero.
|
Temo una muerte temprana de aflicción y de tormento, porque ya no tengo aliento y temo el morir mañana. |
Su puesto en esta gesta, la de auditor de guerra del ejército patriota, lo comprometía totalmente. La cercanía con el comandante general Mateo Pumacahua, estrecha y directa, le resultaba fatal.
26. Muerto yo tú llorarás
Se dice que Silvia cayó desmayada luego de haberse enterado del fusilamiento de Mariano Melgar. Y mucho tiempo después aún permanecía gravemente enferma. Ya lo había anunciado él: |
Muerto yo tú llorarás. |
En ello hay una plena resonancia de cadencia y de compás con el poema quechua recogido por el Inca Garcilaso de la Vega, que dice: |
Al cantito dormirás, medianoche yo vendré. |
27. Arequipa es Melgar y Melgar Arequipa
Nadie como Melgar para encarnar tanto una época, un alma, un modo de ser; un modo de sentir y de aspirar. Pero también un paisaje y, sobre todo, una ciudad como es Arequipa que vive bajo el influjo de su nombre y su memoria.
28. Yo también lo canto
Muy lejos incluso de aquella tierra, nunca veía a mi padre más emocionado que cuando cantaba “Melgar” en letra del poeta Percy Gibson y la melodía del músico Benigno Ballón Farfán.
|
Blanca
ciudad, de eterno cielo azul
Aquí
dejo mis sueños,
Silvia
adiós, ya perdida
Sonó
el clarín, voy hacia allá
Oh
Arequipa, ciudad de mis ensueños, |
Danilo
Sánchez Lihón
Instituto
del Libro y la Lectura del Perú
Ir a índice de América |
Ir a índice de Sánchez Lihón, Danilo |
Ir a página inicio |
Ir a mapa del sitio |